Un Rey de Hielo, el más temido , frío y sin corazón busca a una Reina perfecta.
Una joven Audaz, fuerte, libre, envuelta en su mundo desea escapar..
¿ Qué pasará si sus caminos se unen ?
⚠️🔞❗️ Escenas explícitas, vocabulario, maltrato emocional
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Veremos quién se acostumbra a quién
Serena entró en su habitación y cerró la puerta tras ella, respirando hondo. Cada segundo parecía pesar como una tonelada mientras se miraba en el espejo. Ajustó la capa sobre sus hombros y se peinó con cuidado, aunque su corazón seguía latiendo con fuerza, pensando en un plan de escape, pero todo terminaba en muerte.
《 Mierda..mierda 》
—Respira, Serena ese maldito no me llevara .… —susurró, tratando de calmar su mente—. Solo una charla, le digo no y me largo.
Cuando Serena apareció, los ojos de Orion la recorrieron de pies a cabeza. Serena, apretó los dientes al ver cómo la miraba.
—Majestad —dijo, inclinándose con respeto
– Los dejaré — Adrien salió de la oficina con una capa de preocupación
Orión asintió ligeramente.
—Serena Frely… No he escuchado mucho sobre ti. Tuve que investigarte para saberlo, tu inteligencia y habilidad no han pasado desapercibidas, tu padre fue un gran mentor por lo que veo
Serena levantó la ceja, sin saber si debía sentirse halagada o intimidada.
— Si, lo fue.
Un silencio se plantó, Orión frunció el ceño al ver que no reaccionaba con las demás. 《 Ni siquiera quiere estar aca》
—He decidido que serás mi futura reina.
El mundo de Serena pareció detenerse. Todo lo que había planeado, cada pensamiento sobre escapar, se desvaneció ante la claridad de esa declaración. Su mente buscaba una respuesta, un recurso, cualquier excusa.
Orión continuó, con una calma que helaba la sangre.
—Sé que esto es inesperado, Pero realizaremos la boda en una semana, y.
— Agradezco su interes Majestad, pero no deceo casarme.
Un silencio incómodo llenó la sala. Orión, lejos de enfadarse, inclinó la cabeza ligeramente, como si no aceptara la incomodidad de su reacción.
—No necesito una respuesta inmediata. —Su tono se suavizó—. Pero no habrá otra oportunidad... Muchas candidatas
Quiso darle celos, pero no espero que Serena le contestara.
– Eso es bueno, puede elegir a alguien más, seguro a la señorita Nadyra le encantará su propuesta.
Orión dio un golpe seco en la mesa, Serena apretó los dientes, Adrien y sus primas dieron un salto del susto, pero el foque negó esperando lo peor.
– ¿Acaso.. Te crees con el permiso de negarte? -
El aire se hizo hielo, como su mirada y su voz, Serena frunció el ceño no era nada bueno, 《 Porque carajos se ha empecinado conmigo 》
—. No toleraré desobediencia. Serás mi futura reina, y eso no es negociable.
Serena no aguantó más, chisto los dientes — ¿Para qué pregunta si no se aguanta que lo rechacen? Acaso es un idiota
Orion se levantó de golpe, ella lo retaba con la mirada,
– ¿ Cómo osas hablarme así?
—Si prefiera una mula busque en los establos Rey, yo no pienso callar, menos a alguien que me obliga a algo que no quiero.
Orion dio un paso hacia ella y desenvainó la espada, la hoja brillando bajo la luz. Con un movimiento medido, la colocó en su cuello.
—No me subestimes —advirtió él, amenazante.
Serena levantó la barbilla, mirando directamente la hoja que rozaba su piel, sin un solo signo de miedo.
—¿Subestimarlo? —repitió, burlona—. No, Majestad. Simplemente no me interesa. Si quieres matarme, adelante. Solo asegúrese de dar una buena pelea sin sus perros guardianes.
Orión parpadeó, sorprendido. Nadie hablaba así frente a él. Nadie. Su sorpresa se transformó en tensión, pero Serena no se inmutó; más bien, sus dedos se tensaron sobre la daga oculta, apuntando al corazón del Rey
Orión esbozó una sonrisa amarga, un gesto que nunca antes había permitido.
