Alicia reencarno en uno de los tres ducados en el imperio de Imix, a pesar de ser de una buena familia jamás salió de la mansión del ducado por culpa de su padre.
En su momento más crítico Alicia decide aprender a pelear y poder ser fuerte para sobrevivir.
¿Por qué reencarne?.
¿Al final tendré una vida tranquila?.
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Mejor pérdida
No tenía rumbo a dónde ir, bueno lo primero que tenía que hacer era salir a cambiar las piedras por dinero.
‘¿Qué hago?’.
Estaba oscureciendo y de lejos de las casas del lugar habían cobijas tendidas en el tendedero.
"Nunca he robado dos veces".
Tome el sapare que estaba colgado y hui rápidamente, no podía dejar que me atraparan alguno de los aldeanos.
'¿Por qué rayos me tocó esto?'.
Si habia un dios que hizo la locura de mandarme a este mundo lo único que decir es mandarlo por dónde vino.
“Espero sobrevivir”.
Me acurruque dentro de un hoyo que encontré entre los árboles.
En algún momento se empezaron a escuchar diferentes ruidos de los árboles y también los animales nocturnos empezaron a disfrutar de su horario, eso hizo que dormir no fuera posible en momentos y con la espada a un lado tenía que estar a la defensiva por las dudas.
Esperé a que diera el amanecer y empecé a caminar a lo que creía que sería lo opuesto al ducado, tal vez sea la única oportunidad de poder huir de ahí.
Por suerte los pueblos estaban conectados y logré cambiar unas piedritas por comida y agua con un morral e inicie mi excursión hasta llegar a no se donde era.
Había entendido como funcionaba este mundo, aunque tenía información por parte de los libros, siempre será diferente en la vida real.
Ya habían pasado varios días desde que me perdi.
Después llegué a un lugar parecido a la capital.
La capital que había visto era grande y parecía que brillaba, en cambio este lugar no era así aunque seguía siendo hermosa no era brillante como la capital que había visto cuando fui al palacio imperial.
A lo lejos se veían las montañas grandes y profundas.
Me senté en una banca cercana a una fuente a descansar, había caminado y durmiendo donde pudiera por varios días y estaba exhausta.
Al descansar un rato después empecé a seguir mi camino.
“¿Donde estoy?”.
Me acerque a donde había comida, en el camino había logrado cambiar las piedras de diamantes así que tenía monedas de baja resolución, me acerque a un puesto ambulante.
“Nuestro reino Amarilis solo reina la paz”.
‘¿Reino?, ¿Amarilis?’.
“Me da uno por favor”.
“Si, tenga niño”.
“Gracias”.
“Señora, una pregunta un señor me dijo que el imperio Imix esta hacia el norte, ¿es cierto?”.
“Niño, el imperio Imix está al Este”.
“Ha, gracias”.
“Si, si”.
He caminado al sur y al parecer llegué a una ciudad fronteriza, me encontraba en el reino Amarilis, me asuste por el momento el reino de Amarilis se veía con paz pero por debajo estaba podrido, uno de reclutas venia del reino y me dijo que era mejor no estar ahí, no se que tan confiable era su información pero simplemente empecé a caminar de regreso, tenia que caminar hacia el Este.
Cuando llegue de dónde había venido los vi.
'¿Caballeros del ducado?'.
En caballos pasaron caballeros por los caminos y terminé ocultandome rápidamente.
‘¿Realmente valdrá la pena regresar al ducado?’.
Los caballeros siguieron su camino sin mucha importancia.
¿Cómo planean encontrarme?.
A lo mejor esperan a que los vea con su uniforme y terminé corriendo hacia ellos, no planeaba hacer eso, hoy fue un secuestro, reclusión, es decir si estuviéramos en mi mundo ellos ya estarían en un juicio contra daños a menores.
Segui mi camino y pensé ¿no sería mejor ir totalmente al este?, si camino al este llegaré al mar.
Mientras pensaba empecé mi camino hacia el Este, me imagino que estaba cerca del punto de inicio.
En el ducado habían pasado los tres días que el emperador dio para encontrar a Alicia, no había rastro de Alicia como si el mundo se la hubiera tragado.
“¿Dónde estás?”.
El duque estaba frustrado, la niña solo desapareció y ya había llegado la carta del emperador.
