El Legado De AKVY: La Profecía De Poseidón

Liz, al ver la desesperación en los ojos de Sirius, decidió actuar. -"¡No lo dejaré solo!"- Con una determinación férrea, concentró su energía y lanzó una ráfaga de magia directamente hacia la serpiente, golpeándola con fuerza en la cabeza. La criatura soltó un chillido de dolor, aflojando su agarre sobre Sirius lo suficiente como para que este pudiera respirar nuevamente.

Basil, aprovechando el momento, se lanzó con su poder dracónico hacia la criatura, cortando una de sus aletas dorsales y obligándola a retroceder aún más.- "¡Vamos, Sirius! ¡Tienes que levantarte! ¡No podemos hacerlo sin ti!"

Sirius, aún débil, luchó por ponerse de pie. La serpiente estaba herida, pero no derrotada, y él sabía que debía hacer más para superar esta prueba. Recordando las palabras de Basil y la acción valiente de Liz, reunió todas sus fuerzas y se lanzó hacia la serpiente, utilizando el último resquicio de su poder lobezno para aprisionarlo.

"¡Ahora!"- gritó Liz, señalando el rincon donde tenía Sirius a la serpiente. -"¡Es nuestra oportunidad!"

Con un esfuerzo conjunto, el grupo atacó la serpiente con todo lo que tenían. Hades, aunque no dijo una palabra, desató un poderoso hechizo que atravesó el corazón de la criatura, terminando con ella en un destello de luz. La serpiente se desvaneció en una nube de humo, y la sala quedó en silencio una vez más.

Sirius cayó de rodillas, respirando con dificultad.- "Gracias... no podría haberlo hecho sin ustedes."- dijo, mirando a Liz y Basil con gratitud.

"Estamos juntos en esto," respondió Liz, ofreciéndole una mano para ayudarlo a levantarse. "No vamos a dejar a nadie atrás."

Sin embargo, Hades, que había observado la escena en silencio, dejó escapar un bufido de indiferencia.- "Eso fue patético."- dijo, su tono lleno de desprecio.- "No entiendo por qué desperdician su energía en alguien tan débil. Si fuera por mí, lo habría dejado ahí."

Liz lo miró con los ojos entrecerrados.- "¿Qué dijiste?"- dijo molesta.

"Lo que escuchaste."- replicó Hades, sin mostrar ninguna señal de arrepentimiento.- "Esta misión es demasiado importante para perder tiempo en proteger a los débiles. Si alguien no puede mantenerse en pie por sí mismo, no tiene lugar aquí."

Demian, que había estado observando a Hades con creciente irritación, finalmente dio un paso al frente. -"Eso fue demasiado, Hades. No tienes derecho a hablar así de Sirius, y mucho menos de Liz. Ambos han demostrado su valor más de una vez."

Hades giró la cabeza hacia Demian, su expresión endureciéndose. -"¿Defiendes a alguien como ella? ¿Una chica que apenas puede controlar su magia y un tonto que casi muere por su propia debilidad?"

"Sí, los defiendo."- replicó Demian con firmeza, su voz llena de convicción. -"Porque son parte de nuestro equipo. Liz tiene más fuerza de la que puedes ver, y Sirius ha demostrado su lealtad y poder en varias ocasiones. No somos un grupo de individuos egoístas. Somos un equipo, y eso significa que nos apoyamos mutuamente, incluso cuando las cosas se ponen difíciles."

Hades lo miró por un momento, sorprendido por la intensidad de la respuesta de Demian. Había empezado a respetar a Demian por su habilidad y su fuerza, pero no podía entender su insistencia en proteger a aquellos que consideraba inútiles.

"Tu lealtad está mal dirigida, Demian." - dijo Hades finalmente, su tono gélido.- "Pero haz lo que quieras. Solo asegúrate de que no nos arrastren a todos con ellos."

Liz, aunque dolida por las palabras de Hades, no dejó que su resolución se tambaleara. Había demostrado su valor en este desafío, y aunque Hades no lo reconociera, ella sabía que había hecho lo correcto. No iba a permitir que alguien como él la intimidara.

"Gracias, Demian." -dijo Liz, su voz más suave ahora, pero cargada de gratitud.

"Siempre, Liz."- respondió Demian, dándole una pequeña sonrisa de apoyo. - "No dejes que nadie te haga sentir menos de lo que eres."

El grupo, aunque tensionado por la confrontación, sabía que no podían permitirse detenerse. Con la serpiente derrotada y el desafío superado, se prepararon para avanzar hacia la siguiente etapa en su búsqueda de la Llave del Olvido, conscientes de que los peligros no harían más que aumentar.

El grupo avanzó con cautela por el oscuro corredor que se abría ante ellos, sus pasos resonando en el silencio sepulcral que dominaba el lugar. A pesar de la reciente confrontación con la serpiente y las tensiones que surgieron entre ellos, todos entendían que no podían permitirse distracciones. La Llave del Olvido estaba cada vez más cerca, y sabían que el verdadero desafío aún estaba por venir.

Finalmente, después de lo que parecieron horas de caminata, llegaron a una gran cámara subterránea, iluminada por una tenue luz azulada que emanaba desde el centro. Allí, suspendida en el aire, flotaba la Llave del Olvido, un antiguo artefacto con inscripciones arcanas que parecían cambiar constantemente de forma. Sin embargo, lo que realmente llamó la atención del grupo fue la criatura que custodiaba la llave: un dragón marino colosal, conocido en las leyendas como Nessbit.

Nessbit era un ser imponente, su cuerpo cubierto de escamas azules y verdes que brillaban como gemas bajo la luz. Sus ojos, de un amarillo intenso, observaban al grupo con una mezcla de curiosidad y amenaza. Colgando de su cuello, sobre un grueso collar dorado, se encontraba la Llave del Olvido, aparentemente fusionada con su cuerpo por un antiguo encantamiento.

"Así que ahí está,"- murmuró Kai, su voz apenas un susurro mientras observaba al dragón con respeto y temor. -"La Llave del Olvido."

"Y no será fácil de conseguir," - dijo Basil, sus ojos dracónicos entrecerrados mientras analizaba a la criatura. -"Nessbit es uno de los guardianes más antiguos y poderosos del océano. No se rendirá sin luchar."

Liz tragó saliva, sintiendo la presión de la situación. Sabía que este sería el mayor desafío que habían enfrentado hasta ahora. Nessbit era más que una simple criatura; era una fuerza de la naturaleza, y todos tendrían que trabajar juntos si querían tener alguna esperanza de derrotarlo.

"Nos enfrentamos a esto como un equipo."- dijo Sirius, su voz llena de determinación a pesar de la fatiga evidente en sus rasgos.- "Hemos superado mucho juntos, y no nos detendremos aquí."

Hades, que había permanecido en silencio hasta ahora, finalmente habló, su tono irónico y arrogante.- "Espero que estén listos para morir. Este no es un enemigo ordinario. Si fallan, no habrá segunda oportunidad."

"Lo sabemos."- respondió Demian con firmeza, su mirada fija en el dragón.- "Pero no vamos a retroceder."