El Beso De La Bestia

Titania entró a su recámara, caliente y sin saber que es lo que había pasado en la cascada . Su cuerpo simplemente reaccionó al las caricias de ese sexy alfa . Aún podía sentir las sensaciones que provocaron sus caricias encsu centro, y sus labios estaban hinchados por el ardiente y salvaje beso donde se libero una pasión ardiente y salvaje.

—¿Qué demonios has hecho? —musitó Titania para sí misma nerviosa de haber caído pero no arrepentida.

Dejarse tocar de esa manera por un completo desconocido no estaba bien. Estaba mal. Lo que era peor es que deseaba con todas sus fuerzas repetirlo, que ese hombre la volviera a tocar.

Tocaron la puerta de golpe haciendo que Titania diera un salto en su lugar, tomo aire para mantener su rostro estoico, sin emoción alguna nadie debía darse cuenta de lo que sentía en esos momentos.

—¿Dónde has estado? —preguntó Áine con una leve sonrisa, examinándola de pies a cabeza, al momento que Titania abrió la puerta.

—Fui a recolectar hierbas en el bosque —mintió Titania, aunque si había ido al bosque pero no a recolectar hierbas.

—Bien —dijo Áine— Hablé con Xander. ¿Estás segura de que no te lastimó? —Áine ya conocía la verdad, había obligado a Xander a que le dijera, pero quería que su hermana también confesara.

—Da igual —respondió ella con su habitual frialdad—. ¿Ya lo tranquilizaste? ¿Podrías pedirle que no se comunique nuevamente conmigo? —solicitó con tranquilidad, no quería tener contacto con él.

—Ya lo hice —respondió Áine. —Bien, ¿Comiste? —preguntó Áine. Titania no le había ofrecido a que pasara y no lo haría.

—Sí —respondió ella sin tomar importancia.

—Me acaban de informar que el lobo que nos salvó anoche en el bosque está a cargo de nuestra seguridad durante nuestra estancia aquí —dijo Áine con una suave sonrisa en sus labios.

La mención de Arthur hizo que la mente de Titania la traicionara recordando lo que había sucedido en la cascada, trataba de mantenerse calmada, no podía permitir que se enterara de lo que sucedió en la cascada con ese sexy lobo.

—¿Qué con eso? —preguntó Titania, controlando todas sus emociones que amenzaban con desbordsrse.

—Como sabes, el motivo de nuestra visita aquí es para negociar una alianza. Para eso... necesitaré de ti —comentó Áine sin desaparecer su sonrisa.

Titania entrecerró la mirada, ante las palabras de su hermana, era claro que algo estaba planeando.

—¿Cómo? —preguntó con cierta confusión.

—Necesito información, quiero saber cómo es el País del Sur. Así que quiero que te encargues de recabar todo, visitando la ciudad, saliendo fuera del palacio —explicó Áine. —Yo no podré hacerlo, dado a mi cuerpo débil y porque es mejor no exponerme ante la multitud. Podrían infiltrarse las Bestias y causar una masacre que no deseo —terminó Áine, su preocupación era sincera, pero también quería que su hermana saliera de aquel palacio no estuviera encerrada como en palacio de las hadas.

—Bien, lo haré —dijo Titania sin titubear en sus palabras.

Aunque pudo haberse negado la idea de salir del palacio le agradaba, así no estaría encerrada como lo era normalmente en el palacio de las hadas, además conocer como vivían los lobos sonaba interesante.

—Perfecto, lo hablaré con el Beta del Rey —dijo Áine, y la miró de pies a cabeza. Arqueo sus cejas con una curiosidad ante lo que veía en ella. —¿Qué clase de hierbas buscabas? ¿Acuáticas? —preguntó, notando el cabello de Titania totalmente húmedo, su rostro sin una sola pizca de maquillaje, y su vestido mojado de la parte inferior.

—Algo así —respondió Titania, tratando de ocultar sus nervios para no ser descubierta por su hermana, lo de la cascada era un nuevo secreto de ella.

Áine asintió y, sin decir más, se dio la vuelta. No es como si quisiera cuestionarla, quería que ella se divirtiera y saliera de la rutina diaria y sabía que en el país del Sur , su hermana podría ser libre por un breve tiempo, y quería que su su libertad tuviera sus secretos sin importar de que se trataban.

Titania cerró la puerta de su recámara y soltó un largo, tembloroso suspiro. Fue difícil controlar sus emociones frente a Áine.

Caminó hacia el balcón y abrió las puertas y dio un paso para tomar aire, su corazón dio un vuelco al encontrarse con él. Allí estaba, con esos preciosos ojos oscuros que más que mirarla la devoraban por completo,a pesar de la distancia.

