Un matrimonio entre amigos. ¿Qué podría salir mal?
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Capítulo 9 - El Reencuentro
Una semana antes de la boda
Sebastián Cross bajó del carro frente a la mansión de su familia después de cuatro años en la capital. Había crecido - no solo físicamente, sino en la manera en que se movía, hablaba, y observaba el mundo. Sus hombros eran más anchos, su mandíbula más definida, y había una frialdad controlada en sus ojos verdes que no existía cuando se fue.
-¡Sebastián!- Lady Cross corrió hacia él con lágrimas en los ojos. -Mi hijo, has crecido tanto.
-Madre- la saludó con un abrazo cálido pero breve. -Padre.
Lord Cross lo observó con aprobación. -Te ves bien, hijo. Los años en la capital te han sentado bien.
-Así es- respondió Sebastián, su voz más profunda que antes. -¿Cuándo debo ver a Valerie?
Sus padres intercambiaron una mirada. -Mañana por la noche hay una cena de compromiso- dijo su madre. -Será la primera vez que la veas desde...
-Desde que me fui- terminó Sebastián. -Lo sé.
Esa noche, Sebastián se quedó despierto mirando por la ventana hacia la dirección de la mansión Grey. Se preguntó cómo habría cambiado Valerie. ¿Seguiría siendo la chica optimista que creía que podían hacer funcionar su matrimonio? ¿O los años también la habrían endurecido?
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Al día siguiente, Valerie se preparó cuidadosamente para la cena. A los 21 años, se había convertido en una mujer hermosa, pero había algo diferente en ella. Su sonrisa ya no llegaba completamente a sus ojos, y había una elegancia fría en la manera en que se movía.
-¿Está nerviosa por ver al señor Cross?- preguntó Margaret mientras arreglaba su cabello.
-¿Nerviosa?- Valerie se miró en el espejo. -No, Margaret. Solo curiosa por conocer al extraño con quien me voy a casar.
Elizabeth llegó temprano para acompañarla. Durante estos años, había madurado también, y aunque nunca había confesado sus sentimientos por Sebastián, había aprendido a vivir con ellos.
-¿Cómo te sientes?- preguntó Elizabeth, sentándose en la cama.
-Como si fuera a una reunión de negocios- respondió Valerie con una sonrisa que no reflejaba humor. -Porque esencialmente, eso es lo que es.
-Val...
-No, Liz. Los últimos cuatro años me han enseñado algo importante- Valerie se volvió hacia su amiga. -No voy a mendigar por cariño o amistad de alguien que claramente no los quiere dar. Si Sebastián quiere que esto sea puramente formal, entonces será formal.
Elizabeth reconoció esa nueva dureza en la voz de su amiga y no estaba segura de si le gustaba o no.
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La cena se realizó en un elegante restaurante privado. Valerie llegó con sus padres y Elizabeth, vestida con un elegante vestido verde esmeralda que resaltaba su figura. Cuando Sebastián entró con su familia, el silencio llenó el salón privado.
Era innegable que se había convertido en un hombre increíblemente atractivo. Alto, de hombros anchos, con una presencia que comandaba atención. Pero cuando sus ojos se encontraron con los de Valerie, no había ni rastro de calidez o reconocimiento personal.
-Valerie- dijo con una reverencia perfecta. -Te ves muy bien.
-Sebastián- respondió ella con igual formalidad. -Tú también.
Se saludaron como extraños educados, lo cual, Valerie supuso, era exactamente lo que eran ahora.
Durante la cena, mantuvieron conversaciones corteses sobre sus actividades de los últimos años. Sebastián había estudiado política, economía, y diplomacia. Valerie había perfeccionado sus habilidades en administración del hogar, arte, y música.
-Es admirable cómo ambos se han preparado para sus futuras responsabilidades- comentó Lord Cross.
-Sí- acordó Lady Grey. -Será una unión muy beneficiosa para ambas familias.
Elizabeth observaba la interacción fría entre sus dos amigos y se sentía incómoda. Esto no era lo que había esperado para ellos.
-¿Recuerdan cuando solían subirse a ese gran roble en el jardín?- preguntó Elizabeth, tratando de romper la tensión con un recuerdo compartido.
Tanto Valerie como Sebastián se tensaron ligeramente.
-Eso fue hace mucho tiempo- respondió Sebastián sin emoción. -Éramos niños entonces.
-Sí- agregó Valerie con la misma frialdad. -Las cosas han cambiado considerablemente desde entonces.
El resto de la cena continuó en el mismo tono formal y distante. Cuando finalmente terminó, Sebastián se acercó a Valerie.
-¿Podríamos hablar un momento en privado?- preguntó.
Valerie asintió, y salieron a la terraza del restaurante.
-Creo que deberíamos establecer algunas expectativas- dijo Sebastián sin preámbulos. -Sobre el matrimonio.
-Por favor- respondió Valerie.
-Este será un matrimonio de conveniencia. Cumpliremos con nuestras obligaciones públicas y familiares, pero no espero... intimidad emocional.
Valerie lo miró con una expresión que él no pudo descifrar. -Perfecto. Eso es exactamente lo que esperaba escuchar.
Sebastián parpadeó, claramente no esperando esa respuesta. -¿De verdad?
-Por supuesto- Valerie sonrió, pero era una sonrisa fría. -Después de cuatro años de silencio, sería ingenuo de mi parte esperar otra cosa. Seremos socios en este matrimonio, nada más.
Por alguna razón, la respuesta de Valerie lo molestó más de lo que esperaba. Había estado preparado para lágrimas, súplicas, o al menos algún tipo de resistencia emocional. Esta aceptación fría era... desconcertante.
-Bien- dijo finalmente. -Me alegra que estemos de acuerdo.
-Completamente de acuerdo- respondió Valerie. -Ahora, si me disculpas, es tarde y tengo un vestido de novia que probarme mañana.
Con eso, Valerie regresó al interior, dejando a Sebastián en la terraza con la extraña sensación de que algo había salido mal, aunque no podía identificar qué.