“Duque”.
“¿Qué?”.
“La segunda sección de caballeros llego”.
“Si”.
El segundo capitán de los caballeros pronto apareció en la oficina del duque.
“Mi señor, encontramos el carruaje que secuestró la señorita Alicia, solo encontramos al cochero pero no hay rastros de nuestra señorita”.
“¿Dónde está el desgraciado?”.
“Lo llevamos al calabozo”.
El duque se levantó para ir a los calabozos pero la duquesa lo detuvo.
“¿La encontraron?”.
“No, vengo en un momento”.
El duque rodeó a la duquesa y fue a los calabozos a interrogar al bastardo.
“¿Dónde está mi hija?”.
“¿Por qué debería decirlo?”.
“Porque te romperé hueso por hueso hasta que hables”.
“Te diré algo que dijo la niña cuando supo que fue secuestrada”.
Todos los caballeros guardaron silencio ante las palabras del sujeto.
“Ella dijo: ¿el plan de secuestrarme fue idea del duque o de la duquesa?”.
“...¡!”.
Lo que decía era que tanto el duque como la duquesa podrían deshacerse de la niña de esa manera.
“También dijo, sabe, aún si me pasa algo a ellos no les importara mi vida, solo esperan a que desaparezca de este mundo en silencio para ser una familia feliz”.
Una vez más las palabras que había dicho la niña le volvieron a la mente como una grabadora, el duque no dijo nada por un momento y se quedó mareado por un momento y eso fue porque es algo que ella hubiera dicho.
Nadie dijo nada del tema pero todos sabían que la joven maestra estaban en malas condiciones cuando entró en el campo de entrenamiento.
“¿Dónde está?”.
El secuestrador solo sonrió como diciendo jamás lo diré.
“¿Quien te contrato?”.
“¡¿Quién fue?!”.
Pero el secuestrador no habló y solo puso una sonrisa burlona.
“¿Hola?”.
La voz desconocida hizo que los hombres que estaban ahí miraran a la persona que entraba.
“Duque Ix”.
“Hola duque Cib, ¿cómo van las cosas?, ¿encontraron a la princesa?”.
“...”
El duque frunció el ceño ante el duque Cib.
“Vaya al parecer aun no la encuentras, el emperador me mandó un mensaje privado para que ayudara discretamente al duque Cib”.
El cabello blanco y sus ojos violetas del duque Ix se mostraron completamente en el calabozo del duque Cib.
“Tengo un hechizo que hará hablar el secuestrador”.
“...”
“Lo intentare es más fácil que si usas las tortura”.
El duque Ix con una sonrisa burlona pasó a lado del duque Cib para comenzar con el hechizo de la verdad.
“Ahora dime dónde está la princesa”.
El secuestrador estaba en trance por el hechizo y empezó a hablar.
“No lo sé, en algún momento se aventó del vagón y cuando me di cuenta ya no logre encontrarla”.
“....”
Todos quedaron mudos, todo el camino hasta encontrar el carruaje no encontraron pistas de la joven maestra.
"¿Quien te pidió que hicieras esto?".
El duque Ix preguntó al secuestrador, el secuestrador empezó a decir un nombre.
"Camila Cib".
"¿Que?".
El duque frunció el ceño y eso fue porque el nombre era de la duquesa.
"Mientes".
"Me pagó con cincuenta monedas de oro para secuestrarla y matarla".
"..."
De nuevo el silencio se hizo presente el ambiente era tan frío que podría decir que estaba nevando.
La duquesa había mandado a matar a la joven maestra.
¿Por qué?.
¿Por qué la duquesa quiere matar a Alicia Cib?.
"Llamen a la duquesa".
"Si".
El mayordomo que había estado a lado de su maestro todo el tiempo fue inmediatamente por la duquesa.
La duquesa camino tranquilamente hacia donde estaba el duque fue hasta que vio al duque Ix a un lado y pregunto.
"¿Qué pasa cariño?".
"¿Es cierto que mandaste secuestrar a Alicia?".
"...¿Que?".
Los ojos de la duquesa se abrieron en par, no espera a que la habían atrapado lo único que podía hacer era mantener la calma todo lo posible.
"Camila, ¡Responde!".
"...No hice nada".