Diana

Ana descansó un rato, encontró algunas revistas y las leía mientras se hacía la hora del almuerzo, escuchó unos toques en la puerta y vió el reloj, aún no era la hora de comer, y cuándo abrió se encontró con Dorothy, Ana se puso nerviosa, ella le temía.

Dorothy: vine a hablar contigo acerca de lo que ocurrió ésta mañana no creas que te pasarás de lista conmigo muchachita.

Ana se asustó mucho, demasiado.

Ana: no sé de qué habla

Dorothy: si sabes no te hagas la mosca muerta, tú te valiste de alguna artimaña para engatusar al viejo Albuquerque y librarte de tu trabajo, pero no creas que eso te durará mucho, después de éstos dos días no volveré a aceptar ese tipo de tratos, entendiste? Tú estás aquí para trabajar como las demás, no estarás aquí como una reina mientras todas las demás trabajan, no te creas especial y si no te pongo a trabajar hoy mismo es porque el viejo Albuquerque se enteraría en seguida y no me conviene su enemistad. No te quieras pasar de lista conmigo o tendrás serios problemas.

Ana sólo asintió, estaba asustada, tenía ganas de llorar.

Cuándo Dorothy estaba por salir de cuarto Lilian se asomó.

Dorothy: ¿Que haces aquí vieja metiche?

Lilian: vine a avisarle a Elisa que el almuerzo está listo.

Dorothy: últimamente te veo muy cerca de ésta, no me gusta para nada su cercanía, ¿ Acaso ella misma no puede estar pendiente de la comida? Simplemente debe estar en la cocina a la hora de la comida y si no está pues no come y ya.

Lilian: como digas.

Dorothy abandonó la habitación y Ana soltó el llanto que había contenido, Lilian sólo la veía.

Lilian: vine a penas supe que ella estaba aquí ¿Que quería?

Ana le contó todo.

Lilian: era de esperarse sabe que eres nueva y los hombres están deseosos de probarte.

Ana: ¿usted también está aquí en contra de su voluntad?

Lilian: tal vez.

Ana no entendió su respuesta pero por la cara de Lilian sabía que no debía preguntar más.

Ana: señora Lilian ¿usted puede salir de aquí?

Lilian: sí, algunas veces salgo a hacer mandados ¿Por qué?

Ana: porque yo quisiera saber de mi madre ella está enferma y me da mucho miedo que le haya pasado algo y yo sin saber nada, quiero saber si está bien.

Lilian se conmovió por la respuesta, la mayoría de las chicas siempre le pedían el favor de comprar cosas, en cambio Ana estaba preocupada por su madre.

Lilian: no le hago favores a nadie.

Ana no dijo nada más, esa tarde no salió a almorzar.

Pasó el resto del día encerrada, no quería ver a nadie sólo quería estar sola y llorar hasta desmayarse.

estaba profundamente dormida cuándo oía su nombre a lo lejos y mientras iba despertando sentía la mano de alguien mover su hombro, era Perla.

Ana:¿ que haces aquí?

Perla: no te ví ni en el almuerzo ni en la cena así que vine a ver si estás bien y te traje algunas frutas.

Ana: gracias, pero, como entraste? Creí que había cerrado la puerta.

Perla: y lo hiciste, pero toqué muchas veces y como no salias le pedí la llave a Lilian. Por cierto te mandó pedir el número de teléfono de tú madre, ella mañana saldrá.

Ana se emocionó un poco pero sabía que no podía decirle nada a su madre de lo que le estaba pasando eso complicaría las cosas para ella misma además no sabía si su madre quisiera hacer algo por ella así que le escribió el número de su abuela.

Ana: que le diga que estoy bien, y que le pregunte cómo está mi mamá. Con eso es suficiente para mí.

Perla: ok, me voy, hasta mañana.

Ana: adiós.

cuándo Ana vió el reloj se sorprendió eran las 11 de la noche había dormido una barbaridad, ella cerró sus ojos para volver a dormir pero su estómago le recordó que no había comido nada, así que comió las frutas y luego se durmió.