Traicionada por su Prometido, Gana un Presidente

"Wow... Esta habitación es bonita."

Lia estaba enviando mensajes a uno de sus conocidos en la ciudad M. De repente, su hermanastra entró sin permiso a su habitación.

"Quiero esta habitación... Mi habitación es más pequeña que esta."

Lia puso los ojos en blanco con pereza. Esta hermanastra suya es un poco diferente, siempre quiere lo que tiene, solo esta habitación es la que Lia logró mantener. Pero, no tardará en deshacerse de ella también.

"Tómala."

"¿En serio?"

"Sí, toma mis sobras. Te gustan mis sobras, ¿verdad?" ironizó Lia, lo que hizo que su hermanastra apretara los puños.

"Está bien, no te arrepientas."

"¡No! Ya no lo necesito," dijo Lia con frialdad, mientras se levantaba. "Mamá, la habitación o esta casa, tómenla. No la necesito."

"Oh, ¿de verdad?" La hermanastra de Lia miró la maleta que ya estaba bien cerrada al lado de la cama. "¿Te vas?"

"Sí."

"Oh, ¿así que te vas antes de que te echen, eh?"

Lia se levantó y caminó mientras arrastraba su maleta. "Yaaah, en lugar de que me echen los pasajeros, prefiero irme y entregar mis sobras al recolector de chatarra." Al final de sus palabras, Lia sonrió burlonamente. Luego caminó golpeando su brazo contra el de su hermanastra.

"Tú..."

Lia solo agitó la mano. "¡Adiós recolector!"

"¡Papá! ¡Mamá!"

Lia ignoró los gritos de su hermanastra. Continuó caminando hacia afuera. Cuando llegó a la sala de estar, vio a su padrastro.

"Te borraremos de la lista familiar," dijo el padrastro de Lia que estaba leyendo el periódico en la sala de estar.

"Nunca quise unirme. Ustedes me agregaron. Así que simplemente bórenme."

Con el rostro erguido, Lia salió de esa casa. Dejaría la locura de su vida y se iría a otra ciudad.

****

Ciudad M.

Aquí, Lia intenta reorganizar su vida. El aire de esta ciudad es diferente. No trae aroma a recuerdos, solo aire fresco que da la bienvenida a la mañana y a la noche. Trabaja en una empresa financiera bastante grande, donde la gente está ocupada con números, informes y objetivos. Allí conoció a Nia.

"¿Te acabas de mudar a esta ciudad?" preguntó Nia una tarde mientras almorzaban juntas en la cantina.

Lia asintió, llevándose una ensalada a la boca lentamente. "Sí. Empezar de cero, dicen."

Nia rió suavemente. "Yo también, hace dos años. Pero créeme, esta ciudad es como un abrazo cálido si queremos abrir el corazón."

"Lo creo," respondió Lia sonriendo.

"Oh, sí, ¿dónde vives?"

"Estoy alquilando una habitación en la calle M."

"Vaya, ahí el alquiler es caro."

"Sí, llegué aquí hace una semana. Así que no lo sabía," respondió Lia despreocupadamente.

"¿Sabes, Lia? Yo también estoy alquilando una casa, hay tres habitaciones, dos ya están ocupadas por mí y Fitri. Todavía hay una vacía, si quieres, luego pagamos juntas," ofreció Nia.

"¿En serio? ¿Cuánto?" Aparentemente, Lia también estaba interesada.

Se hicieron amigas rápidamente. En pocos días, Lia y Nia decidieron vivir en la misma casa. Sus noches a menudo se llenaban con largas conversaciones en la terraza mientras sorbían té caliente.

"¿Conoces al Sr. Rama?" preguntó Nia en una noche fría.

Lia pensó y recordó quién era el Sr. Rama. Se sentía extraño, pero también bastante familiar en sus oídos.

"Dios mío, ¿cómo no vas a conocer a tu propio jefe?"

Lia rió torpemente, no es que no lo supiera. Solo que recién ahora recordaba ese nombre. Pero, ¿jefe? "Oh, sí. Jajajaja. ¿Qué pasa con él?"

"¿No sientes que es muy atento contigo?"

"¿Ehhh?" Lia frunció el ceño. Incluso sentía que nunca había conversado con un hombre llamado Rama.

"Hace unos días te dio comida, ¿verdad?"

Lia recordó, había muchos compañeros de trabajo hombres que le daban comida, porque de hecho comía mucho en la oficina.

"Ohhh, recibo mucha comida, no sabía que él también me había dado..."

Nia rió, golpeando el brazo de Lia. "¡Eres increíble!"

Algunos hombres intentaban acercarse a Lia. Pero, ella no les prestaba atención, y su amarga experiencia pasada hizo que Lia fuera reacia a entablar una nueva relación.

"A pesar de que el jefe es quien se acerca, ¿por qué lo ignoras de esa manera?"

Lia suspiró profundamente. "Tuve una mala experiencia, Nia. Y todavía estoy ordenando mi corazón y mis pensamientos. No quiero volver a caer en el mismo agujero..."

"Aaahh, la experiencia nos hace ser más selectivos." Nia asintió con la cabeza entendiendo. "Pero, creo que el Sr. Rama es diferente."

"Tómalo tú," se rió Lia.

"A quien le gusta es a ti."

*****

A la mañana siguiente, Lia se sorprendió al ver un plato de gachas de pollo en su escritorio. Miró a su alrededor, la oficina todavía estaba vacía porque había llegado más temprano para terminar el trabajo de la noche anterior.

"¿De quién es esto?" murmuró jalando la silla. "Bueno, recibí una bendición, simplemente cómetelo. Además, tampoco he desayunado."

Lia comió las gachas de pollo, mientras organizaba los archivos. Sin darse cuenta, el tiempo seguía avanzando. Estaba inmersa en su trabajo, de repente, el superior de Lia apareció mencionando su nombre.

"¡Lia!"

Lia volteó, "¿Sí, señor?"

"¿Tu informe ya está terminado?"

"Sí, señor. Justo ahora."

"Llévalo a la oficina del Sr. Rama."

Lia se sorprendió, "¿Qué?"

"Él quiere que lo entregues tú misma."

Lia se quedó en silencio, ¿por qué una persona que está en un nivel superior le pide que lo entregue ella misma? ¿No debería entregárselo a su superior?

"Está bien, señor."

Lia caminó llevando sus documentos. A lo largo de la oficina del departamento, se escucharon pequeños susurros preguntando lo mismo que Lia. Incluso, surgieron especulaciones extrañas, como que Lia y el Sr. Rama tenían una relación.

Frente a la puerta de la oficina del número uno, Lia respiró hondo antes de que su mano se levantara para tocar la puerta.

"¡Adelante!"