NovelToon NovelToon
Un Reloj… En Sus Sueños

Un Reloj… En Sus Sueños

Status: En proceso
Genre:Romance / Futuro / Pareja destinada / Amor eterno
Popularitas:1.9k
Nilai: 5
nombre de autor: Zoilo Fuentes

Un relato donde el tiempo se convierte en el puente entre dos almas, Horacio y Damián, jóvenes de épocas dispares, que encuentran su conexión a través de un reloj antiguo, adornado con una inscripción en un idioma desconocido. Horacio, un dedicado aprendiz de relojero, vive en el año 1984, mientras que Damián, un estudiante universitario, habita en el 2024. Sus sueños se transforman en el medio de comunicación, y el reloj, en el portal que los une. Juntos, buscarán la forma de desafiar las barreras temporales para consumar su amor eterno.

NovelToon tiene autorización de Zoilo Fuentes para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAPÍTULO 3: SUEÑOS COMPARTIDOS

— ¿Dónde carajos estoy? Damián parpadeó desorientado. Se sentó en el suelo, tratando de recordar cómo había llegado hasta ahí.

El joven se encontraba en un lugar abierto, envuelto en oscuridad. La única guía era una luz distante que brillaba como un faro en la noche. El suelo bajo sus pies era irregular, como si estuviera en un terreno desconocido. El aire era denso y misterioso.

Damián se puso de pie, tambaleante. La luz brillaba más intensamente a medida que avanzaba. Cada paso que daba lo acercaba a lo desconocido. La oscuridad lo rodeaba, pero la luz persistía. Él decidió seguir su resplandor, confiando en que lo llevaría hacia la verdad.

Así, Damián avanzó con cautela, sin saber si estaba despierto o atrapado en un sueño. La luz a lo lejos parecía titilar, como si fuera una promesa de respuestas. El tic-tac de un reloj resonaba en su cabeza, marcando el tiempo de su búsqueda. Cada paso que daba lo acercaba más al origen del sonido, y su corazón latía a ese mismo ritmo.

Entonces se detuvo un instante, sintiendo que estaba en un punto de no retorno. Pero el tic-tac seguía insistente, como un eco en su mente, así que no podía dar marcha atrás, por lo que continuó su recorrido.

Al llegar a la luz, Damián se encontró en una pequeña estancia. Las paredes estaban cubiertas de polvo y telarañas, y en el centro había una vieja mesa de madera. Sobre ella reposaba un antiguo reloj de bolsillo. El tic-tac persistía, pero ahora era más suave, como un susurro. Con manos temblorosas, recogió el reloj, el metal del mismo estaba frío al tacto. Con cuidado, abrió la tapa trasera y encontró una inscripción desgastada que no logró comprender. Mientras observaba el reloj con detenimiento, el mismo comenzó a girar sus manecillas en sentido contrario, el mundo a su alrededor se desdibujó y Damián se encontró en un lugar diferente. Era una habitación olvidada donde yacía un espejo antiguo.

Damián se encontró frente al espejo, y su propio reflejo lo desconcertó. Los ojos que lo observaban no eran los suyos, sino los de otro hombre. El misterio se profundizó cuando Damián observó con asombro cómo su reflejo en el espejo hablaba, aunque sus propios labios permanecían sellados y ahí, solo alcanzó a escuchar una voz que susurraba:

— ¿qué eres?

De repente, la habitación se llenó de un estruendo cristalino cuando el espejo, como si hubiera decidido rebelarse contra su propio reflejo, se partió en mil pedazos. Damián sintió cómo la realidad se desgarraba a su alrededor, y todo se sumió en la oscuridad.

Cuando finalmente abrió los ojos, yacía en su propia cama con las sábanas enredadas a su alrededor. A su lado, Gustavo lo observaba con preocupación.

— ¿Estás bien?— preguntó con voz suave.

Damián parpadeó, tratando de comprender. ¿Había sido todo un sueño? El espejo, el otro hombre, el reloj…

— Una pesadilla — murmuró, y Gustavo asintió.

— Sí, estabas inquieto. ¿Quieres hablar de ello?

Damián negó con la cabeza. No había palabras para describir lo que había experimentado.

Gustavo acarició su mejilla.

— Estoy aquí, dijo.— No importa lo que hayas visto en tus sueños. Estamos juntos.

La mente de Damián se enredó en los hilos del sueño, y una sonrisa se deslizó por sus labios.

— ¡Qué calamidad!, pensó.— Aquí estoy, en el año 2024, y mi mente divagando en relojes de bolsillo de hace un siglo atrás.

...🕰️🕰️🕰️...

Al acercarse la hora de las nueve de la noche, Horacio se prepara para descansar. El cansancio de su jornada en el taller de relojería pesa sobre sus hombros. Hoy, como de costumbre, atendió a nuevos clientes y ajustó delicadamente los mecanismos de los relojes. Sin advertirlo, sus párpados se cierran y lo sumergen en un viaje onírico.

