El Demonio De Altamar

La vista del hotel era hermosa, la celebración por la pesca de este año y las buenas ganancias para el pueblo habían traído a toda la nobleza, aparte de que todas las familias presentaban a sus hijas en sociedad para conseguirles esposos de familias acaudaladas. Las mujeres vestían los mejores vestidos que tenían en sus armarios y los hombres todos de trajes, excepto aquellos de la naval y de la armada que tenían sus trajes oficiales de gala.

No necesite ubicar a Lord Black, ya que ni bien entramos mi madre por poco me jalo hasta ellos, Aníbal Lucía un traje de gala de la Armada, con su cabello atado en una coleta, mientras que Eric tenía un porte de adonis con el que cualquier mujer se enamoraría, su traje de Armada Naval era en tono azul con plata y portaba el sable enganchado al costado de su cintura, su cabello también estaba atado en una coleta alta. Al llegar a ellos pude notar como ambos se me quedaron viendo, debo admitir que me sonroje y tuve que desviar mi mirada hacia cualquier otro lado. No soy de esas mujeres que están acostumbradas a vestir bien y a ser el centro de atención, de hecho amo pasar desapercibida en esas fiestas.

Muy buenas noches, señorita- dijo el teniente agarrando mi mano y depositando un suave beso en ella, levante mi mirada para cruzar con la de él por una fracción de segundo y puedo asegurar que no había una pizca de frialdad de la que estaba acostumbrada - luces radiante esta noche-

Muchas gracias, teniente- le dije haciendo una mínima reverencia a él.

Buenas noches, peque- me dijo en tono jocoso Aníbal. Se acercó a agarrar mi mano y también depósito un suave beso, pero debo admitir que no sentí esa electricidad que me transmitió su hermano, sino que había el cariño de familia que siempre me había brindado.

Buenas noches Aníbal- dije dándole también una reverencia.

Bien ahora que todos nos hemos saludado, Aníbal ven conmigo quiero que conozcas a alguien- dijo con su voz gruesa Lord Black, puede ver de reojo la expresión de molestia en el nombrado y quizás una de burla en Eric.

Mis padres habían desaparecido hacia un ratito, al parecer era intencional el dejarme sola con el Teniente. No es algo que me disguste, de hecho cuando Anabella me confesó que amaba a Aníbal, yo le dije que me había enamorado de Eric y si realmente estoy perdida en esos ojos tan profundos y esa mirada cargada de ternura que solamente tiene para mí, pero aún en mi mente rondan todas aquellas cosas desagradables que lo escuché decir y si bien mis sentimientos no han cambiado, si quería escuchar de su boca las disculpas que hasta hoy jamás había dicho

Deseaba con todo mi corazón que él creyera ciegamente en mí y no que se dejara manejar por aquellos chusmerios propios de la gente que nada mejor tenía que hacer con su vida que ir a hablar de los demás.

Déjame decirte nuevamente que estás hermosa, aunque no importa lo que luzcas siempre eres preciosa- me dijo suavemente mientras me daba una copa de agua y brindaba conmigo con una copa de vino.

Muchas gracias, ese traje es sumamente hermoso y le sienta muy bien- le dije desviando nerviosa la mirada.

Te lo agradezco mucho, tengo algo para ti, espero que sea de tu agrado- me dijo mientras me entregaba una cajita de color azul, al abrirla mis ojos quedaron impresionados, era una fija cadena de plata con una luna menguante de dije.

Es muy hermoso, realmente se lo agradezco, aunque no era necesario. Yo no tengo nada que darle esta noche- le dije apenada, no sabía que debía llevar conmigo un regalo para él.

Tranquila no debes darme nada, es solamente un presente que vi y me acordé de ti- dijo quitándomelo de la mano y dándome vuelta para colocármelo, levante mi cabello dejando al descubierto mi cuello, podía sentir su suave respiración que mandaba una corriente eléctrica por todo mi cuerpo.

¿Le gustaría bailar conmigo, teniente?- le pregunté aún dándole la espalda, sé que esbozo una pequeña sonrisa de satisfacción, no tenía que verlo de frente para sentirlo.

Será un placer- me contesto tomando mi mano y dirigiéndonos a la pista de baile.

Me di cuenta de que éramos el centro de atención de todos, las miradas de envidia de muchas mujeres y de lujuria de muchos hombres, podía ver que su mirada pasaba de sombría a tranquila dependiendo quién se acercara a nosotros bailando. Era como que ¿me celaba? No quizás era imaginación mía. Solamente bailamos dos piezas, luego de eso nos íbamos a dirigir a la barra, cuando en él camino me encontré con Dana y el me permitió quedarme hablando con ella, mientras nos iba a buscar algo de beber.

¿Ese es tu prometido? ¿Creí que era un bloque de hielo o un ogro?- me dijo tapando su boca con un abanico.

Oh ya basta- dije bufando en tono molesta -espera, ¿cómo sabes que es mi prometido?- le pregunté ansiosa.

porque tus padres y Lord Black se lo están anunciando a todos. Oye ¿qué hace Lady Gisel tan pegada a él?- esa pregunta me sacó de mi zona de confort y voltee a verlo. él estaba permitiendo que ella le apoyara el pecho descaradamente en su brazo mientras le sonreía con falsedad, se estaba regalando a él y jamás vi que la corriera, es más en un momento ella le dio algo que el acepto con una mueca y se guardó en su bolsillo.

No quise mirar más, yo no iba a ser como todas las nobles que permitían los engaños descarados de sus maridos con tal de mantener su estatus y su apellido. Solté el brazo de Dana y me fui corriendo al baño, necesitaba estar sola y pensar como salir de esa fiesta.

*fui tan estúpida al pensar que él sería honorable* pensaba mientras lloraba sin hacer ningún ruido, no quería que nadie supiera que estaba ahí y por suerte para mi Dana no me había seguido. Mientras estaba en mi nube de tristeza, escuché como Gisel entraba con otra mujer al baño, preferí quedarme escondida donde estaba, no soportaría sus estúpidas burlas.