Por Amor... O Por Dinero

Capítulo 9

Un nuevo contrato

Pensar en todo lo que he escuchado respecto a este nuevo acuerdo me dan ganas de salir corriendo. No sé si vaya a poder con todo esto. Pero siento que debo ayudar a Stev con esta situación. Saber que él puede perderlo todo y que estuvo en mis manos poder cooperar para evitarlo y no haberlo hecho, en definitiva sería algo que me haría sentir muy mal. Él me mira y puedo percibir cuan nervioso está con esta situación y atreverse a pagar toda esa cantidad de dinero solo significa que en verdad está en apuros

—¿En qué tanto piensas? —pregunta ese hombre y se recuesta sobre su asiento—

—No se si pueda con todo esto. Es demasiado

—Podrás —el se levanta de su asiento, se acerca a mi y aprieta mis hombros— Tú eres una dura, Mariela. Vas a poder con todo esto. Yo confío en ti y cuento contigo. Sabes algo, la vieja chismosa que nos preguntó si nos casaríamos muy pronto va a ir en ese crucero, pensé que podríamos utilizar sus amplios medios de comunicación para esparcir algunos rumores sobre nosotros en ese barco, ¿Te parece?

—Es una buena idea, dejemos que ellos trabajen para nosotros sin darse cuenta. Óyeme... Ya no puedo ocultarle más esta situación a Diana. Élla y yo somos muy buenas amigas y la verdad es que se va a enterar de todo de igual forma. Así que quise participarte que hoy mismo hablaré con ella

—¿Tienes su confianza? —me pregunta arqueando una ceja y yo solamente asentí— Entonces puedes hacerlo. Pero debes asegurarte de que no diga nada, no quiero encontrarme con ningún tipo de rumores de pasillos en el edificio, son muy molestos

—De acuerdo... Gracias. Otra cosa, antes de irme.

—¿Y ahora que? Comienzo a creer que no quieres irte de mi oficina. Todavía no eres mi novia y ya te andas enamorando —bromeó un poco—.

—Ya quisieras tú... Pero no, afortunadamente no es eso.

—¿A sí? ¿Tan malo te parece eso? ¿O es que me veo muy feo para ti? Señorita pretenciosa.

—Deja de ser tan atrevido —sonrío incómoda—. No, es solo que... Quería informarte acerca de que voy a redactar otro contrato. ¿No te parece molesto eso? —pregunto y el bufó una pequeña sonrisa—

—La verdad no, me parece encantador, Mari, además, era algo que me esperaba desde antes de hacerte la propuesta. Parece que si no tienes todo milimétricamente calculado no eres feliz. Está bien, vaya a redactar su documento y me lo entregas mañana por la mañana

Salgo de esa oficina con una gran sonrisa en mi rostro, aunque los nervios también eran evidentes, por mi cabeza no deja de pasar la idea de dormir en una misma habitación con mi jefe. Es una verdadera locura, pero ya tenemos que hacerle frente a esto

Veo a Didi y le digo que luego hablaremos de todo esto. Desde entonces vuelvo a la oficina del jefe Schneider a trabajar en el caso que prácticamente me había asignado a mi sola. Ahí paso hasta la tarde, donde al salir voy directo a la parada de buses y ese hombre pasa frente a mi en su vehículo y me invita a subir, parece que si quiere hacer ver que soy su novia, esto suele ser un poco incómodo de nuevo

Llego a casa, me doy un baño y me visto rápido y muy lindo con un vestido negro ceñido al cuerpo, corto hasta medio muslo. Me encanta, irradia belleza y confianza. Llamo a Didi y le digo que voy de camino a su casa, necesito ponerla al día con todo esto y por supuesto que me ayude a redactar un nuevo contrato

Al llegar ella me recibe en su puerta muy intranquila

—A ver, suéltalo de una vez. Me tienes con esta sosobra desde hace días. ¿Qué es lo que sucede?

Me dice Diana y me lleva a rastras hacia el sofá, mientras yo empiezo a contarle lo sucedido

—Steven me pidió el fin de semana que hiciera ver a todos como si yo era su novia en la boda de su ex

—¿Qué? ¿El jefe papacito te pidió eso? (se sorprende)

—Así es, pero no fue solo un favor, me pago diez mil por esta farsa

—¿Diez mil dólares por fingir ser su novia? ¿A poco me estás tomando el pelo? Dime algo, ¿Se besaron?

—Si pero... Solo fue para darles de que hablar a la gente, aunque al principio sentí que hubo una conexión toda rara entre nosotros, pero solo fue por la impresión del primer beso. Estoy segura de que no es nada mas

—¿Cuántas veces se besaron? —pregunta curiosa—

—Dos veces nada mas. O tres. Todo fue actuación

—Hay Dios mío, como puedes decir eso, si ese hombre está como para mojar pan.