Arthur la miraba sin moverse de su lugar , recostado en la sombra de un árbol . Recordando el momento fogoso en la cascada, que por desgracia no pudo terminar debido a la interrupción de los guardias, pero aún así ella mostró lo suficiente para seguir deseando más.

Una sonrisa se dibujó en los labios de Arthur, llena de deseo y hambre hacia la Princesa Hada.

Titania, sentía su cuerpo temblar, no podía verlo más a los ojos aunque le encantaba la manera en la que era observada por ese sexy alfa, cerró la puerta del balcón y se dirigió al baño. Necesitaba una ducha fría, , para calmar todo su cuerpo y esos pensamientos llenos de deseo y lujuria que estaban atormentado su mente.

Arthur se rio, ante la acción de la Princesa. No se molesto al contrario ahora que habis descubierto qué ella era virgen, su deseo por ser el primero crecía cada vez más, pero incluso había más que solo ser el primero, él no solo quería follársela, quería que ella se rindiera a su dominio.

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El Beta Oswaldo recibió la visita inesperada de la Reina Hada. Se sorprendió al verla de pie y sin ninguna herida visible, parecía que se había recuperado totalmente.

—Gracias por su hospitalidad —dijo Áine, sentándose con elegancia en la silla frente al escritorio del Beta.

—Es un honor. Me alegra ver que se encuentra mucho mejor que anoche —comentó Oswaldo con una leve sonrisa

—Como lo dije, mi hermana es la única que puede curar mis heridas —se limitó a decir.

Oswaldo asintió. No debía preguntar más de lo debido, no quería que ella se sintiera incómodo o peor aún interrogada.

—Mi Rey ha decidido posponer la reunión hasta que usted esté completamente mejorada, pero si desea cambiar de opinión, no creo que haya problema alguno —dijo.

—No, me parece bien. Además, quería pedirle un favor —habló Áine con calma.

Oswaldo asintió, esperando que aquel favor no estuviera fuera de su alcance.

—Me gustaría que la princesa Titania conozca el País del Sur, bueno, en este caso y dado el tiempo que tenemos para estar aquí, tal vez solo la capital —comentó Áine, esperando que el Beta no se negara.

Oswaldo pensó en la petición. No estaba fuera de su alcance, pero que ella decidiera algo así lo hacía dudar, lo primordial era los habitantes de la capital.

—Sé que desconfía, pero creo que si mi hermana conoce cómo conviven los lobos, eso ayudará a mi toma de decisión —explicó Áine, con su voz suave y con confianza —. Mi cuerpo es frágil aún, por lo que me es imposible hacerlo personalmente. Así que confío plenamente en mi hermana. — Agrego. —Y si lo desean, pueden mantenerla vigilada, solo que no la abrumen. Ella ya carga con un terrible deber que merece un poco de libertad —agregó con una tristeza en sus palabras, pues sabía que el terrible deber de Titania era ella.

—Bien, lo comunicaré a mi Rey de inmediato, aunque no creo que se niegue a su petición —comentó Oswaldo con una leve sonrisa.

Qué alguien acompañara a la princesa en su recorrido era buena idea, después de todo también ellos deseaban la alianza con las hadas.

—Gracias —sonrió Áine, al ver que su plan podía continuar —. Sobre el lobo que nos salvó anoche, ¿Podría conocerlo? Es para agradecerle por su valentía —dijo con tranquilidad.

Oswaldo asintió. De inmediato entro en un enlace para que llevaran a Arthur a la oficina y así la reina hada pudiera conocerlo.

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Arthur seguía en su lugar, observando el balcón de la recamara de la Princesa, recordando ardientemente lo sucedido en la cascada. Sabía que si no hubiese sentido la presencia cercana de los guardias del rey, no se habría detenido. Habría terminado lo que inició con la princesa hada, sin importarle las consecuencias.

—Alfa Arthur Sterling —dijo uno de los guardias del palacio—El Beta Oswaldo solicita su presencia.

Arthur asintió ante esas palabras y antes de marcharse, dirigió su mirada una vez más al balcón cerrado, suspiro e inicio su camino a la oficina del Beta.

Una sonrisa oscura y deseosa se mostró en sus labios carnosos. Tal vez , podría verla más tarde, cuando todos en el palacio estuvieran durmiendo, podría visitarla y tener un pequeño encuentro con ella nuevamente y esta vez, por que no, terminar lo que habían comenzando en la cascada.

Arthur no era consciente, pero el deseo por la princesa hada no era pasajero, al contrario sería el inicio de un deseo y tal vez obsesión por poseer a la princesa, por tenerla bajo su dominio en todos los sentidos.