Después de un año de lo sucedido todo sufrió un cambio. Emily tratará de detener una inminente guerra entre ambos mundos, pero antes tiene que revelar secretos que le dirán quién es en verdad, pero no será la única que buscará respuestas en esta lucha.
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Capítulo 8 — El Sargento H
Emily y Rommel despertaban juntos, abrazados bajo el hermoso amanecer; ambos se miraron fijamente y la inercia hizo que se dieran un beso lleno de amor.
— Te ves tan hermosa como el amanecer — Dijo Rommel mientras tocaba la mejilla de Emily.
Emily solamente se ruborizó tras lo dicho por Rommel, pero el momento romántico termino cuando Emily cayó en los brazos de él.
Rommel empezó a gritar el nombre de la chica, pero esta se encontraba en un trance donde nadie la podía sacar.
En ese trance Emily dejo este plano para caminar a una luz totalmente brillante que la guío a una habitación completamente blanca.
— ¡Llegaste! — Exclamó una voz masculina.
— ¿Quién eres y qué es este lugar? — Cuestionó la chica.
— Cuando llegue el momento adecuado sabrás quien soy, pero por el momento la pregunta es ¿Tú quién eres? — Dijo la voz.
— Yo... soy... —
— Si no sabes quien eres ¿Cómo pretendes detener todo esto? — Cuestionó la voz.
— ¿Detener? ¿De qué hablas? —
— Hace mucho tiempo tuve una hija, era tan hermosa como tú, pero tuve que mandarla a encontrarse a ella misma — Dijo la voz.
— ¿Qué tiene que ver eso conmigo? — Dijo Emily mientras caminaba al centro de la habitación.
— Debes de encontrarte a ti antes de encontrarlo —
— ¿Cómo lo hago? — Cuestionó la chica.
La voz dejo de hablar y una confundida Emily regreso a su realidad y despertó de aquel trance; Rommel al ver esto la abrazo fuertemente como si no quisiera dejarla ir.
— ¿Estás bien? — Dijo Rommel mientras seguía abrazándola.
— Sí, lo estoy, tranquilo — Respondió.
Rommel beso la frente de la chica para posteriormente ayudar a que se levantará. Terminaron de recoger sus cosas y siguieron su camino rumbo a la ciudad de Scarlet Wonder.
Mientras tanto en aquella ciudad abandonada los Templari seguían durmiendo hasta que una granada entro por una de las ventanas explotando al instante.
— ¡Qué mierda! — Exclamó Lexa tras oír la explosión.
Los Templari salieron portando sus armas, pero su sorpresa fue grande cuando se encontraron frente a otros hombres armados.
— Vaya, vaya, por fin nos conocemos, los mejores chupa vergas del Vaticano — Dijo un hombre joven mientras salía por medio de los hombres armados.
— Pero si es “el mejor soldado de la ciudad” ¿Erick ya se cansó de darte por atrás? — Respondió Lexa.
— Que graciosa eres; ya quería conocerte en persona — Respondió el hombre.
— Me halagas, pero no eres mi tipo — Respondió Lexa.
— Créeme que una prostituta es mejor que tú — Respondió el hombre — Pero ya dejemos de hablar; ahora vendrán con nosotros por las buenas o las malas — Agregó el hombre.
— Eso no se podrá — Dijo Lexa mientras se plantaba firmemente frente a aquel hombre.
Un silencio se hizo presente; ambos lados se apuntaban con sus armas, pero un bando gana por superioridad numérica. El viento soplaba levemente y el Sol se colocaba en su punto más alto; el sonido de un avión se hizo presente rompiendo aquella tensión y en un momento de distracción Lexa saco una pequeña granada de humo que sin dudar arrojó al suelo. El humo se despejó minutos después y los Templari habían desaparecido junto a aquel avión.
— Señor, creo que escaparon — Dijo uno de los soldados.
— No me digas... pensé que eran invisibles — Dijo el hombre con sarcasmo. Acto seguido le disparó a aquel soldado.
El hombre sólo se limitó a sonreír y dio la indicación de seguir con la búsqueda.
Los Templari seguían un camino que no llevaba a ninguna parte. Mientras caminaban Lexa volvió a caer de rodillas y frente a ella todo cambió, el desierto desapareció y la luz se hizo oscuridad; un frío invadía los huesos de la chica y frente a ella una enorme sombra negra se hizo presente; posteriormente la escena cambio a una chica caminando rumbo a la ciudad de Scarlet Wonder. Lexa regresó en si y se levantó rápidamente.
— ¿Qué ocurre jefe? — Cuestionó uno de los Templari.
— Van de regreso a la ciudad — Respondió Lexa.
Lexa juntó los Templari seguían los pasos de aquella chica, pero de igual manera aquel hombre al que llaman el “sargento H” les seguía el paso a ellos mientras que en la ciudad Erick viajaba de regreso a sus orígenes.