Horacio, sin previo aviso, se halló en un bosque tenebroso, poblado por criaturas nocturnas y árboles que parecían susurrar palabras extrañas. La cama que solía ser su refugio había desaparecido, y en su lugar, solo había sombras y hojas crujientes bajo sus pies. A lo lejos, una cabaña diminuta destellaba con luz cálida. Horacio anhelaba llegar hasta ella, deseando un poco de ayuda, pero sus piernas se negaban a obedecer. Estaba atrapado en un limbo entre la realidad y el ensueño, donde las leyes físicas se desvanecían y los misterios se tejían en la penumbra.

El sonido de la voz temblorosa de un anciano que apareció de entre los árboles resonó en los oídos de Horacio.

— ¡Horacio, al fin llegas! — asintió a duras penas.

El anciano, encorvado y arrugado, apenas alcanzaba la altura de su cintura. En sus manos sostenía un reloj de bolsillo antiguo, cuya esfera estaba grabada con símbolos en un lenguaje desconocido. Horacio, desconcertado, no pudo evitar preguntar:

— ¿Quién eres? ¿Cómo conoces mi nombre?

La sonrisa del anciano se desplegó como un rayo de luna entre las sombras.

—¿Cómo no iba a saber tu nombre?, susurró. — Tu abuelo Esteban habla de ti con la misma pasión con la que los ríos fluyen hacia el mar.

Horacio, perplejo, no pudo evitar preguntar:

—¿Cómo es posible que conozcas a mi abuelo? Él partió de este mundo hace años.

El anciano, con ojos centelleantes, confesó:

— Yo también he cruzado esa frontera. Vengo del mismo lugar donde Esteban reside ahora. Te traigo este reloj que él perdió hace eones, y por fin lo ha hallado.

Las lágrimas se asomaron en los ojos de Horacio.

— ¿Por qué no vino él mismo a entregármelo?, inquirió.

El anciano soltó una carcajada que resonó como hojas secas en el viento.

— Tu abuela Patricia, mi querida amiga, no le permitió emprender este viaje. Sabes bien cómo es ella: terca como las raíces de los árboles más antiguos.

El anciano depositó el reloj en las manos de Horacio, su sonrisa irradiaba la satisfacción de una misión cumplida.

— Tómalo, le dijo al muchacho, — lo necesitarás para continuar tu viaje.

Sin más, el anciano se desvaneció en un remolino de polvo, como si nunca hubiera existido. El reloj, que antes parecía inerte y dañado, cobró vida. Sus manecillas giraron con urgencia, marcando el tiempo de manera implacable. Horacio, aún aturdido, se encontró de pie frente a la puerta de la pequeña cabaña, cuya luz titilaba como una estrella en la noche. La puerta de la cabaña se abrió con un crujido suave, invitándolo a cruzar su umbral. Horacio, avanzó con cautela. La luz que emanaba del interior era cálida y acogedora.

Horacio se sorprendió al darse cuenta de lo inusual que era la situación. Hasta ese momento, solo había percibido sombras y tinieblas, pero ahora, con el reloj en sus manos, todo se iluminaba con una claridad deslumbrante.

— Gracias, abuelo, por tu ayuda, murmuró, mientras una nueva conciencia de sus sueños pasados comenzaba a aflorar en su mente.

Mientras exploraba el lugar, sus ojos se posaron en un cuadro colgado en una de las paredes. Intrigado, se acercó, pero no lograba descifrar su contenido. La pintura mostraba una silueta indefinida que parecía cobrar vida, moviéndose y transformándose lentamente. A veces, la figura tomaba la forma de un animal, y en otras ocasiones, parecía la silueta de un hombre. Horacio, atónito, no pudo contener su asombro y murmuró en voz alta:

— ¿Qué eres?

Al pronunciar esas palabras, Horacio notó que el reloj había detenido nuevamente el movimiento de sus manecillas. En ese instante, la cabaña comenzó a derrumbarse a su alrededor. Los escombros caían sobre él, inmovilizándolo, mientras la oscuridad lo envolvía una vez más. De repente, Horacio despertó en su cama, exaltado y empapado en sudor. Se dio cuenta de que todo había sido una pesadilla. Con el corazón aún latiendo con fuerza, se preguntó:

— ¿Cuánto tiempo más estaré condenado a estos sueños que me atormentan cada noche?

Horacio pasó el resto de la noche en un estado de perplejidad, incapaz de conciliar el sueño. La inquietud lo mantuvo despierto, sumido en sus pensamientos y en la penumbra de su habitación.

1
FERM
Horacio tenía un padrastro homofóbico por sus propios traumas
Merilyn Shelby
que poeta /Drool/
FERM
Me encanta el espíritu de Damián 🤭. No tiene miedo a nada
Niko F.: Corrijo… enamorado 😅
Niko F.: Está enamora y eso borra todos los miedos!!
total 2 replies
FERM
Qué es el internet? 😅
FERM
Espero el próximo capítulo con ansias 😱
FERM
Me encanta la creatividad con los que se han creado cada uno de los personajes🤭🤭
Enoch
Enganchada totalmente
Niko F.: Gracias, es muy importante para mí tu comentario!!
total 1 replies
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play