Lyra, una joven de origen humilde, jamás imaginó que su vida daría un vuelco tan radical. A bordo del lujoso crucero llamado Temple, un mundo de opulencia y glamour se abrió ante ella. Entre camarotes dorados y fiestas deslumbrantes, Lyra se encontró trabajando como camarera, lejos de su sencilla existencia. Allí, cruzó su mirada con la del enigmático capitán, Kael. Un hombre de belleza imponente y carácter indómito, cuya mirada helaba hasta los huesos de los más osados. Sin embargo, Lyra, con su inocencia y espíritu indomable, logró derretir poco a poco el frío hielo que rodeaba a Kael, descubriendo un alma atormentada bajo esa fachada de dureza.
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Capitulo 22
Lyra se despertó en una cama de flores, con el aroma dulce de jazmines y gardenias inundando sus sentidos. El sol se filtraba a través de un techo de cristal que dejaba pasar la luz del cielo azul de la Isla de los Sueños. La gigantesca flor que la había recibido como una cuna se había cerrado suavemente durante la noche, protegiéndola de cualquier peligro.
Se sentó en la cama de pétalos y se estiró, sintiendo que sus músculos se relajaban después de la larga aventura en la jungla. Se levantó y se dirigió hacia la ventana de cristal para contemplar el jardín secreto.
El jardín estaba lleno de plantas exóticas y flores de colores vibrantes, y el aire era dulce y perfumado. El sol brillaba con un brillo cálido y reconfortante, y las aves cantaban con un tono melodioso y armonioso. Era un lugar de belleza extraordinaria, un lugar donde el tiempo parecía haberse detenido.
Lyra sintió un sentimiento de paz y de tranquilidad invadirla. El miedo que la había acompañado durante su aventura en la isla desapareció como por arte de magia. Se sentía libre, feliz y en armonía con el mundo.
De repente, escuchó un ruido proveniente de la entrada del jardín. Se volvió para ver quién era, y vio al gigante acercándose a ella con una sonrisa amable y compasiva.
"Buenos días, Lyra," dijo el gigante, con una voz suave y dulce que le parecía familiar a Lyra. "Espero que hayas dormido bien."
"Sí, gracias," respondió Lyra, con una sonrisa amable. "Este lugar es increíblemente hermoso."
"Este es el Jardín de los Sueños," dijo el gigante, con un tono orgulloso. "Un lugar donde los sueños se hacen realidad."
Lyra asintió con la cabeza, sintiendo un cosquilleo de curiosidad en el estómago. Quería saber más sobre este lugar mágico y sobre el gigante que la había traído aquí.
"Me gustaría saber más sobre este lugar," dijo Lyra, con un tono de curiosidad. "¿Cómo llegué aquí? ¿Quién eres tú?"
El gigante se quedó en silencio un momento, contemplando a Lyra con una mirada penetrante. Luego, se sentó en un tronco de árbol y le hizo un gesto para que se sentara a su lado.
"Te traje aquí porque eras la elegida," dijo el gigante, con un tono grave y profundo. "Eres la única que puede salvar a la Isla de los Sueños."
Lyra se quedó mirándolo con incredulidad. "¿Salvarla de qué?", preguntó, sintiendo un escalofrío recorriéndole la espalda.
El gigante suspiró, con un tono de tristeza en su voz. "La Isla de los Sueños está en peligro. Las fuerzas oscuras que amenazan el mundo se están acercando a esta isla, y solo tú puedes detenerlas."
Lyra frunció el ceño, sin entender. "Pero ¿cómo? ¿Qué puedo hacer yo?"
"Debes encontrar el Cristal de los Sueños," respondió el gigante. "Es un artefacto de gran poder que puede despertar la magia de la isla y repeler las fuerzas oscuras. Pero el cristal está oculto en un laberinto de cristal que solo se puede abrir con la llave de la esperanza."
Lyra se quedó pensando un momento. "La llave de la esperanza... ¿Qué es eso?"
El gigante sonrió con un tono enigmático. "La llave de la esperanza es un objeto que solo se puede encontrar en el corazón de aquellos que tienen fe en el bien. Es un objeto que representa la esperanza, el amor y la fe en la luz."
Lyra se quedó en silencio, contemplando las palabras del gigante. Sentía que había algo de verdad en sus palabras.
"Bien, ¿y cómo puedo encontrar este cristal y esta llave?" preguntó Lyra, con un tono de determinación.
"Debes atravesar el Laberinto de Cristal," respondió el gigante. "Es un lugar peligroso y misterioso, pero si tienes fe en tu corazón, encontrarás el camino."
El gigante se levantó y señaló con su mano a un punto en el horizonte.
"Allí está la entrada al laberinto," dijo el gigante, con un tono firme. "Te acompañaré hasta la entrada, pero tendrás que atravesarlo sola."
Lyra asintió con la cabeza, sintiendo una mezcla de miedo y de determinación. Sabía que la misión que se le había encomendado era peligrosa, pero también sentía que era su destino.
"Está bien," dijo Lyra, con un tono firme. "Voy a atravesar el laberinto y encontrar el Cristal de los Sueños."
El gigante sonrió con una expresión amable y compasiva.
"Sé que lo harás," dijo el gigante. "Tienes la fuerza y la determinación necesarias para superar cualquier obstáculo."
El gigante la acompañó hasta la entrada del laberinto. Era un portal de cristal que se alzaba en medio de un bosque de árboles de cristal que brillaban con una luz irreal.
"Aquí es donde se separa nuestro camino," dijo el gigante, con un tono melancólico. "Deseo que la fortuna esté contigo, Lyra."
Lyra asintió con la cabeza, sintiendo un nudo en la garganta. Sabía que el gigante era su único aliado en esta isla mágica, pero también sabía que tenía que atravesar el laberinto sola.
"Gracias," dijo Lyra, con un tono de gratitud. "No te olvidaré."
El gigante le sonrió con una expresión amable y compasiva.
"Nunca te olvidaré," dijo el gigante. "Y te esperaré aquí cuando vuelvas."