En un mundo donde las familias toman formas diversas, León se enfrenta a los desafíos y recompensas de crecer en un hogar que rompe con las normas tradicionales. Mientras navega la relación con su novia Clara, León descubre que no solo está construyendo su propia identidad, sino también reconciliando las influencias de un padre bisexual, un padrastro con quien compartió momentos cruciales, y una madre que ha sido un pilar de fortaleza.
Las raíces de su historia no solo se hunden en su familia inmediata, sino que también se entrelazan con las de Clara y su mundo, revelando tensiones, aprendizajes y momentos de unión entre dos realidades aparentemente opuestas. León deberá balancear la autenticidad con las expectativas externas, mientras ambos jóvenes enfrentan el peso de los prejuicios y el poder del amor.
NovelToon tiene autorización de Joél Caceres para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Cicatrices de Amistad
Clara revisó su teléfono con cierta expectativa. El mensaje de Mariana llegó justo después de almorzar:
"¿Te acuerdas del parque donde solíamos ir de niñas? ¿Te parece bien si vamos mañana por la tarde?"
Clara dudó por un instante. No quería que esto interfiriera en su relación con León, pero tampoco veía nada malo en disfrutar un rato con una vieja amiga. Contestó rápidamente: "Claro, me encantaría."
El parque estaba casi vacío cuando Clara llegó. Mariana ya estaba allí, sentada en un banco bajo el árbol donde solían jugar. Cuando Clara la vio, una ola de nostalgia la envolvió. Era como si el tiempo no hubiera pasado, y al mismo tiempo, como si todo hubiera cambiado.
"¿Te acuerdas de este lugar?" preguntó Mariana, sonriendo. "Aquí fue donde me prometiste que nunca dejaríamos de ser amigas."
Clara rió nerviosamente. "Sí, y tú prometiste que siempre estarías para defenderme de todo."
Ambas rieron, pero el silencio que siguió estuvo cargado de emociones. Mariana miró hacia el cielo y luego dijo:
"Siempre me sentí especial contigo, Clara. Como si el mundo fuera un lugar mejor cuando estábamos juntas."
Clara sintió un nudo en la garganta. No sabía cómo responder.
Clara y Mariana caminaban por el sendero del parque, rodeadas por la belleza tranquila del atardecer. Los árboles se mecía suavemente con la brisa, y el sonido de los niños jugando a lo lejos daba una sensación de liviandad. Habían decidido encontrarse allí para ponerse al día, después de meses sin verse. La idea de reavivar esa amistad de la niñez era reconfortante para Clara, pero también había una inquietud en su pecho que no lograba sacudir.
Mientras caminaban, Clara no dejaba de pensar en el primer encuentro, cómo las palabras fluyeron con naturalidad, cómo el pasado volvió con intensidad, pero también lo que había cambiado en ella. La relación con León, su pareja actual, había transformado su forma de ver el mundo. Había aprendido a aceptar su identidad, y lo que alguna vez había sido confusión sobre su sexualidad, ahora era una parte integral de su ser.
Mariana, por otro lado, parecía seguir siendo la misma persona espontánea y rebelde de su juventud. Su risa ligera resonaba en el aire, y su mirada estaba llena de algo que Clara no podía identificar del todo, un brillo que la hacía sentirse nerviosa, como si una capa de seducción invisible se hubiera posado sobre su amistad. Aunque nunca habían sido una pareja en el sentido romántico, los recuerdos de sus momentos juntas en la adolescencia siempre habían estado envueltos en una atmósfera de complicidad y algo más, algo que Clara no había sabido cómo definir.
—Me alegra que estemos aquí, ya sabes, después de tanto tiempo —dijo Mariana, mirándola con una sonrisa cálida.
Clara asintió, pero su mente divagaba, recordando los días en que su relación con Mariana fue más profunda, cuando compartían secretos que nunca llegaron a contar a nadie más. Una vez, durante una tarde lluviosa, se habían recostado en la cama de Clara, abrazadas bajo una manta, hablando sobre sus sueños y miedos. En ese momento, sin decir una palabra, sus manos se habían tocado suavemente. No pasó nada más, pero Clara nunca olvidó cómo se sintió ese contacto. En ese instante, había experimentado una mezcla de afecto y algo más… algo que no sabía cómo interpretar.
Mariana interrumpió sus pensamientos.
—¿Sabes? Siempre pensé que las cosas serían diferentes entre nosotras —dijo, con un tono que hizo que Clara la mirara rápidamente. Mariana estaba jugando con una ramita que había recogido del suelo, sus dedos moviéndola distraídamente. —No sé, tal vez imaginaba que, en algún momento, nosotras… ya sabes, seríamos algo más. O tal vez me hizo falta ser honesta conmigo misma antes.
Clara se quedó en silencio, procesando las palabras. No era la primera vez que Mariana tocaba ese tema, aunque nunca lo había dicho tan abiertamente. Su mente empezó a dar vueltas, ¿por qué ahora? ¿Por qué después de tanto tiempo? Recordó lo que sentía cuando era más joven, cuando le parecía que su relación con Mariana estaba en constante juego de sombras y luces, sin definirse nunca. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, Clara se dio cuenta de que las cosas eran más claras ahora, especialmente con León. Él le había mostrado un amor tranquilo, estable, una relación que ha superado sus propias pruebas.
Mariana, al ver que Clara no respondía de inmediato, sonrió con una ligera tristeza.
—Lo siento, tal vez estoy diciendo demasiadas cosas —dijo, dando un paso atrás. —No quiero hacerte sentir incómoda. Es solo que… a veces me pregunto cómo hubieran sido las cosas si no nos hubiéramos distanciado, si no hubiera sido por la vida, por nuestras familias, por… todo eso.
Clara, viendo la vulnerabilidad en los ojos de Mariana, sintió una presión en su pecho. Podía entender lo que Mariana quería decir. Ella también se había sentido atraída por ella en algún momento, pero ahora las cosas eran diferentes. Clara había encontrado algo estable con León, algo que la hacía sentir completa y aceptada. Sin embargo, parte de ella sentía que al rechazar lo que Mariana parecía ofrecer, estaba renunciando a un pedazo importante de su historia, de su identidad.
—Mariana, tú fuiste parte fundamental de mi vida, ¿sabes? Siempre estarás en mi corazón. Pero ahora, mi vida está con León, y eso es lo que más me importa. Estoy feliz con él, y no quiero que eso cambie. Lo que compartimos fue hermoso, pero quedó atrás —dijo Clara, en un susurro suave pero firme.
Mariana la miró durante un largo momento, su rostro reflejaba una mezcla de frustración y tristeza. Finalmente, suspiró y se cruzó de brazos.
—Entiendo, Clara. Supongo que siempre fui una parte del pasado, ¿no? —su voz tenía un tono más frío ahora. —Lo que tuvimos no era suficiente para seguir adelante, y eso es algo que ni tú ni yo podemos cambiar. Pero no me hagas pensar que todo esto… todo lo que fue, fue solo un juego, una etapa pasajera.
Clara intentó encontrar las palabras adecuadas, pero algo en su interior le decía que había llegado un punto de no retorno.