Princesa Asesina

Alia quien había mantenido los ojos cerrados todo el tiempo descubrió que había algo que estaba extraño.

– ¡no morí! ¿Es posible? – susurró abriendo levemente los ojos, su vista parecía estar nublada como si fuera imposible de ver a través del lugar.

Mirando hacia su cuerpo se sorprendió que se levantó de manera abrupta.

– ¡Qué destino! La suerte está de mi lado, caí en un montón de hierba – pensó sintiendo alivio de no estar muerta.

Dejando aún lado la situación de muerte, Alia camino al frente esperando encontrar una salida, lo que no esperaba era contratarse con un lugar extraño que vislumbro su vista.

Parecía haber entrado a un palacio antiguo el cual a pesar de estar  bajo la tierra este se encuentra en un estado nuevo, cada vez que daba un paso adelante podía sentir como si algo extraño cubría el lugar.

Sus pasos se detuvieron al encontrarse con un enorme altar rodeado por cuatro pilares oscuros como la tinta fina cada uno emanaba tiranía.

– ¡Hermoso! ¿Qué es este lugar? No creo que sea del todo un palacio, un altar de plataforma ¿adoraban algo? ¡No, imposible los dioses no existen en este mundo nunca ha existido un dios son como los demonios en leyenda escritas en los libros antiguos de la civilización humana ¿para que sirve este altar? – lo dijo mientras tocaba con sus dedos uno de los pilares misteriosos.

Al observar con atención el pilar oscuro como la tinta noto letras extrañas como runas antiguas que emanaba un brillo dorado sintiendo curiosidad lo delineó con sus dedos fascinada por lo misterioso de este lugar.

– ¡no lo toques! – una voz fría dominante resonó.

Alia quien pudo sentir una hoja afilada fría que  tocó levemente su cuello, suspiró entre pánico abriendo más los ojos con sorpresa inmensa nunca esperó que una voz le provocaría tanto miedo es como sentir que la muerte se acerca para llevarse su cuerpo.

– ¿quién eres? – preguntó Alia manteniendo la calma.

La hoja afilada sobre su cuello se movió y al siguiente una mano sostuvo su nuca obligándola a voltearse.

Sin poder resistirse a tal acción miró con impotencia a la figura que la había sometido hasta en un punto de dejarla como una presa fácil de matar.

– ¡una máscara! Este hombre lleva una máscara, su rostro no se puede ver en lo absoluto – pensando en esto Alia trató de descifrar al hombre delante de sus ojos.

Un hombre que parecía tener tan solo 23 años de edad lleva sobre su rostro una máscara sin poder revelar sus rasgos faciales, su traje oscuro como la tinta al igual que los pilares es de una seda fina, su figura es exquisita como una obra de arte, nunca había visto un hombre con un cuerpo tan perfecto y la aura que emana por su cuerpo es como rey que conquista los cielos.

La voz fría e indiferente del hombre resonó en sus oídos – ¡no es algo que necesita saber! Dime ¿cómo entraste a la tumba? 

– ¡Tumba! No sé cómo entré, solo caí aquí.

La energía que emanaba el hombre era tan aterradora que hizo latir el corazón de Alia, conteniendo el aliento quiso escapar pero volvió a descubrir algo horrible.

Su nuca presionada hasta el punto de doler parecía que si se soltaba la mataría con solo romper su cuello.

Suspirando Alia negó así misma, había vivido peores cosas aunque nunca había conocido aún hombre con un despertar tan poderoso por un momento sintió una extraña familiaridad solo fue por un segundo ya que seguía estando a punto de morir.

– ¡no lo se, realmente caí aquí! Vine de ese lado puedes comprobarlo – murmuró apuntando en la dirección en la que había venido.

Girando levemente la cabeza el hombre misterioso enmascarado miró hacia esa dirección al regresar la mirada se mantuvo en silencio.

Aunque solo duró unos segundo ya que después de eso soltó a Alia.

Empujándola hacia atrás, la miró fríamente como si fuera una persona muerta – ¡No entiendo como una mujer inútil como tú entró aquí! “sin un despertar es imposible que entres además de que en este lugar nadie aparte de mí puede venir, ya que estás aquí sólo puedes morir” – movilizando su espada avanzó.

Tambaleándose Alia retrocedió llegando hasta el altar su rostro se volvió pálido por el pánico.

– ¡maldita sea! Este hombre me quiere muerta, solo por que entré aquí ¿cómo puedo morir aquí? ¡Maestro aún no te he encontrado! – murmuró mirando la punta afilada de la espada que se acercaba a gran velocidad.

Cuando el hombre misterioso cruzó el altar una luz brilló del círculo de la plataforma sobre el suelo.

Varias runas antiguas aparecieron brillando con luz dorada, los pilares temblaron y la tierra se movía como un terremoto.

Los ojos indiferentes del hombre mostraron una luz cautelosa sin embargo era demasiado tarde no pudo hacer nada.

Los pilares brillaron explotando con una energía extraña, las runas que se movían se transformaron directamente en cadenas color tinta, cada una se precipitó a gran velocidad hacia donde está el hombre enmascarado.

– ¡prisión del alma! – lo pensó el hombre misterioso mirando como las cadenas ataban sus piernas y muñecas.

Alia quien se había caído por el repentino temblor se levantó mirando al hombre que estaba atado con cadenas, una sonrisa traviesa se dibujó en su rostro hermoso de orquídea – ¡no puedes culparme! Ahora estás atrapado no te mataré y tú no puedes matarme – lo dijo colocando sus manos detrás de la espalda mientras da pasos hacia adelante. 

La mente de Alia se tranquilizó por fin aunque su corazón es blando no lo ayudaría, el quiere matarla ¿qué pasará si lo ayuda? Regresará la bondad con maldad,  Alia lo sabe perfectamente después de todo su maestro la llevó a viajar por el mundo enseñándole desde niña que los humanos pueden ser crueles y traicioneros.

Jugando con sus dedos se preparó para irse por el mismo lugar en el que vino sabía que no podría salir si se quedaba en ese palacio extraño.

En el momento que Alia dio un paso fuera del altar varias cadenas salieron de los altares rodeando las piernas y sus muñecas. 

– ¿por qué? – se preguntó así misma mirando los pilares como una maldición nunca pensó que tendría tanta mala suerte.