El Legado Del Fénix

El amanecer bañaba el bosque de Eldara en tonos dorados, pero no traía consigo la calma que solía acompañar a una nueva mañana. El grupo se había levantado temprano después de una noche inquieta. Tras el ataque en la posada, sabían que quedarse en el Reino del Norte era un riesgo que no podían permitirse. Gerald, el dueño de la posada, había insistido en ayudarlos, entregándoles un mapa que marcaba la ubicación de la antigua biblioteca de Eldara. Según él, ese lugar contenía conocimientos olvidados que podrían ser clave para desentrañar los secretos del símbolo del fénix y la amenaza de Lord Peter.

—¿Creen que realmente encontraremos algo allí? —preguntó Flora mientras ajustaba las correas de su mochila.

—Es lo único que tenemos por ahora —respondió Elein, revisando el mapa con atención—. La biblioteca fue construida por los fundadores de las tribus. Si hay algo sobre el fénix o el poder que Peter busca, estará allí.

Daniel permanecía en silencio, pero su mirada estaba fija en el mapa. Había algo en la mención de la biblioteca que parecía preocuparlo más de lo que estaba dispuesto a admitir. Elein lo notó, pero decidió no presionarlo todavía. Tenían otros problemas que resolver primero.

El bosque de Eldara

Al llegar al borde del bosque, el carruaje se detuvo. El resto del camino tendría que hacerse a pie, ya que las raíces y los arbustos hacían imposible el paso de las ruedas. El grupo descendió, cargando sus provisiones mientras se adentraban en el corazón del bosque. La luz del sol apenas atravesaba el dosel de hojas, creando un ambiente sombrío y opresivo.

A medida que avanzaban, comenzaron a notar marcas grabadas en los troncos de los árboles: símbolos antiguos que coincidían con los del collar de Elein. Eran detalles pequeños, pero suficientes para confirmar que estaban en el camino correcto.

—Estas marcas… son similares a las del fénix en tu collar —dijo Lucas, estudiando uno de los grabados.

—Significa que estamos cerca —respondió Elein, aunque no podía sacudirse la sensación de que estaban siendo observados.

La tensión aumentó cuando Flora regresó al grupo después de explorar un poco más adelante.

—Encontré huellas —dijo, con el ceño fruncido—. No son nuestras, y no parecen de animales. Alguien nos sigue.

—¿Cuántos? —preguntó Eric, ya desenvainando su espada.

—Cinco o seis, tal vez más. Se mueven en paralelo a nosotros.

Elein apretó los labios. Esto no era una coincidencia. Los hombres de Peter los estaban cazando.

—No podemos enfrentarlos aquí. El bosque es demasiado denso, y podrían emboscarnos fácilmente —dijo Elein—. Avancemos rápido. Tenemos que llegar a la biblioteca antes de que actúen.

La biblioteca de Eldara

Después de varias horas de caminata, el grupo llegó a un claro donde se alzaba una estructura de piedra parcialmente cubierta por la vegetación. La entrada estaba decorada con grabados del fénix y runas antiguas, similares a las que habían visto en los árboles.

—Esta es la biblioteca —dijo Elein, sintiendo una mezcla de alivio y ansiedad.

Daniel se adelantó para empujar la puerta, pero se detuvo cuando una voz resonó desde las sombras.

—Deténganse. Nadie cruza este umbral sin probar su valía.

De entre los árboles surgieron tres figuras encapuchadas. Sus rostros estaban ocultos por máscaras grabadas con runas, y sus posturas eran vigilantes, casi intimidantes.

—¿Quiénes son ustedes? —preguntó Elein, dando un paso al frente.

—Somos los Guardianes de Eldara, protectores del conocimiento que yace aquí. Si buscan respuestas, deberán demostrar que son dignos.

—¿Y cómo lo haremos? —preguntó Luna, con evidente desconfianza.

—Cada uno enfrentará un desafío distinto. Lo que temen, lo que desean y lo que son. Algunos fallan. Otros triunfan. Solo quienes lo comprendan podrán entrar.

Los Guardianes levantaron las manos, y una luz brillante los envolvió. Cuando desapareció, cada uno estaba solo en una sala diferente.

Los desafíos

Flora: La elección imposible:

Flora apareció en una sala llena de dos filas de puertas, cada una con un símbolo distinto. Frente a ella, una balanza que comenzaba a inclinarse peligrosamente hacia un lado. Una voz resonó:

—Elige el camino correcto o la balanza caerá, y lo que amas será destruido.

En cada puerta había escenas grabadas: su tribu, su amiga perdida, un símbolo de unidad. El tiempo parecía apremiarla mientras la balanza se inclinaba más.

—No puedo elegir —murmuró, sintiendo el peso de la decisión.

Pero recordó las palabras de Elein: "A veces, lo que necesitamos proteger no está en lo tangible, sino en lo que representa." Con decisión, abrió la puerta que representaba la unidad. La balanza se equilibró y la puerta brilló intensamente. Flora pasó la prueba.

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Eric: La sombra de la derrota:

Eric estaba en una arena vacía. Pero al mirar más allá, vio sombras que se alzaban: figuras que representaban enemigos del pasado y miedos no resueltos. Un eco resonó:

—¿Serás el escudo o te quebrarás bajo la presión?

Las sombras avanzaron, cada golpe más pesado que el anterior. Eric sintió cómo las fuerzas lo abandonaban. Pero recordó algo que Elein siempre le decía: "No siempre necesitas ganar. A veces solo necesitas resistir para que los demás sigan adelante."

Se levantó una última vez, alzando su escudo. Las sombras se disolvieron, y una luz iluminó la sala. Eric pasó la prueba.

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Lucas: El conocimiento olvidado

Lucas se encontró en una sala llena de libros, cada uno cubierto de polvo. Un reloj de arena comenzó a vaciarse mientras una voz hablaba:

—Elige qué preservar. No hay tiempo para todo.

Lucas sintió la angustia de perder conocimientos valiosos, pero recordó las palabras de su mentor: "Lo esencial nunca se pierde si se comparte." Eligió un solo libro con el símbolo del fénix, y la arena se detuvo. Lucas pasó la prueba.

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Daniel: La mirada del juicio

Daniel vio las sombras de su madre y su padre mirándolo con desaprobación.

—Nunca serás como nosotros. Nunca serás suficiente.

Daniel sintió el peso de sus expectativas, pero levantó la cabeza.

—No necesito ser como ustedes. Soy suficiente siendo yo mismo. —Las sombras desaparecieron, y una luz envolvió la sala. Daniel pasó la prueba.

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Elein: La llama interna

Elein vio a su madre atrapada entre sombras y fuego.

—¿Cómo salvarás a los demás si ni siquiera pudiste salvarme?

Elein apretó los puños, enfrentándose a las llamas.

—No fallé, porque sigo luchando. —Avanzó hacia su madre, y las sombras desaparecieron. Elein pasó la prueba.

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El regreso al altar

Cuando todos regresaron al claro, los Guardianes asintieron.

—Habéis demostrado vuestra valía. Podéis entrar.

El grupo cruzó las puertas de la biblioteca, sabiendo que las respuestas estaban cerca.