Alexandra nuestra protagonista tenía una vida tranquila al lado de su hermana y su mamá, pero el dia de la graduación de su hermana aparece después de tanto tiempo el ex novio de su ex mejor amiga, con una noticia inesperada, diciendole que su ex mejor amiga estaba desaparecida, esté le pide que le ayude a buscarla, pero lo que ella no sabe es que él guarda un secreto detrás.
NovelToon tiene autorización de Alejandra Mosquera para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
CAPÍTULO 9: TANGO
De nuevo estoy en la sala con todos los desconocidos. Mi padre hizo que me sentará en una mesa con varios de ellos para conversar. Mientras que ellos hablan yo me pregunto ¿qué estoy haciendo aquí? Me siento incómodamente extraña, mientras su conversación se centra en la política y el narcotráfico; la policía y sus leyes, y ellos, no están viviendo de acuerdo a estas leyes. Todos son mafiosos, y ahora estoy conviviendo con personas de las que mi madre me quiso alejar. Que ironía.
A mi lado derecho se encuentra Richard, quien me ha estado ignorando, aunque me mire con desdén de vez en cuando, y al lado izquierdo un chico quién se presentó con el nombre de Noah Davis. No negaré que es simpático, es lindo; su traje blanco, hace perfecta combinación con su cabello rubio y sus ojos en un tono gris azulado hacen fiesta con las miradas coquetas que me da de vez en cuando. Esto me esta volviendo loca.
La música cambió, un tango apasionado llenó la sala. Noah se levantó de su silla y se acercó a mí, su mirada intensa.
—¿Quieres bailar conmigo? —preguntó, su voz baja y seductora.
Mi corazón latió más rápido mientras me tomaba la mano y me guiaba hacia la pista de baile. Mis nervios aumentaron al llegar al centro de la pista ¿por qué? Es obvio, yo no sé bailar tango ¿qué hago? ¿qué haré ahora?.
Noté que Noah, me mirada con extrañeza. Habrá notado mis nervios.
—No te preocupes —dijo—. Solo deja que yo te guíe.
Noah me tomó por la cintura y me acercó a su cuerpo. Sentí su calor y su respiración en mi oreja.
—Cierra los ojos y déjate llevar —susurró.
Mi corazón latió aún más rápido mientras seguía su ritmo.
Mi cuerpo se relajó en sus brazos y mis pies parecían moverse solos. El tango nos envolvió, su pasión e intensidad nos unió. La sala desapareció solo existíamos nosotros dos.
Noah me guío con seguridad, su mano firme en mi espalda. Sentí su mirada en mí, pero no necesitaba abrir los ojos para saber que me estaba devorando con la vista. Su proximidad me hacía temblar.
De repente, Noah me detuvo y me miró fijamente. Su respiración era agitada, igual que la mía.
—Eres una bailarina natural —dijo, con una sonrisa.
Su cercanía me mareaba. Sonreí, sintiendo una cercanía que no podía ignorar.
—Tú eres un buen profesor —respondí, mi voz apenas audible.
La música terminó, pero nuestra conexión persistió. Noah me tomo la mano y me guío fuera de la pista de baile, hacia un destino desconocido. Mi corazón latía con anticipación.
—¿Quieres una copa de champán? —preguntó, su voz todavía agitada.
—No tomo alcohol, gracias —respondí, rechazando su ofrecimiento.
—¿Puedo saber por qué una dama tan hermosa no toma? —dijo, tomando de una mesa una copa de champán, mientras me miraba.
—Tuve una mala experiencia cuando tome por primera vez —dije, evitando su intensa mirada.
—El champán solo trae aproximadamente un doce por ciento de alcohol —explicó, mientras revolvía suavemente el champán—. Puedo ofrecerte Chateau De Fleur; un vino espumoso sin alcohol. ¿Si quieres?.
—Oh, excelente. Me encantaría —dije, aceptando su ofrecimiento con una tímida sonrisa.
Noah levantó su mano y con un gestó llamo a uno de los meseros. Este llego en seguida.
—Por favor, una copa de Chateau De Fleur, para la señorita —le dijo.
El camarero se fue como llego; rápido y silencioso.
—¿Así que eres la hija del señor Gardner? —pregunto, su voz suave.
—Eso parece —dije, con intención de negarlo.
