5 familias, un amor inesperado y la traición present, hacen de este amor una tragedia.
ahora Melinda no sabe que hacer, el misterioso hombre con el que estuvo una noche está frente a ella, pidiéndole saber el nombre de sus hijos.
2 familias poderosas tendrán que unirse para mantener el orden la paz de una traición, un amor en la tragedia va surgir, el recuentro de un padre con sus hijos, los secretos salen a la luz y la tragedia se hace present.
te animas a leerla, el destino siempre hace de las suyas y nada lo hace fácil.
te invito a conocer la historia de amor de Melinda, en un mundo alterno.
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CAPITULO 09 la historia de Bael parte 1
Bael y Melinda regresan a la casa de Sara, al llegar Melinda mira los destrozos que Didier y sus amigos hicieron, sus ojos se llenaron de lágrimas, sus pensamientos fueron traicioneros, sintió culpa por lo que le pasó a Sara, la voz de Bael la saco de sus pensamientos.
Bael la mira y le dice. – Melinda, no te culpes por lo que pasó, solo piensa que el único culpable es ese hombre, no tú; no te tortures, mi madre no quisiera verte triste y mucho menos que te culpes.
Melinda se sorprende por sus palabras, era como si supiera lo que pensaba, como si la conociera. Los dos entraron a la casa, se fueron directo a la cocina, Bael preparó dos tazas de café, le dio una a ella y la otra para él.
Bael de una forma muy directa le dice. – Melinda, quiero que vengas conmigo, desde hoy hasta que muera yo me haré responsable de ti; yo se lo prometí a mi madre, verte y estar contigo como hermanos.
Melinda decaída le dice. – no tienes que hacerlo si no quieres. Sara era una persona maravillosa, pero sé que no es justo para ti.
Bael la mira muy serio y le dice – te equivocas Melinda. ¡Escúchame! Yo fui un niño solitario, solo estuve con mi madre hasta los 8 años, sufrimos muchísimo.
Mi madre tenía que trabajar limpiando casas, para poder alimentarme, ella quería que estudiara y fuera alguien digno en esta sociedad, pero yo no quería ver a mi madre de esa manera.
Todos los días llegaba cansada y las personas para las que trabajaba la maltrataban, varias veces llegó con un golpe; ella dejaba de comer para alimentarme, yo no podía resistirlo.
Un día sin querer escuché una plática entre mi madre y una amiga de ella, donde hablaban de mi padre.
Su amiga le decía que lo buscara y le dijera de la existencia de su hijo, que le pidiera ayuda, que no debería seguir ocultándole, que esa noche de vagancias, donde conoció a mi madre, dejó responsabilidad.
Mi madre se negaba a decirle, ella no quería que yo entrara a esa vida, su amiga le dijo: ¿Por qué no?, tu hijo es el único hijo del gran Bael, el heredero de su nombre y poder.
Pertenece a una de las 5 familias que dominan el mundo, ¿Qué tiene de malo?, mi madre la cayó y se enojó mucho con ella, le dijo que ella nunca lo entendería y ahí dejaron la plática.
Yo, aunque deseaba saber más sobre mi padre, miraba el dolor de mi madre, por eso no pregunté y tampoco quise saber más por el bien de ella.
Pero un día mi madre llegó con sus ropas rasgadas y golpeada, no pude con el coraje, la rabia me invadió.
Salí de la casa, vuelto una fiera, directo a la casa de ese hombre, mi madre trató de detenerme, pero yo no la escuché.
Solo quería hacer pagar a los que la lastimaron, a ese hombre que era su jefe, estaba harto de siempre ver a mi madre herida por su culpa, lastimada y ya no podía dejarlo pasar.
Al llegar a la casa de ese hombre, el lugar estaba lleno de hombres armados, era imposible entrar, así que me presenté ante los hombres y pedí verlo, me llevaron ante él.
Entramos a un gran despacho dentro de la casa, el hombre tenía varios rasguños en la cara, el labio partido y el brazo estaba vendado como si tuviera una gran herida, el hombre ordenó que nos dejaran solos.
El hombre se empezó a reír en cuanto me miró, sus ojos expresaban desprecio, yo me quedé parado mirándolo, solo quería agarrarlo a golpes,
Él era un hombre muy alto, pasado de peso, no tenía ninguna esperanza de hacerle daño, empecé a ver su despacho buscando con qué lastimarlo, miré un abrecartas cerca de donde yo estaba, pensé en tomarlo y encajárselo, así lo hice.
Él logró dominarme con tal facilidad, dejándome a su merced, me empezó a golpear tanto como pudo, hasta dejarme tirado en el suelo, escupiendo sangre, lleno de dolor, rabia, impotencia, porque yo no pude ni siquiera tocarlo.
Era un hombre que pertenecía a las familias de la política, tenía poder y podía hacer lo que quisiera.
Una vez que se cansó de golpearme, tomó el celular y escuché cuando dijo burlándose. – ¡Sara! Escúchame bien, tienes 30 minutos para llegar, para terminar lo que empecé contigo.
Si no llegas, tu hijo morirá o tal vez decida venderlo a los pervertidos que le gustan los niños tiernitos, para demostrarte como está, te mandaré una hermosa foto, decide, tienes 30 minutos.
Como pude me levanté, tomando el abrecartas que estaba cerca de mí y se lo encajé en la pierna, pero no fue gran cosa; de una patada, me regresó al suelo, dejándome casi sin sentido, estaba tan débil, el dolor no me dejaba mover ni un dedo.
Yo apenas tenía conciencia, pero escuché cuando ese hombre le habló a su gente, rápido lo curaron, solo escuché cuando me dijo, “pero este dolor que me hiciste sentir, mocoso, bastardo, se lo haré sentir 1000 veces más a tu madre”, sus palabras sonaban furiosas, realmente lo había hecho enojar y mi madre estaba por pagar mi imprudencia.
Después de eso creo que perdí el conocimiento, hasta que sentí agua muy fría en todo mi cuerpo, haciéndome abrir los ojos y sentir todo mi cuerpo adolorido.
Apenas con un poco de conciencia escuché, cuando ese hombre horrible me dijo – tu madre no te quiere mucho, te ha dejado a mi merced, lleva 10 minutos de retraso; bueno bastardito pensaré que haré contigo y mañana te lo diré.
A como pude, logré incorporarme, estaba a punto de buscar mi propia muerte, buscaba algo para matarme, hasta busqué el abrecartas, para encajarlo en mi garganta; así mi madre no tenía que sufrir más por mi culpa.
Pero en ese momento, cuando por fin había visto el abrecartas, uno de sus hombres entra a toda prisa, se miraba lleno de miedo, entró sin tocar la puerta, estaba pálido, respiraba agitado, parecía que había visto la muerte.
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