—Eres atrevida, Frely. —Su voz baja y cargada de peligro—. Muy atrevida.
— Llamel como quiera pero prefiero el término realista —respondió Serena, sin parpadear—. Y debo admitir que tu intento de asustarme fue… adorable. Casi me dan ganas de aplaudir.
Orión avanzó, midiendo cada palabra, intentando no perder el control.
—Este juego puede ser muy peligroso para ti.
—Oh, lo sé —dijo Serena, su voz gélida y cortante—. Pero no tengo miedo. Además, sería aburrido si fuera fácil, ¿no cree? —Se inclinó ligeramente, su sonrisa más cruel— Además aún sigo esperando que me mate.. Porque yo ya estoy lista y lo llevare conmigo.
Orión parpadeó, un instante de silencio absoluto. La audacia, la frialdad, y la crueldad contenida en esa mujer… lo desconcertaba más de lo que estaba dispuesto a admitir, notó una puntada leve en su pecho, su daga y su agarre fuerte en ese movimiento. 《 Esta mujer… Pido matarme sin que lo notara 》
Orión rió macabro — Ahora mas que nada quiero que seas mi reina —dijo finalmente, dejando que la espada cayera lentamente, aunque sus ojos nunca se apartaron—. Un trato de conveniencia. Me sirve tu astucia, tu inteligencia, eso es lo que busco.
—¿Y yo que gano?
– Lo que deses… Poder, joyas
– No me interesa nada de eso.– Bajo su daga rodando los ojos queriendo irse
—Dime que quieres te lo cumpliré. Y … Te aseguraré la vida de tu familia
Serena lo miró de reojo – ¿Es una amenaza, ?
– Advertencia, puede que te deje ir, pero la corona no te dejará en paz, ahora etas en la mira, consejeros te vieron y saben que eres hija de Frely, sabes lo que conlleva el peso que tenía tu padre.
– Carajo ….
Orión levantó la ceja al ver su palabrota, y como tiro de golpe la daga en la pared.
– ¿Si lo que quiero es irme lejos? - lo miro con los brazos cruzados
– Depende, si es un viaje de meses dudo.
– Me lleva… - Suspiro con rabia – Genial, me hubiera escapado como lo planee
– ¿Pensabas escapar?.. Sabes que si no iras iba a hacer peor
Él la miro recostado por la mesa, Serena miraba la ventana furiosa, 《 Si acepto podre ir, pero solo unos días, pero si me niego y escapó es una muerte fija de mis primas y mi tío》
– Bien, Acepto tu trato. Y espero que usted también lo cumpla, porque ya verá que la próxima morirá antes de que su espada llegue a mi cuello Majestad.
Serena estaba frente al, con la mirada fija, furiosa. Orión la miro de arriba, ella la llegaba hasta el pecho, sonrió levemente esa actitud le provocaba más que irritación.
– Tiene mi palabra.
❄️
Las puertas del salón se abrieron con un crujido . Serena salió primero, con paso seguro aunque por dentro sentía un ligero cansancio por el duelo verbal. Orion venía detrás de ella, sereno, como si la escena de la espada y la daga nunca hubiera ocurrido.
En el corredor los esperaban Adrien y las sus primas. Liora y Adena apenas pudieron contener un chillido de emoción.
—¡Entonces… aceptaste! —dijo Liora, dando un pequeño saltito y abrazándola del brazo.
Serena sonrió… pero aquella sonrisa fue tan fina y rígida que parecía tallada en hielo.
—Asi es.. —Su voz fue tan suave como cortante.
Adena aplaudió suavemente, con los ojos brillando.
—¡Sabía que el destino te quería como reina!
—Si, que destino.. —repitió Serena con sarcasmo, que pasó desapercibido para sus primas pero no para Orion, que la miró de reojo, con los labios apenas curvados.
El Duque Adrien frunció el ceño, cruzando los brazos, sin perder su aire de incredulidad.
