Little Hope

«¡Ahí estaba!» «¡Lo habíamos logrado!»

Podía avecinar la base, ni siquiera los gritos del Sargento me arruinan la alegría que me invadía cada fibra del cuerpo, «¡lo logre!» «¡había terminado la prueba!» ahora, sabia lo mucho que me faltaba trabajar los aterrizajes, si no fuera por mis hábiles reflejos, en lugar de un salto hubiéramos rodado por toda la grava.

El Sargento no dudo en dejarse caer sobre mi lomo con una expresión tan cómica, que, en realidad, no podía estar enojada con él y ahí estaba, aferrándose al árbol como un niño después de su primer vuelo en avión.

Me adelanto, cargando el equipamiento en ambos brazos, con las perlas de sudor cociéndome los ojos, pero no importa, somos los primeros en llegar, ni un alma más hacia la presencia en el área, bueno, solo una...

No había tardado ni un segundo en notar su presencia.

«¿Silvestre?» La filosa mirada del hermano del Sargento me atraviesa de un tajo, «¿qué sucede?» porque su mirada me resulta diferente en este momento. No tengo la respuesta, pero se me revuelven las entrañas, como si en el fondo, supiera que algo no anda bien.

El Sargento recobra la compostura y la mirada de Silvestre parece suavizarse con ello —suelto aire aliviada— aprovechando el saludo entre hermanos, para hacerme invisible detrás de ellos; se ponen al día, mientras yo me rompo el lomo con el equipaje, aunque no todo es malo, porque puedo aprovechar para escuchar entre líneas.

—¿Supongo que me debes algo, Rick? — Silvestre exige el premio de la apuesta con un movimiento de dedos

—No perdonas, nada. —responde el mareado y adolorido Sargento, casi aventando los billetes

—¿Y cuándo lo he hecho?... no es mi culpa que no me creyeras, hablando de eso... —el tono burlón se esfuma en la frase— Ya no hay de que preocuparse, el asunto está resuelto, si tú y Jones se hubieran adelantado tan solo unos minutos más.... Bueno, solo diré que fue todo un espectáculo.

—¿A qué te refieres? —aún se escucha aturdido

—Se descubrió una infiltración, ahora ellos están... Jones, ¿sucede algo?

Y justo cuando pienso que lo he superado, sucede, las voces de ambos hermanos se vuelven lejanas y el molesto zumbido regresa a tapar los oídos... las piernas se doblan... mientras mis ojos ven... la carne... colgada de las ramas de esos altos arboles... un brazo y un trozo de pierna... casi tocando el cielo... y unos ojos azules observándome dentro de una bolsa negra.

Intento hablar, pero no puedo, el zumbido regresa para apagar mi vista por completo.

...

—¿Podrás con esto?

...

—Claro, después de todo, es parte de mi trabajo. —no había otra respuesta, llevábamos años en el caso

El fichero tapizado con los rostros de la «familia» nos robaba el sueño cada dia, todas esas conexiones, nos llevaban al mismo oscuro agujero, del que jure alguna vez, no volver a hablar.

«La SSMH»

Hasta el momento mi único acercamiento había sido esa fotografía.

Todos habían estado trabajando en conjunto para poder acercarme a ellos, y eso, solo era posible de una forma, entrar a la organización, una escabullida directa y frente a sus narices. A mi vista, una fantasía que difícilmente llegaría a ser real, eso diría, si no estuviera aquí en este momento... estoy involucrada, pero ya no es un fichero, es un lugar y mi vida...

Parecía falso, todas las conexiones llevando a un mismo lugar, rostros de revista, casas de jardines llamativos, una familia acomodada, como otras tantas.

Habíamos estado investigando, o más bien, la agencia lo había hecho. Por eso no podía rechazar una oferta así; después de todo «¿cómo podría una novata decir no a una oportunidad tan grande?» Era perfecto, una infiltración desde el corazón, una experiencia que no se podía dejar pasar, aunque el resto de la organización pensara que estaba jugando con fuego.

«¿Qué más podía pasar?»

Conocía esos informes como la palma de mi mano, escuchaba a los agentes día con día, noche tras noche, recolectaba sus palabras, había redactado y armado cada uno de los expedientes que se presentaban en las juntas; incluso tenía una buena relación con los camarógrafos, que de vez en cuando, me compartían esos datos adicionales «los secretos» que solo ellos veían a través de la lente de la cámara.

—¿Estás segura? —la preocupación era evidente en su mirada.

—Siempre, confía en mí, Jena.

Jena sonrió con esa sonrisa típica de «madre preocupada» aunque no esta lista para dejarme partir, ella no quiere que participe en el operativo.

Somos hermanas, para mi ha sido así desde hace años, aunque no compartamos la misma sangre en nuestras venas.

«¿Desde cuando fue eso?» ya lo recuerdo, fue después de la muerte de papá, desde ese dia las cosas cambiaron drásticamente para mí, para todos... Ella y el personal de la agencia se convirtieron en padres sustitutos, cuidando y guiando mis pasos, preparándome para lo que pudiera pasar en un futuro.

Los ojos de Jena son hermosos «azules» igual que el cielo, al que está mirando ahora....

Los movimientos no se anunciaban hasta después de la ejecución, todo para proteger la integridad de los involucrados y no revelar ubicaciones, nombres, aliados, etcétera. Yo viajaría a Washington para la prueba de reclutamiento, y Jena seguiría su avance, porque todo parecía progresar solo cuando ella estaba al mando. Después de todo, era la mejor de todos los agentes, la mas fuerte y determinada de ellos.

