Talia una mujer de veinticinco años, ha estado profundamente enamorada de Rafael, un compañero trabajo quien desde sus comienzos allí, ha mostrado ser su caballero de brillante armadura, su amor llego a ser tan grande que incluso era demasiado obvia al respecto, llegando a despertar la curiosidad de su mejor amiga Selene, quien también pertenecía a la misma empresa y área de trabajo. Selene, en su condición como amiga de ambos comenzó a ayudarla en su objetivo de poder conquistar al hombre y llegar a declararle su amor. Todo su amor se transformó en un completo dolor, un año después, luego de ver a su amiga Selene de la mano de Rafael, anunciando su noviazgo, dolida y despechada, acepta la invitación de unos amigos a ir a un casino, Ahora para terminar de arruinar su vida, su libertad ya no le pertenecía, luego de esa noche de copas, despertó en una habitación de un hotel marcada por un ALpha.
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Capitulo 9. El chisme en la Oficina
¿En que se había metido?, no podría creer lo que hizo solo por una simple provocación de dos mujeres chismosas y difamadoras, ahora ¿Cómo podía salir de ese dilema?, aunque le impresiono en el momento en que Maximiliano se detuvo a responderle, deseaba con todas sus entrañas no quedar en ridículo de lente de todos si el hombre llegaba a rechazarla, pero, al contrario, este le siguió perfectamente el juego. Aunque en ese momento ya parecía imposible dar marcha atrás a toda esa locura, ya que el personal que se encontraba cerca de ellos y lograron escuchar todo a la perfección, se encargó de manera diligente en regar la bomba por toda la empresa, de manera que a la hora del almuerzo ya todos los departamentos estaban enterados de la noticia.
- ¡Talia! – le dice Layla - ¿Cómo has estado?, sabes últimamente no hemos hablado mucho – esa mujer no solía hablar nunca con Talia, no era que tuvieran una mala relación laboral, pero tampoco solían ser intimas – así que, las chicas de la oficina y yo nos preguntábamos si quisieras ir a comer con nosotras – le dice sonriendo – ya sabes para ponernos al día – ríe, obviamente quería abordarla para interrogarla, algunos pensaban que la noticia era falsa, mientras que otros solo se preguntaban ¿Cómo hizo una mujer como Talia para lograr atrapar a un Hillcen?, si supieran que solo fue una simple coincidencia y un tonto impulso de su parte.
- Pues, la verdad es que no tengo mucho apetito – le dice Talia – además aún tengo mucho trabajo por hacer, así que hoy no saldré a almorzar – sonríe apenada
- ¡Oh, Vamos!, por favor – le dice rogando – todas las chicas quieren compartir contigo, ¿vas a despreciarnos de esa forma? – le dice fingiendo estar ofendida.
- Creo que se divertirían más sin mi allí – le dice Talia – ya sabes que no soy muy buena conversadora – estaba tratando de evadir a la mujer, pero era demasiado insistente.
- No seas tonta, claro no - le dice – siempre has sido muy buena conversando y entreteniéndonos, ¡Vamos! – claro, ellas solo querían saber bien la historia, solo por eso estaba tan insistente.
- ¡Talia! – se escucha la voz de un hombre, Talia voltea la mirada para verlo.
- S..si – le dice volteando a mirarlo, Maximiliano estaba parado frente a la puerta de la oficina
- ¿Ya almorzaste? – le pregunta
- N..no – le responde.
- En ese caso recoge tus cosas, te invitare a almorzar – le dice – te esperare frente al ascensor, no te demores – sin esperar respuesta de la mujer se marchó.
- Oh, Layla – le dice Talia a la mujer que se encontraba muda por la escena que acababa de ver – lo siento, pero ¿podrías disculparme con las chicas?, como veras tengo un compromiso – le dice apenada.
- Tra… tranquila, tranquila – sonríe – ve a tu comida, yo le diré a las muchachas que no pudiste asistir – además, ya tenía suficiente material para platicar durante el almuerzo.
- Muchas gracias – le dice Talia tomando su bolso – eres muy amable – se levanta del asiento – ahora, tengo que irme – camina hacia la salida
- Si, si claro – le dice la mujer sonriendo, enseguida que Talia dejo la oficina, saco su teléfono y le envió un mensaje al grupo: “no van a adivinar quien acaba de pasar por aquí buscando a Talia para almorzar”
Talia salió corriendo de la oficina y camino por el pasillo hasta, doblo a la derecha y llego a los ascensores donde ya se encontraba Maximiliano.
- Eso fue rápido – le dice sonriendo
- Si, ya tenía todo arreglado – le dice llegando a su lado.
- Bien, entonces vamos – el ascensor llego y ellos lo abordaron, Maximiliano marco el nivel de estacionamiento.
- Debo darte las gracias por seguirme el juego en la mañana y también por lo de ahora – le dice Talia mientras bajaban en el ascensor.
- ¿Eres alérgica a algo? – le pregunta de improvisto
- ¿Qué? – dice confundida, ella le había mencionado otra cosa, ¿la ignoro a propósito?
- Te pregunte, si eres alérgica a algo – le reitera, salen del ascensor y caminan hacia el carro
- N.… no – le dice siguiéndole el paso
- Bien, conozco un lugar cerca de aquí, la comida es muy buena y podemos hablar allí – le abre la puerta del auto – vamos, sube – le dice sosteniéndole la puerta.
- Ah si – sube al auto y el hombre cierra la puerta, luego da la vuelta y se sube del lado del piloto.
- Bien, vamos – enciende el auto y se ponen en marcha.
Al escucharlo decir “un lugar cerca de aquí”, Talia esperaba ver algo convencional y razonable, pero en lugar de eso lo que vio fue un sitio que desbordaba excentricidad donde quisiera que fijara la mirada, paredes de mármol blanco y negro, adornadas con espejos antiguos y obras de arte contemporáneo, pequeñas habitaciones privadas aisladas por paneles de madera oscura y cortinas de terciopelo burdeos ofrecían intimidad a sus comensales, decorada con mobiliario de diseño, con mesas de cristal y sillas tapizadas en seda, acompañadas de velas que titilaban suavemente. La carta contaba con platos difíciles de pronunciar y de los cuales Talia no conocía siquiera alguno. Era como estar en un ambiente al que sencillamente no pertenecía.
- Tranquila, no estés nerviosa – le dice Maximiliano luego de ordenar la comida para los dos – escogí este lugar porque podemos tener privacidad y no tendrás miradas sobre ti – la mira - ¿te sientes más cómoda así cierto? – le pregunta sonriendo
- Si, Gracias – le responde apenada
- Excelente, ahora si puedes contarme ¿Qué fue lo que te hizo cambiar de parecer? – le pregunta mirándola a los ojos. No esperaba que llegara a ser tan considerado, en realidad durante todos los años que ha trabajado en la empresa, la imagen que tenia de Maximiliano era la de un hombre rico, de alta posición, mujeriego, que no siente respeto o empatía por los sentimientos de las mujeres con las que tiene sexo, pero lo que ahora estaba conociendo era muy diferente a lo que pensaba. Tal vez lo había juzgado antes de siquiera llegar a conocerlo, equivocándose con su juicio.