—Majestad… debo decir que esto es… precipitado. Quizás podríamos…
Orión lo interrumpió antes de que terminara, su voz firme, como un golpe seco que llenó el corredor:
—No hay nada que discutir, Duque. Los preparativos comenzarán de inmediato.
Adrien alzó una ceja, sorprendido.
—¿De inmediato?
—De inmediato —repitió Orion sin alterar el tono—. Quiero que el ducado Frely se traslade cerca del castillo. Su sobrina necesitará estar a mi lado durante el periodo de preparación.
Las primas intercambiaron miradas emocionadas; Liora incluso soltó una risita contenida.
—¡Vamos a vivir cerca de la corte! Esto es… ¡un sueño!
Serena las miró de reojo, su sonrisa fina y helada.
—Una pesadilla.. —murmuró, bajito, pero Orion lo escucho.
Él giró levemente el rostro hacia ella, intrigado y listo para molestarla.
– ¿ Dijo algo, Serena ?
—No, Majestad —respondió ella con una tranquilidad que rozaba lo insolente—. Solo pensaba en lo rápido que pueden cambiar los planes de alguien… a veces, en cuestión de segundos.
Adrien tosió para cubrir la incomodidad y trató de interceder.
—Majestad, mudarnos no es algo sencillo. Él ducado tiene responsabilidades..
—He dado una orden, Duque. Si el ducado aprecia su lealtad y el futuro de Serena, se adaptará, además todo eso se trasladara no se preocupe
Adrien entrecerró los ojos, conteniendo sus palabras. Serena, en cambio, ladeó la cabeza 《 Presumido》
—No se preocupe, tío. —Sus ojos se fijaron en los de Orion—. Al parecer, su Majestad se encargará de todo. Hasta de decidir dónde viviremos, cuándo respiraremos… quizá pronto también nos diga a qué hora dormir.
Adena reprimió una carcajada, llevándose la mano a la boca; Liora soltó una risita nerviosa. Orion la miró fijamente, la comisura de sus labios alzándose apenas.
—Puedo hacerlo, si lo considera necesario —contestó él con esa calma peligrosa—. Pero prefiero que sea voluntario.
Serena arqueó una ceja.
—Qué alivio —dijo con ironía—. Por un momento pensé que también decidirías el clima.
El Duque Adrien carraspeó, buscando imponer algo de orden.
—Serena… recuerda a quién le hablas.
Ella lo miró rodando los ojos.
—Créame, tío, jamás dejara que lo olvide.
Orión mantuvo la vista fija en ella, como quien mide a un adversario en un tablero de guerra.
—Entonces, Frely… —dijo, con un toque de respeto—. Empieza a acostumbrarte. Desde hoy, tu lugar está en la corte.
Serena inclinó apenas la cabeza.
—Oh, no se preocupe, Majestad. Me adapto rápido… aunque no prometo que le guste cómo.
Adrien soltó un leve suspiro, llevándose una mano al puente de la nariz, sin poder asimilar que su sobrina que había criado le contestara así al Rey… y saliera viva de ello.
Las primas, ajenas a la tensión subterránea, saltaron de alegría, rodeando a Serena y abrazándola.
—¡Esto es maravilloso! —exclamó Liora.
—¡Serás la reina más fuerte que el reino haya tenido! —añadió Adena, soñadora.
Serena sonrió a sus primas,, pero esa sonrisa era como el filo de un cuchillo escondido bajo terciopelo
—Sí—repitió, con una calma helada—. Lo necesitaré.
Orión dio media vuelta y empezó a caminar hacia la salida, lanzando una última orden sobre el hombro
—Mañana enviaré a mis hombres para iniciar la mudanza. No perderemos tiempo.
Adrien asintió queriendo decir algo, pero Serena se adelantó, su voz suave, pero con ese filo burlón.
— Qué considerado, ¿verdad?
Orión se detuvo apenas un instante, volteando la cabeza lo suficiente para mirarla de reojo.
—Te acostumbrarás, Frely.
—Veremos quién se acostumbra a quién —murmuró Serena, pero él captó la frase, y una chispa de diversión cruzó fugazmente sus ojos.
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