Querida Jena, compañera y hermana.

Rezare por ti y por papá.

Las luces del acceso desfilan ante mis ojos, dos, tres, cuatro... Al menos las puedo contar... lo que no soy capaz de hacer con mis latidos «una batucada frenética» confinada solo por mis costillas, luchando por romperlas y huir de mi aterrorizado cuerpo.

Es una sensación de la que solo había oído hablar, nunca imaginé experimentarla en carne propia, y menos en este momento. Es entonces cuando comprendo la complejidad de la vida, lo fácil que es perder, ahora, escucho el inevitable susurro de la muerte, llevándose a la persona que más quise en la vida.

No sé si estaré bien, solo sé que tendré que afrontarlo porque...

«Mi nombre es Carrie Jones»

Hija de Jeffrey Jones, fiel creyente de la justicia, héroe desinteresado de las grandes famas, amante de la justicia....

«Yo soy Carrie Jones»

Aspirante de una de las mejores milicias de nuestro país, empedernida, el próximo mejor elemento de la SSMH y...

«Espía profesional»

...

Si, en realidad, soy una espía.

Disfrazada de novata entusiasta «actuación de manual» fui entrenada para adaptarme a la situación, pero nunca imaginé, tener que presenciar la oscuridad tan pronto, en mi primera misión formal.

Mi ego podía tirarme todas las porras que deseara, pero al final, era igual de vulnerable que cualquier civil.

...

«Perdí la consciencia» al abrir los ojos, me encontré en una sala con el temblor presente, náuseas, la vista borrosa y el miedo calando hasta los huesos. No es que no hubiera visto un cuerpo antes, si lo habia hecho, pero nunca de esa forma «en pedazos» colgados de las copas de los árboles... como si fueran manzanas rojas y jugosas.

La última comparación consigue provocar una arcada.

El Sargento y su hermano me miran, el primero me dedica menos de un segundo de su atención antes de apartar la mirada, el segundo, corre a atenderme de inmediato; trae agua, una cubeta en la que, he vomitado antes y un par de aspirinas, las cuales agradezco.

Trato de agradecerle con una sonrisa, pero me resulta imposible.

«Si tú y Jones se hubieran adelantado tan solo unos minutos más.... Bueno, solo diré que fue todo un espectáculo» esas son las palabras de alguien acostumbrado a la muerte, alguien que ve el entretenimiento, de lo que, a mí, me causo un ataque de pánico

Las imágenes eran completadas por mi mente, «razones» para justificar tal carnicería, la desesperación que seguramente sintieron esas personas, simplemente, no podía dejar de preguntarme: «¿Cuánto tiempo les habría tomado limpiar la sangre de sus manos?» «¿Demasiado?» «¿Unos cuantos minutos?» «¿Cuántos soldados habían necesitado para acabar con ellos?» «¿Los habrían escuchado?»

De una cosa estaba segura: ellos se habían convertido en un inconveniente en el camino y yo, no quería ser uno, no por el momento.

El cuerpo se me revela de una forma difícil de explicar, tengo los músculos tensos y las piernas preparadas para correr, aunque no voy a hacerlo, no podría de todas formas, eso sería complicar más la situación de lo que ya lo está.

Estoy exhausta, pero la adrenalina esta tan concentrada en mi sangre, que no me permite relajarme, ni siquiera puedo parpadear o pretender ser fuerte, ese brazo se sentía como el mío, la pierna... y esos ojos, estoy segura que reflejan el mismo terror que, sin duda, se ven en los míos.

El Sargento parece interpretar mi expresión, me observa por encima del hombro, retomando la indiferencia del inicio de la prueba.

Gira el bolígrafo entre sus dedos y escribe en el informe algo que no logro leer, es difícil saber lo que piensa, no se ve ni complacido ni insatisfecho, aun después del incidente, su actitud es serena y controlada.

Me gustaría esperar que su dictamen sea positivo, que las palabras que acaba de escribir, describan mi excelente desempeño y resolución de problemas, pero lo dudo, no creo que un ataque de pánico sea bien recibido, si aspiras unirte a la milicia.

Suspiro decepciona, y para mi sorpresa, Silvestre se acerca a darme una palmada en la espalda.

—¿Fue demasiado? —pregunta

—Estoy bien. —respondo sin saber si se refiere a la prueba o a los cuerpos

—¿No te excediste con Jones? Eh, Rick.

La prueba, él se refería a la bendita prueba. El Sargento se limita a responder con un gruñido.

—Eso imagine. —dice para sí, antes de regresar la atención— No te preocupes, Jones. No ocurren cosas así, normalmente.

«¿Normalmente?» Aprieto los dientes, reprimiendo cualquier pensamiento que amenazara con salir de mi boca.

Y el peso de mi ego me termina por aplastar de forma definitiva, haciendo que me cuestione «¿por qué había aceptado estar aquí en primer lugar?» solo en ese instante entendí, porque nadie quería estarlo.

«En que lio acabo de meterme, tonta, o tonta Carrie»

No había vuelta de página, una vez dentro de la misión, eres, respiras y vives la misión.

Esto lo hago por los caídos, por Jena y papá, no dejare que sus sacrificios sean en vano. Tengo que estar en la SSMH, aunque sea lo último que haga.