—Creí que era mentira cuando dijo que hoy nos presentaría a su hija —dijo—. ¿Sabías que uno de nosotros dos será tu dulce prometido? —dijo, acercando su rostro al mío.
—¿Qué? —dije, poniendo mis ojos de par en par.
—Es mentira —dijo, burlándose con sutileza.
—No digas cosas como esa. Pude haber escapado —respondí, nerviosa.
El mesero apareció de la nada y con un gesto amable me entrego una copa delicada llena con el Chateau De Fleur. El aroma fresco y floral me sorprendió. Probé un sorbo y su sabor suave me encantó.
—Es delicioso —dije, sonriendo.
Noah sonrió también.
Las palabras "dulce prometido" quedaron sonando en mi cabeza, como un eco persistente. Esto me hizo preguntarme si cuando menciono "uno de nosotros dos" se refería a él y Richard. Decidí no preocuparme y dejar que nuestra conversación siguiera como si no hubiera dicho semejante estupidez.
—¿Te gusta la fiesta? —pregunté, intentando cambiar de tema.
Noah sonrió y se acercó un poco más a mí.
—La fiesta es interesante, pero tu compañía es mucho más atractiva —dijo, su voz baja y seductora.
Sentí un escalofrío recorrer mi espalda. La intensidad del color de sus ojos me hipnotizó. Sus labios de un tono rosa intenso me parecieron atractivos, ¿seguro qué la bebida no tenía alcohol? ¿Pero por qué me siento mareada?.
—Oye —dije, sosteniendo su brazo para no caerme.
—¿Qué sucede? —respondió—, ¿Te sientes mareada?.
—Un poco —dije—. Por favor, llévame a la mesa.
—¿Qué están haciendo solos al otro lado de la sala? —dijo, una voz conocida—. Noah, tus padres te esperan en casa.
Esa voz, con ese tono frío de "no me importa quien seas". Sonaba a Richard. Miré hacia el lugar y allí estaba él, con una mirada fulminante dirigida a Noah, parecía tener subtítulos que decían "té mataré". Noah, lo miraba con una sonrisa que parecía estar llena de picardía.
—Richard —dije—, me dejaste sola en el jardín, y me llamaste indigente.
—¿Y qué? —respondió, su voz en un tono indiferente.
Me sentía tan mareada y a la vez tan triste y enojada que no sé cómo hice, pero caminé hasta él y le grite.
—Me dijiste indigente, idiota. No me ayudaste a salir, ¿crees que yo quiero estar aquí? Quiero volver a mi casa.
Richard se vio sorprendido.
—Cállate, no hagas un escándalo —dijo, su voz firme.
—¿Un escándalo? —dije, burlándome—. A ti... ¿Te importa un escándalo? —dije, mirándolo a los ojos.
—Encárgate de ella —dijo Noah, quien se marchó en seguida del lugar.
—Noah, no me dejes con este idiota —dije, pero él me ignoro.
En cambio, Richard deslizó rápidamente su brazo por mi espalda y me sujetó y en un rápido movimiento sujetó y levantó mis piernas. Ahora, estaba en los brazos de Richard, quién me llevaba cargada hacia la salida de la sala.
—¿Qué haces? —pregunté, mi voz apenas audible.
—Yo creí que eras inteligente —respondió, su tono de voz serio.
—Sí soy inteligente. He leído muchos libros —dije, con lentitud.
—Estás borracha —dijo, su voz firme.
—Pero no tome alcohol —dije, en defensa.
—Ese tipo te engaño. Te dio otra bebida y no la que debería. No deberías confiar en cualquiera que se te crucé —dijo, su voz agitada.
—Él es un encantó —dije.
—¿Por qué pesas tanto? —pronunció, más agitado.
Al salir de la sala, Richard camino el pasillo oscuro. Yo sostenía su cuello y mi cabeza recostada en su hombro, puedo decir que usaba un buen perfume. En medio de mi tormento y mi hostilidad hacía él, me sentía segura.
—Te dejaré aquí —dijo, su voz más agitada.
Levante mi mirada hacia el lugar; era la sala que había visto anteriormente cuando lo seguí hasta el jardín.
—Quiero ir a casa, ¿por qué me dejas aquí? —dije, mientras me dejaba sobre un mueble.
—Eres peor que cuando estás sobria —dijo, y se marchó.
Continuará...
Por cierto, escribe muy bien.