Isabella Quintana, una mujer de veintiséis años, que esconde algunos secretos, que quedan al descubierto, cuando su guardaespaldas y, su pareja con la que a vivido durante más de ocho años, en secreto sin que nadie lo sepa.
Tras la muerte de su guardaespaldas, se desencadenan varios conflictos donde,
sé ve implicada, en un accidente.
Donde la culpan a ella de ser la principal sospechosa y, es secuestrada por Alek Petrov, un mafioso, de procedencia Rusa.
Quien está dispuesto a quitarle la vida, con tal de que pague, por lo que ha hecho, pero queda impactado con su belleza, cuando la ve por primera vez en unas fotos.
Acompañame en está nueva historia, a descubrir donde la traición, y la ambición y los conflictos de amor, jugando su papel principal.
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Isabella discute con Henry
Solo me quedo viendo a mi hermano y, le chasqueo la lengua no sé por qué, pero a veces es un hombre tan rudo y otras veces es una persona demasiado dócil cuando se trata de personas mayores, yo no distingo negocio es negocio, creo que sí dejo todo esto en manos de mis hermanos, pronto lo llevarán a la quiebra.
Es por eso que mi padre, tiene más confianza en mí, para los negocios que en ellos.
Bueno, si nada más para esto me querías, me retiro, ah no olvides que hoy tenemos una reunión.
Sabes que ese tipo de reuniones, no me gustan, quienes asistirán.
Pues como es más bien es una reunión en el hotel pues, pensamos que podemos llevar a nuestras mujeres. Habrá algunos nuevos invitados, que quieran unirse a nosotros, entonces será más bien más una convivencia, entre nuevos socios.
* Nada del otro mundo. *
Cuando escucho que mi hermano, que dice, que asistirán con sus esposas enseguida escupo.
No me dirás que piensan llevar a sus mujeres, ya te he dicho que en ese lugar no es, para que las estén llevando, ves lo que pasó la última vez que las llevaron.
Sí Isabella, estás hablando de algo que pasó hace mucho
tiempo.
Así pues si no mal recuerdo, la que llevó la peor parte fui, yo por tratar de sacar a tu mujer de ahí.
Me dieron un balazo y, ni siquiera las gracias me dio, así que de una vez te advierto que si algo pasa.
** Yo no voy a andar de niñera de nadie*. *
Quedamos y escúchame bien, Henry que nunca mezclarían a sus mujeres en el negocio, más si son viejas p******* , que no sirven para nada más que para parir hijos.
Henry se molesta ante lo dicho por Isabella. Pero tampoco ofendas a mi esposa.
Pues piensa lo que quieras, Henry me da lo mismo, es más a mí no me vayan a buscar a mi casa, yo me voy sola te quedó claro.
No puedo soportar, cuando mi hermano trata de incluir a su esposa en el negocio, esa mujer en pocas palabras no sirve para nada.
Solo para parir hijos, salgo de mi despacho furiosa tal parece que los únicos sensatos aquí es mi hermano Lían y yo. Henry y mis dos primos tal parece que sus mujeres los dominan, creo que esa es la razón por la cual sigo soltera.
** No soportaría que nadie me esté dando órdenes*. *
Salgo de la empresa, en compañía de mi grupo de hombres pues nunca estoy sola, el apellido Quintana ya es muy mentado, así que siempre estoy acompañada, mi chofer abre la puerta para que suba. - A dónde señorita. -
- A mi casa por favor. -
Vivo en una de las mejores zonas residenciales aquí en las Vegas, ya que mi hermano, se quedó con la mansión, cuando mis padres decidieron irse a vivir a México.
Ya de que su esposa se en terco que quería esa casa, para no tener problemas con ellos, me compré mi propia casa.
Sé que si mis padres algún día regresan habrá problemas, pero será con ellos con los que tenga que hablar.
Cuando ya estoy dentro de mi auto, suena mi teléfono móvil. Pero veo que es mi hermano, así que no le pienso contestar, entre la compra de esos terrenos y el coraje que me ha hecho pasar, estoy que me lleva al mismísimo diablo.
Poco después mi chofer me dice. - Señorita Isabella el señor Henry pregunta que si irá a la reunión. -
Dile que ya dije que me deje de estar molestando, no estoy de humor.
Cuando llego a mi casa, me recibe una de mis empleadas de toda mi confianza, bueno es una empleada que trabajó, para mis padres ahora trabaja para mí.
Llegaste temprano no hoy señorita Isabella.
Sí Ana, discutí con mi hermano, no entiendo esa terquedad de mi hermano de llevar, a sus mujeres a nuestras reuniones.
Qué le puedo yo decir señorita Isabella, la señora Cristina es así, el señor Henry, hace lo que ella le dice.
- Esa mujer nunca me ha gustado, no sé por qué, pero ahí hay algo en ella que no es de fiar. -
Mientras platico con Ana, nos dirigimos hacia la sala a ella es quien le cuento todo, fue mi nana cuando yo era una bebé y mi mamá se iba con mi papá algún asunto de negocios. -
- *Ana dónde está. * K* *
- El señor Samuel, está entrenando con algunos de los chicos.
- Cuando termine, le dices que suba a mi habitación, tengo que darle algunas instrucciones para esta noche. -
Sí yo le digo señorita. Disculpa que me entrometa en lo que no me importa, señorita Isabella, que va a hacer con el señor Samuel.
*Cuando Ana me pregunta, qué pienso hacer con Samuel se me hace raro llamarlo por su nombre, yo en lo personal siempre lo llamo por. * K* *
Nada Ana, seguir como hasta ahora, él sabe mis condiciones y las acepto.
Es la persona con la que tengo una relación desde hace más de 8 años, es mucho mayor que yo, tiene 38 años él fue el hombre a quién entregué mi virginidad, cuando tenía 18 años, y él tenia 30 años, desde entonces estamos juntos, no me exige nada más allá de lo que yo no le pueda dar.
Las cosas están claras entre nosotros, él siempre me vive repitiendo que está enamorado, de mí que soy el amor de su vida la mujer que él ama.
Eso me hace sentirme bien y segura, sé que yo nunca le he dicho ni una sola palabra de lo que siento por él, en realidad tal vez es, porque tengo miedo de decirle que estoy enamorada de él.
*Subo a mi habitación, me voy a mi armario en busca de lo que me pondré esta noche busco y busco, hasta que encuentro un vestido rojo de edición limitada, que nunca me he, puesto que me lo regaló. * K* *
En uno de mis cumpleaños, creó que gastó todos sus ahorros en este vestido.
hoy le daré la sorpresa, de usar el vestido, esperó que cuando regresemos tenga el deseo de quitarme el vestido y, hacerme suya, como cada noche.
Me sonrojó de lo que estoy pensado, pero es la verdad ese hombre me tiene loca, digo mientras coloco el vestido sobre sobre la cama usaré unas zapatillas tacón de aguja, negras y una cartera del mismo color.
< Anita \>