Isadora El Rostro Del Amor

Mary Asher abrió la puerta y se quedó sorprendida de ver a su nieta junto al hombre que reconoció de inmediato como el hombre de la revista Stavros Kyriakos.

— Abuela quiero presentarte Stavros Kyriakos mi esposo.

Mary parecía más sorprendida aún estrecho la mano del hombre.

— Es un gusto conocerlo señor Kyriakos, me ha sorprendido saber que tienes esposo dijo Mary.

— Es que estaba enojada y generalmente cuando esta así se le olvidan las cosas dijo Stavros bromeando.

Lo que hizo que Mary se riera, luego le presentó a su abuelo y al resto de los invitados se quedó sorprendida con la cantidad de personas que conocían a sus padres, la mayoría de las personas hablaban de la rectitud y entrega de su padre y del amor que se tenían.

— Es tan poco lo que recuerdo de ellos, dijo Isadora a una mujer que se acercó a ella.

— Es una injusticia lo que la corrupción policial hizo con tu familia dijo la mujer.

Isadora miró a Stavros, estaba conversando con su abuelo parecía haber encontrado un tema en común con él.

Ella decidió ir con su abuela para ver si necesitaba ayuda.

— ¿Es algo mayor tu esposo?, en la fotografía no lo parecía comento Mary…

— Sí Stavros tiene 37 años¿Te parece mal eso?, pregunto ella.

— No, pero me ha sorprendido respondió Mary.

— ¿Crees que mis padres lo hubieran aprobado?, pregunto Isadora.

— Sí, respondió Mary de inmediato sin dudarlo. Ellos nunca hubieran impedido tu felicidad. Aunque tu padre juraba que su nena nunca tendría un novio. Isadora sonrió mientras miraba por la ventana a su marido, como si lo hubiera sabido Stavros la miró y sonrió. ¿Supongo que ahora regresaras a Grecia?, pregunto Mary...

Isadora miró por la ventana. No había considerado lo pasaría a partir de ese día.

¿Qué diría Stavros? ¿Qué pasaría con ellos?.

— Sigo con las mismas ideas, aún no he hablado con Stavros.

— ¿Pero él trabaja y vive en Grecia?, pregunto su abuela.

— En realidad viaja constantemente de Londres a Grecia comento Isadora...

Pero eso no era Londres y no estaban ni remotamente cerca era del otro lado del Océano Atlántico.

— Estás muy callada <> dijo Stavros mientras el auto atravesaba la ciudad de New York.

— Pensaba. No hemos hablado de nuestros planes comento ella.

— Pensé que nuestros planes ya estaban trazados agapi mou respondió Stavros. El auto se detuvo en el estacionamiento.

Ella no respondió y Stavros se tensó no contaba con que Isadora tuviera otros planes.

Uno de los guardaespaldas abrió la puerta y ella bajo. Stavros bajo por el otro lado y se dirigieron en silencio al ascensor juntos a la custodia.

— No volveremos a salir comento Stavros cuando el ascensor se detuvo en el último piso. Pueden retirarse.

— Cómo ordené Señor los guardias se esfumaron en un segundo Isadora ingreso en la sala.

— ¿Te hice una pregunta agapi mou?, exclamó Stavros.

— No quiero regresar a Grecia, quiero quedarme aquí exclamó Isadora.

Stavros la miró contrariado mientras ella se daba vuelta y caminaba hacia la habitación. Había dejado caer la bomba, pero no se quedó a ver los destrozos que haría.

Él se quitó el sweater y se sirvió un trago, Isadora no le dejaba muchas opciones. Era aceptar o irse con las manos vacías. Y ahí estaba él acostumbrado a dar órdenes y que sé cumplieran sin la más mínima posibilidad de discusión se bebió todo de un trago mientras miraba la ciudad. Tomó el vaso y fue detrás de ella.

Isadora se estaba dando una ducha cuando salió se sorprendió de ver a su esposo sentado cómodamente.

— Tiene una manera muy especial de dar noticias dijo él poniéndose de pie acercándose a ella. ¿Nunca te quedas para ver los resultados?, pregunto.

— No quería discutir contigo, dijo ella mirándolo.

Él le quitó la toalla de la mano y comenzó a sacarle el cabello. Stavros, sé secarme el cabello le dijo ella poniendo su mano sobre la de él.

— Pero yo lo hago mejor agapi mou respondió él besándola.

— No discutiré eso jamas dijo ella besándolo, mientras lo rodeaba con sus brazos por el cuello y lo besaba apasionadamente cayendo sobre la cama.

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Ed O'Neil conducía su auto al bar donde solía reunirse con varios colegas a jugar billar, mirar fútbol americano y hablar sobre autos.

Llevaba una hora en el lugar, hablando sobre trabajo.

— Escuche el rumor de que volverían a abrir la investigación de la muerte de Asher y su esposa comento alguien mientras encendía un cigarrillo.

— ¿Dónde has escuchado eso?, pregunto O'Neil.

— Me lo pregunto una periodista de policiales, comento el oficial

—Tal vez tenga que ver con el hecho de que su hija regreso comento Jimmie.

— ¿Entonces era cierto que la niña regreso?, pregunto dándole una pitada a su cigarrillo. Pensé que era una broma.

— No puedo creer que otra vez vaya a comenzar el circo. No le veo sentido era muy pequeña la sacaron de la casa dudó seriamente que eso sirva de algo comento O'Neil.

— Me sorprende que no la matarán comento Jimmie.

— Tal vez la persona que mandaron a matarla no tuvo los cojones para hacerlo comento Ed. Por eso la escondió no es fácil cargar con la muerte de un niño.

— Pues yo no los habría tenido, en este trabajo recibir un disparo es moneda corriente, pero que una criatura reciba uno...

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— Agapi mou comida y vino dijo Stavros señalando la mesa. Ella se acercó y lo beso.

— Tú si sabes como tratar a una mujer, dijo ella mientras él le corría la silla y ella se sentaba.

— Ahora explícame ¿por qué quieres quedarte aquí?, pregunto Stavros.

— Porque lo necesito, te amo y lo último que quiero es pelear contigo. Pero necesito hacer esto dijo ella.

— ¿Qué pasará con tus estudios?, ¿Qué pasará con nosotros?, pregunto él.

— Tú vives viajando, no habría diferencia si estoy aquí o en Grecia respondió ella.

— No estoy de acuerdo con eso, trabajo en Grecia y cuando lo necesito voy a Londres. Es muy diferente a venir aquí respondió él. Ella lo miró con sus grandes ojos, si algo le habían enseñado los negocios era que cuando un trato se estancaba lo mejor era un receso. Escucha no hay que decidir nada ahora, tenemos toda nuestra luna de miel para resolverlo respondió él.

Ella le sonrió y tomó su mano

Era media noche en New York, Vitto Saracino se encontraba sentado en la oficina de su casa, su teléfono sonó él contestó la llamada anunciándole que su preciado cargamento había llegado.

— Muy bien ya saben lo que tienen que hacer ordenó Vitto.

— Sigo pensando que es un error mover semejante cargamento por las calles, lo arriesgas todo Vitto.

— Tengo a toda la policía en la nómina créeme es un simple paseo, respondió Vitto.

— No sé esto se podría descarrilar en cualquier momento. Me contaron algo interesante y sorprendente.

— ¿Interesante y sorprendente?, preguntó Vitto.

— La hija de Benjamín Asher está pidiendo que reabran la causa.

— La hija de Asher, respondió...