Un hombre llamado Zeiro vive completamente solo, sin familia. Se ha convertido en un vagabundo y mendiga para poder sobrevivir.
Un día, fue brutalmente acosado por sus compañeros que vivían con él debajo de un puente; tiraron todas sus pertenencias al río que no quedaba lejos del lugar donde dormían.
Su corazón estaba lleno de tristeza y se alejó sin rumbo fijo, tambaleándose sin destino. Finalmente, se detuvo bajo un árbol grande, y una rama cayó sobre su cabeza, dejándolo inconsciente.
Cuando Zeiro despertó, recibió un sistema súper avanzado que lo ayudó a volverse rico y a cumplir sus deseos.
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Capítulo 9
La moto avanzó por la calle, Zeiro parecía contento y feliz.
Dio la vuelta con la moto y regresó a su casa. Entró de nuevo en su casa y se duchó.
Se cambió de ropa y estaba impaciente por montar en su moto.
Zero cerró la puerta y montó en su moto, luego la condujo por la calle.
"Me pregunto a dónde quiero ir", preguntó Zeiro sonriendo feliz.
La moto siguió avanzando y llegó a pasar por debajo de un puente, donde todavía había gente empacando y preparándose para ir a ganarse la vida.
Miraron desde arriba y parecieron reconocer a la persona que veían.
"¡Oye!", gritó esa persona. Zeiro detuvo su moto y miró hacia atrás.
"¿Eh, de verdad eres tú?", preguntaron incrédulos, pero aún así debían creerlo.
Zeiro se sintió incómodo, porque esa persona también fue quien lo echó del puente.
"Vaya, ¿esta es tu moto?", preguntaron sonriendo con malicia. Zeiro no respondió, solo los miró con cara inexpresiva.
"Imposible que sea su moto, seguro que es una moto prestada, solo que, ¿cómo se atreve esa persona a prestarte la moto? ¿No tiene miedo de que se la robes?", se burló su amigo.
"¿Me llaman, para qué? Si no es importante, entonces me voy, si esta moto es prestada o no, no es asunto de ustedes, ¡sigan buscando su basura!", exclamó Zeiro molesto.
"¡Hmph! ¡Presumido! ¡Apenas tienes una moto prestada y ya eres arrogante!", dijo el hombre pateando la carrocería de la moto de Zeiro hasta que casi se cae. Luego se fueron, dejando a Zeiro.
"¡Heh! Al menos yo puedo montar en moto, ¡ustedes en cambio van a pie, uuuuu!", se burló Zeiro, quien inmediatamente condujo su moto.
"¡Maldito! ¡Ya verás cuando pases por aquí, voy a dañar tu moto para que me compenses!", gritó el hombre enfadado y quiso lanzar a Zeiro con su saco de basura.
"A mí no me importa, aunque la dañes no voy a compensarte", dijo Zeiro burlándose.
¡Krucuk! ¡Krucuk!
El estómago de Zeiro rugió de hambre, así que buscó un puesto de comida para desayunar.
Poco después se encontró con un puesto de desayuno y se detuvo allí.
"Señora, un plato de desayuno, por favor", pidió mientras se sentaba en una silla que ya estaba preparada.
"¿Qué desayuno quieres?", preguntó el dueño de la cantina.
"Nasi uduk, por favor", respondió Zeiro.
"Espera un momento", dijo el dueño de la cantina, quien inmediatamente tomó un plato y puso el nasi uduk y sus guarniciones.
Se escuchó el sonido de motos que iban juntas, era el sonido de las motos de los estudiantes que pasaban, Zeiro miró a esos niños mientras bromeaban en las motos, sintiéndose muy envidioso de que pudieran ir a la escuela. Ellos que tienen muchos amigos y pueden pasar su adolescencia, caminando con amigos. A diferencia de él en este momento, a todos lados solo y sin amigos, incluso en ese momento se mudaba de puente en puente para refugiarse.
"Aquí está el nasi uduk", dijo el dueño de la cantina colocando el plato con el nasi uduk pedido sobre la mesa.
"Gracias, señora". Zeiro tomó una cuchara y lo devoró mientras veía a los estudiantes pasar.
"Señora, si nunca hemos ido a la escuela, ¿podemos entrar a la escuela, señora?", preguntó Zeiro ingenuamente.
"¿Qué edad tiene el que quiere entrar a la escuela?", preguntó el dueño de la cantina.
"Hm... unos 18 años", respondió Zeiro.
"No se puede, ¿no se supone que a los 18 años ya se terminó la escuela secundaria? No se puede volver a estudiar", respondió el dueño de la cantina.
"Oh, ya veo", respondió Zeiro asintiendo con la cabeza.
