Salem escapó de la oscuridad para refugiarse con una bruja Pero la oscuridad la mato . Durante años esperó en silencio a la niña de ojos ámbar que la bruja le había mencionado.
Y un día, Clarisse llegó.
El destino, sin embargo, pronto la apartó: fue enviada a la Academia de Brujas, un lugar antiguo donde las jóvenes aprendían a dominar sus dones. Cinco años después, vuelve convertida en una hechicera que apenas comienza a descubrir la magnitud de su poder.
No estará sola. Un cuervo sarcástico, tan fiel como insoportable; un tigre y un puma que ella misma rescató y que ahora la reconocen como su reina ; y Salem, el misterioso gato que nunca la abandonó, serán sus guardianes en la batalla contra las sombrasen la oscuridad.
Entre secretos familiares, pactos rotos y un linaje perdido. Clarisse deberá descubrir hasta dónde llega su poder… y qué precio está dispuesta a pagar por él.
¿Estás listo para entrar en un mundo donde nada es lo que parece, y hasta la magia tiene un precio?
NovelToon tiene autorización de Romina Lourdes Escobar Villamar para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
CORVYN
—¿Tú? —siseó, sorprendida—. ¿Qué haces aquí, engendro?
—Te gusta molestar a la pequeña, ¿eh? —le dije, con voz baja y firme—.
Eso es inmaduro, incluso para una serpiente.
Ella es la hija de tu bruja.
Tu deber no es atacarla… es cuidarla.
—¿¡Cómo es que me entiendes!?
No eres su familiar. No deberías…Además, yo tenía mis motivos para morderla.
—No sé, que intenciones ahigas tenido, no tenías porque . Pero si vuelves a acercarte con esa intención…
Vas a probar tus propios colmillos.
—¡Aléjate, Michi! ¡Te puede hacer daño! —gritó Clarisse desde atrás, confusa al verme tan cerca.
Vi el movimiento con claridad:
La niña me alzó en brazos como si yo fuera de trapo, temblando, con los ojos abiertos como platos.
En una mano me tenía a mí, en la otra sostenía un libro, apuntando a la serpiente como si eso pudiera protegernos.
—¡Aléjate de él! ¡No lo lastimes!
Pero Vexa no atacó.
—No lo voy a morder, ni loca .dijo bajó la cabeza y empezó a comer lo que Clarisse le había traído.
Como si nada.
—¡Wao! ¡Viste eso, Salem! —dijo ella, sorprendida—. ¡Está comiendo!
¡Hoy no me mordió!Además la puedo escuchar.
¡Qué alivio!
—¡De verdad pensé que…! Ay, qué emoción.Aparte puedo escucharla no es increíble.Salem
Empezó a dar pequeños brincos de alegría, abrazándome como si yo fuera un peluche de feria.
—¡Ooooo… qué hermoso eres!
Tus… tus ojos… ¡son de colores!
Uno azul, otro verde… ¡Y en la parte negra tienes como...murmuró mientras me acercaba más a su cara … como estrellitas! Grito, mientras me daba vueltas en el aire.
(Imagen de referencia modificada )
Se me quedó mirando, asombrada.
Como si no pudiera creer lo que veía.
Y entonces dijo algo que me dejó sin maullido:
—Nunca vi un gato así.
Y encima eres… negro.Acaso nunca se había percatado de mi apariencia.
Me miró con ternura. Sin miedo. Sin prejuicio.
Me vio. De verdad.
Mientras tanto, la serpiente, ya satisfecha, se arrastraba de regreso a su rincón.
Antes de irse, le hablé de nuevo:
—No te atrevas a morderla otra vez.
Vexa giró apenas la cabeza y siseó con amargura y un poco de felicidad .
—No lo haré ,y discúlpame pequeña solo quería comprobar una teoría que tenía ,será un secreto entres los tres dijo mirándome con enojo.
Cuando desapareció en la penumbra, aproveché el momento.
Me solté de los brazos de Clarisse y salté por la ventana, regresando a mi rincón en el tejado.
—¡Espera! ¡No te vayas!
