Soy Biby tengo 35 años la empresa de que soy CEO de una importante empresa textil, le e huido al amor desde que a los 16 años fui engañada, y se burlaron de mi, pero el cariño y la dedicación de mi asistente me harán creer que el amor existe, aunque tengamos que superar las barreras y estigmas de la sociedad...
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Capitulo 3 LA PARTIDA DE DON LEITO
Los años pasaban y la vida me siguió regalando la compañía de Don Leo mi jefe que teniendo setenta y seis años seguía yendo a la empresa, ya yo tenía Veintisiete años y de pronto una mañana Don Leito no llegaba, él solía ser muy puntual, rápido me comunique con su casa había una señora que lo atendía y ella me dijo que no había salido de su habitación que subiría a ver, y lo encontró ya sin vida en su cama como dormido.
Mi desesperación era tanta que mis gritos de dolor se oían en toda la empresa, el abogado, mi secretaria y hasta el personal de seguridad entraron en mi oficina, yo salía apresurada con el abogado tras mío y solo le decía que Mi jefe me necesitaba, él condujo mi automóvil hasta la casa de Don Leito, pero en todo el camino no podía pronunciar palabra solo me ahogaba en llanto, al llegar fue la empleada quien le dijo lo que pasaba y al ser el su abogado se encargó de todo Don Leito había sufrido de su corazón por años y no quiso que yo lo supiera.
Se realizó su sepelio y yo declare luto en la empresa esos días, muchos trabajadores dependían de sus empleos y el futuro era incierto para todos, pero trate de que todos mantengan la calma aunque yo sentía que perdí a mi padre, el abogado nos citó a mí, a su empleada y a su chófer a la lectura del testamento ante un notario público, mi pena era tanta que no quería ni oír, para mí era mi alegría estar en la oficina y ver su sonrisa sincera y franca.
El abogado me obligó a ir a la lectura del testamento, empezó dejándole al chófer su coche y una de las muchas casas que el tenía así como una pensión vitalicia por sus años de servicio, a la empleada que lo atendió por muchos años le dejo la casa donde él vivía así como una pensión vitalicia también, al abogado le dejo un edificio de departamentos, en ese momento yo pensaba que me dejaría una casa como a los demás y que el resto de sus vienes pasaría a alguna asociación benéfica, pero me preocupaban los trabajadores yo con mis inversiones en la Bolsa de Valores había juntado en esos años una pequeña fortuna y podría trabajar en eso, pero si pasaba algo con la empresa serian cientos de empleados los que quedarían sin trabajo, el notario siguió hablando y el abogado me tomo del brazo lo que me saco de mis pensamientos, Don Leito había dejado a mi cargo la empresa y todos sus bienes restantes que la verdad no eran pocos, pero me dejo un mensaje -"Biby te dejo todos mis bienes porque eres la hija que la vida me regalo, acépta todo hija, este viejo te quiso desde que tenías solo dieciséis años y me alcanzabas el café, pero evitaste que mi empresa se viniera abajo en muchas oportunidades y nunca pediste nada más que tu sueldo hubiera querido darte mi apellido, pero te conozco bien hija y sé que eso a ti no te importa, me llevo tu cariño en el alma, al final de mi vida no morí solo, tuve a mi hija de corazón a mi lado, sé que sabrás hacer lo correcto".
Escuchar sus palabras me acabo de romper el alma, el hombre al que yo consideraba como mi padre me quería como a una hija y le jure en ese momento que no lo defraudaría, que llevaría su empresa a la cima y que sería la más grande de todas aunque ya era una de las mejores del ramo textil, salimos de allí rumbo a la oficina tenía que juntar a la mayoría de trabajadores que laboraban en edificio principal, todos vivían días de angustia por miedo a perder sus empleos era sabido que Don Leito nunca tuvo familia que era huérfano como yo, tenía que calmarlos.
Llegue aún con lentes oscuros pues de tanto llorar en esos días casi no tenía ojos y había comido muy poco en realidad, llame a mi secretaria, los últimos años trabajaba en la oficina de Don Leito, en el escritorio principal y él a mi costado en otro escritorio que debía ser el mío, pero él se empeñó que ahora ese era mi lugar, antes hubo algunos chismes de gente mal intencionada que querían hacer creer que yo tenía algo que ver con Don Leito, pero a él no le tembló la mano en hacerlos retirar de la empresa y por falta grave como la calumnia, salieron sin derecho a liquidación con el único beneficio que no serian denunciados.
Le pedí a mi secretaria que era una señora ya de unos cuarenta años que llame para que todo el personal se dirija al auditorio que yo tenía algo importante que anunciarles, ella se retiró a hacer lo que le dije también algo nerviosa, el abogado era amigo sincero de Don Leito y me ayudaría en todo obviamente seguiría siendo el abogado de la empresa y desde ese día seria el mío, me había probado por muchos años su honestidad.
La secretaria me aviso que todos estaban en el auditorio y baje con el abogado no me quitaba los lentes y aún llevaría ropa de luto por mucho tiempo, les hable diciendo que sabía la incertidumbre que tenían sobre la estabilidad de sus empleos, que ya se había dado la lectura del testamento de Don Leito y que me dejo la empresa porque me consideraba su hija, que nada cambiaría seguiríamos trabajando solo les pedí que entre todos me ayuden a cumplir la promesa que le hice hacer de las empresas Smith las mejores del ramo textil del país, y que solo cumplieran con las normas de la empresa que estaban en los contratos que firmaron y que la estabilidad laboral estaría asegurada, al jubilarse tendrían su pensión vitalicia de jubilación por algo la empresa y ellos pagábamos mensual a una buena aseguradora que les daría ese beneficio.
Hubieron algunos aplausos se notaba que los mayores eran los más tranquilos con las noticias, pero no faltaban las secretarias que pusieron caras de descontento con la decisión de Don Leito a lo que yo simplemente dije que la oficina de personal estaba abierta para recibir las cartas de renuncia de los o las que no estuvieran de acuerdo, que no quería ni un solo comentario que mancillara la memoria de quien considere como un padre, de escuchar o ver a alguien siquiera mencionando algo fuera de lugar lo tomaría como falta grave y serian despedidos sin ningún beneficio, bien claro decía en su contrato que deberían acatar todas las normas de la empresa y sería una desde ese momento, se haría legal a través del abogado ahí presente, "pido respeto a mi dolor" recuerdo que fue lo último que dije y salí rumbo a mi oficina donde mi secretaria ya me tenía un café y un sándwich, recuerdo que me dijo que no en vano era ella algo mayor y que se notaba que no estaba comiendo bien, que ella me apoyaba, se quedó allí conmigo hasta que comí, después le dije que mandará a hacer una gran placa en plata donde dijera "empresas Smith fundada por Don Leo Smith un hombre intachable, buen amigo y padre", porque eso era para mí.