Anyel y Elisa, Dos jóvenes con una amistad de muchos años. Con sueños muy diferentes, metas que anhelan cumplir, promesas que no cumplieron y que pondrían a prueba su amistad y también el amor que recién empiezan a tener entre si.
Ambos estarán en un dilema por conservar su bonita amistad, batallando en contra de un inevitable Amor.
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Capitulo 8
Un gran resumen fue suficiente para que Noelia entendiera la situación, empezará a entender el cambio de Anyel, las miradas de complicidad y el querer siempre estar juntos.
Aunque lo único de todo ese resumen, era que ella opinaba diferente a ellos. No veía la lógica de negarse a lo inevitable, poniendo de excusa cualquier cosa, menos lo que realmente los tenía preocupado.
—No veo el porqué, no son novios— buscaba entender Noelia.
—Noe, si nos hacemos novios y no funciona; eso dañará con la bonita amistad que tenemos— se excusó Elisa, aunque sus palabras no tenía lógica si ya habían dado un paso.
—¡Ay, no!, qué estupidez— soltó Noelia volteando los ojos.
—Los amigos no se besan y cuando lo hacen, dejan de ser solo amigos, ¿Has hablado eso con Anyel?— interrogó su amiga, con la esperanza de que Anyel sí diera un paso importante.
Elisa solo negó, no se atrevería a decirle algo. Eso provocó en Noelia caso un desmayo, no podía creer los lentos y complicados que eran, negarse a vivir una experiencia inolvidable, salir de manos agarradas y guardar recuerdos inolvidables.
Tal como estaba Noelia con Elisa, lo estaba Julián con Anyel, seguía sin entender el porqué ellos ocultaban ese deseo por ser algo más que amigos, si todo era sencillo para él. Sin embargo, él seguía Buscando la vuelta a sus respuestas incompletas. Sus excusas tontas que no tenían sentido para
—Te he preguntado varias veces el porqué no le propones que sea tu novia, ¿Cuál es el problema?— indagó Julián muy serio, así lograr que, de esa manera, Anyel lo tomara en serio y respondiera de una vez.
—Siento que si le propongo que sea mi novia, dejara su sueño por nuestra relación y no me perdonaría que se arrepintiera después— expresó Anyel, siendo muy sincero.
—No veo porque ella renuncie a sus sueños, hablas como si ya tuvieran más de veinte años. Muy bien pueden tener un noviazgo a distancia— alegó Julián.
—Pero no insistiré más, eso queda en ustedes— Resaltó Julián. Viendo como su amigo decía mucho con sus expresiones. Tampoco era que buscaran formar una relación por la presión entre sus amigos.
Estaba seguro de que Noelia tampoco presionaría a Elisa. Que todo se diera dependía de ellos dos y de dispuestos que tuviera a vivir un lindo noviazgo a distancia.
Después de una tarde de charla, Elisa fue a su casa, por motivos de la escena de celos de Anyel, al día siguiente, como todos los días, no iría a su casa. Aunque la señora Roberta no tenía culpa, le quería dar un castigo a Anyel.
No tenía derecho a hacerle una escena de celos, si ellos aún no eran nada más que amigos y algo más que no planearon. Ese accidente provocó un cambio dramático en Elisa. Su madre la conocía perfectamente, en su mirada estaba ese brillo de chica enamorada.
—¿Quién es el que me pondrá celosa?— indagó Paola, viendo a su hija con la mirada lejos.
—¡Eli!— exclamó en un tono elevado, buscando la atención de su hija.
—Perdón, mamá, no te escuché— Paola entrecerró sus ojos.
—¿Estás enamorada?— Elisa abrió los ojos
¿Enamorada?, eso era algo muy delicado, acaso ella estaba enamorada o solo era un deseo por ser sus primeros besos.
—Por tu silencio, no sabes si te gusta alguien o estás enamorada— Agregó Paola.
—No me gusta nadie mamá, sabes que tengo en primera lista, mis sueños— mintió Elisa, sin ver a su madre a la cara.
—Yo solo hablo de lo que tu mirada dice— Dijo Paola muy segura.
Dejando a Elisa con más preguntas sin respuesta, todo lo que empezaba a sentir la tenía al borde de la locura. Al igual que Anyel, sentado en la sala con su abuela, en espera de Elisa y nunca llegó.
—¿Se pelearon?— indagó Ysyuri. Anyel solo negó.
—Su amistad ha cambiado, ¿se gustan?— interrogó Roberta, dejando a Anyel viendo a ambas mujeres, en espera de su respuesta.
—Me voy a dormir, nos vemos mañana— Hablo después de unos segundos en silencio, dejando a las mujeres con la curiosidad, aunque era muy evidente todo.
—¡El que calla, oculta!— le exclamó su madre antes de que su hijo cerrará la puerta de su habitación.
Un largo suspiro salió de él, su teléfono se encendía y se apagaba, en espera de que sonara, pero nada, no recibió un mensaje de ella y él tampoco le escribió, no sabía qué decirle, como disculparse y hacer las pases.
felicidades autora .
Que hermosa amistad la de Elisa, Noelia, Julián y Anyel.