—Eso no es todo, ahora me ha pedido que lo acompañe a un crucero, estaremos juntos por diez días y tendremos que seguir fingiendo que somos novios, hasta compartiremos una habitación. Es por eso que necesito que me ayudes a redactar un contrato. Donde se estipulen reglas que ninguno de los dos pueda romper

—¡Por Dios! Es una crueldad pasar tantos días con un hombre así y no poder meterle el diente. ¿Cuáles reglas? Que se valga todo. Luego de eso si te he visto no me acuerdo, total, todos se estarán esperando que pase algo dentro de esa habitación —ríe ampliamente—

—No me hace nada de gracia, loca pervertida. No voy a hacer eso. Ese hombre no va a tocarme.

—Esto es lo más romántico que he oído. Van a terminar enamorados, lo sé, aunque lo niegues.

—No, no voy a tener una relación auténtica con mi jefe. Es por ello que quiero apegarme a las reglas.

—Tú y tus formalidades. Pareciera que creciste en un convento ¿Y te va a pagar nuevamente?

—Si, cien de los grandes. Te ayudaré con tu renta, pagaremos un año completo y asi no tendras que volver a la lujosa casa de tu amargado padre. Pero esto del crucero no se lo puedes decir a nadie. No puedo crear ciertos rumores que perjudique mi futuro, recuerda que muy pronto seré una abogada más de este bufete y tengo que cuidar mi reputación

—¿Estás insinuando que soy una chismosa? ¿Y que hay de la idea de vivir juntas? —pregunta ofendida—

—No Didi, seguiré viviendo sola. Eso no está en discusión. Y no creo que seas una chismosa —la miro fijamente—, es solo que participas mucho en las conversaciones de los pasillos y eso es justo lo que necesitamos evitar Steven y yo

—Bien, eso fue solo una vez quizás dos, pero ya no más. ¿Vale? Tu tranquila

Diana y yo nos ponemos a redactar ese contrato y terminamos hasta muy tarde.

Al regresar a mi casa voy a la estación del tren donde vuelvo a ver a Axel, ahora mismo está en el anden del frente. Me mira y sonríe, lleva sus manos a la cara, como si no podía creer que estaba aquí nuevamente, hace señas para que me cambie de anden, pero realmente no quiero hablarle.

Ahora mismo siento ganas de salir corriendo. Estoy muy avergonzada de saber que el se haya dado cuenta de que lo he estado siguiendo todo este tiempo

Veo que el se devuelve y corre hacia las escaleras para cambiar de andén, tal parece que planea venir a hablarme, pero justo en ese momento llega el tren y me subí en él sin pensar, en serio haría lo que fuera para evitar un encuentro con Axel

Unas tres estaciones después me bajo, subo al nivel de la calle, donde luego de caminar unos metros fuera de la estación veo a ese hombre frente a mi

—T. Tú... ¿Qué estás haciendo aquí? —pregunto un poco sorprendida—

—Es muy tarde para que andes caminando sola por estas calles; Señorita bonita, puede ser peligroso. Permíteme acompañarte

—Estoy cerca de mi casa. Pero tú... ¡Perderás el tren!

—Seguramente ya lo he perdido, pero eso no me importa. Puedo volver en un taxi

Me mira con una mirada intensa y toma mi brazo entrelazándolo con el suyo y así caminamos dos cuadras, hablando de cualquier cosa. Fue realmente agradable

—Pensé que te vería de nuevo en el tren. ¿Por qué no has vuelto? Espera un momento... ¿Te molestaste por el comentario que te hice en la boda? –sonríe ampliamente— Por favor, solo fue una pequeña broma. Jamás lo diría en serio. Me encantaba verte ahí, a pesar de que no tenía el valor para hablarte

—Llegamos, esta es mi casa —le digo y el detiene sus pasos—.

—¿Así que vives aquí? Es lindo

—Gracias, si. Estoy aquí desde hace un año que decidí independizarme, o sea no es lo más lujoso, pero me siento muy bien aquí.

—No me dijiste que fue lo que te molestó. Necesito que vuelvas —suplica—

—No es eso —miento—. Es solo que he estado ocupada. Estos días he salido hasta muy tarde, así que tomo la ruta directa. Te invitaría a pasar a mi casa pero...

— Sí, es muy tarde y aún soy todo un desconocido para ti. Entiendo perfectamente. Tan solo quería hablar un poco contigo, saludarte, pero ya debo irme. Me alegra saber que estás bien

Me dice y toma mis mejillas entre sus manos. Acariciándolas un poco con mucha ternura, luego deja un beso en mi mejilla y se aleja sonriente, veo que toma un taxi y yo subo a mi casa, sintiendo latir mi corazón a mil por segundos