—Quiero seguirte mirando… —susurró, apenas audible.
No me detuve.
No aún.
Aunque una parte de mí deseaba quedarme en lo profundo de mi ser quería ser tocado nuevamente por ella y abrazado a su pecho escuchar el latir de su corazón. Pero mi orgullo pudo más.
Paso el tiempo y Clarisse ya tenía doce años recién cumplidos.
Era bajita, con las mangas siempre un poco largas y el cabello enredado como si cada hilo tuviera su propia personalidad.
Ese día en particular tenía las mejillas llenas de tinta, y las manos marcadas con líneas torcidas de hechizos fallidos.Ella se había aprendido todos los echizos que mi madre humana había dejado en el baúl .Pero no podía invocarlos.Era como si algo estuviera sellado dentro de ella .
Y sin embargo… nunca la vi más brillante.
Fue ese día…
El día en que apareció su familiar.
Yo estaba, como siempre, en el ático. En ese rincón donde el polvo y los secretos se mezclan con los recuerdos.
Ella subió con un suspiro largo, de esos que nacen del alma cansada.
—Hola, Salem… —murmuró, dejando un pequeño platito con comida al lado de mi rincón—.
Te traje algo rico hoy. Aunque aveces eres un poco arisco y talvez no quieras … bueno, en realidad no dices nada. Pero igual. Aquí está.
Se sentó cruzando las piernas, con la espalda recta como le enseñó su madre. Aunque sabía que no la estaba viendo.
—Mamá dice que hoy es “el día crucial” —hizo comillas con los dedos al decirlo—.
El día en que aparecerá mi familiar.
El que me tocará por derecho… o por capricho del universo. Suspiró.
—Pero… por más que lo intento, no pasa nada...Mi mamá hasta se enojo dijo que tenía dos horas de descanso para luego seguir practicando,así que vine .sabes cuándo estoy contigo siento que puedo hacerlo.
Talvez algo en mí está roto, Salem.
A veces pienso que no tengo magia de verdad.
Que solo me quieren cerca para no quedar mal con el clan.Aunque nunca me ha llevado ,¿será que es peligroso?
Yo no me moví.
Solo la miraba desde mi lugar.
Quería acercarme.
Decirle que no estaba rota.
Que yo… la veía.
Pero no podía.
No todavía.
Ella cerró los ojos, como meditando.
Respiró hondo. Muy hondo.
Y el silencio llenó el ático por completo.
Solo el viento suave se colaba por las rendijas.
Y entonces…
Un graznido desgarró la quietud.
—¡KRAAAAHHH!
Ella abrió los ojos de golpe.
Y yo también.
Frente a ella se abría un pequeño portal de energía violácea, chispeante, como una herida brillante en el aire.
Y del otro lado, atravesando el umbral, apareció un cuervo negro, elegante, enorme…
Y con cara de tener demasiada opinión.
—¡Ya era hora! —dijo, sacudiéndose las plumas—.
Creí que tendría que volver solo si llegabas a los treinta.
Clarisse se quedó helada.
—¿Q… qué…?
—Sí, sí, soy tu familiar. No grites. No llores. No te desmayes. Lo sé, soy fabuloso —continuó el cuervo, posándose en una repisa con toda la altanería del mundo.
—¡¿P… puedes hablar…?! —balbuceó ella—. ¿Eres… tú… mi familiar?
—¿Quién más? ¿Una babosa astral?
Soy Corvyn, por cierto. El cuervo más preparado, experimentado y paciente del plano de los espíritus.
Vengo soportando retrasos dimensionales desde hace décadas… y aquí estás tú, con cara de “recién me despierto”.
Clarisse soltó una carcajada nerviosa.
—¡No puedo creerlo! ¡Eres real! ¡Hablas!No puedo creerlo lo logre, logre.
¡Y eres mío!
Corrió a abrazarlo. Él, por supuesto, se dejó. Porque le encanta el drama.
—Obvio soy tuyo. Técnicamente. Aunque si lo vemos en términos de conexión de planos… bueno, sí. Lo soy.