La Pianista

Capítulo 9

Después de un rato llegaron al departamento donde viviría con su ahora esposo, Jacob la presentó con todos sus empleados, en especial a Enedina.

—Todos pongan atención, Enedina les presento a Alejandra mi esposa así que todos trátenla con respeto ella es la señora de esta casa, ayudenla en lo que requiera.—dijo Jacob

Todos respondieron amablemente con un si, señor.

Enedina no podía creer que el se casara con una chica como ella, ahora que iban a decir sus padres. Su niño Jacob comenzaría una guerra con sus padres. Ella no quería ser espectadora de eso, ya que ellos eran muy unidos. Verlos distanciados la horrorizaba.

Alejandra les dijo gracias a todos. Y noto que en la sala había un piano. Se quedó admirándolo ya que era muy fino.

Jacob se acercó a ella.

—Es mi regalo para ti por nuestro matrimonio.—dijo Jacob

Ella solo se quedó sin palabras, era hermoso.

—Gracias.—respondió Alejandra fríamente.

Definitivamente Jacob no esperaba esa reacción, ella lo detestaba.

—Vamos Cariño, vamos a nuestra habitación.—dijo Jacobo

Alejandra no podía creer lo que acababa de escuchar, que estaba pasando. El dijo que no habría intimidad, dormirían juntos?. Ella lo siguió hasta la habitación y ahí en soledad objeto el dormir con él.

—No dormiré contigo.—dijo Alejandra

—Sabes que solo tú, Diego y yo sabemos del trato, para todos los demás eres mi esposa y debes mejorar tu actitud debes fingir amor, respeto y admiración frente a todos. No te preocupes, me la paso viajando. Así que brillaré por mi ausencia. Actúa bien tu papel, y no me des problemas.—dijo Jacob

—Como tú lo órdenes y mis cosas?.—preguntó Alejandra

—Hay un armario detrás de esas puertas y esta lleno de cosas y ropa todo es para ti, espero todo sea de tu agrado. Debes vestirte de acuerdo a mi estatus. Se que no dimensionas con quien te casaste, pero pueden seguirte los fotógrafos para preguntar quién eres cuando se den cuenta que eres mi esposa. No quiero que te critiquen o a mi.—respondió Jacob

—Esta bien. Como tú ordenes—dijo Alejandra

—Quieres que te compre un coche? Aún así estarás custodiada. Ahora eres una mujer millonaria, tu seguridad es importante.—preguntó Jacob

—No se conducir, solo se tocar el piano y componer música.—respondió Alejandra

—De acuerdo, asignaré un chofer solo para ti.—dijo Jacob

—Está bien.—dijo Alejandra

—Vendrá un especialista para que te ayude con tu apariencia. Debes dejar la apariencia hippie con la que te conocí, debes ser una dama.—dijo Jacob

—Si no hay opción.—dijo Alejandra

—Estare en mi despacho, te veré en la cena.—dijo Jacob

Jacob intentó besar su frente, ella lo rechazó. Alejandra se dispuso a buscar ropa, para darse un baño. Se impresionó cuando abrió el armario y más porque el armario estaba entre la habitación y el baño. Quedó asombrada, jamás había tenido tanta ropa.

Había ropa para no repetir en el año entero su outfit. Debía bañarse e ir al conservatorio estaba a un mes de graduarse. Por fin terminaría.

Se puso un vestido, lo único que si se encontraba de ella era su maletín se sintió aliviada. Bajo a toda prisa y se encontró a Enedina. Ambas se miraban, Enedina rompió el silencio:

—Señora, necesita algo?.—preguntó Enedina

—Si, necesito que alguien me lleve al conservatorio de música, podrías ayudarme con ello por favor.—respondio Alejandra

—Claro señora, en un momento la llevarán a donde usted necesite.— dijo Enedina

—Gracias, me podría recordar tu nombre?—preguntó Alejandra

—Enedina, soy la ama de llaves y quien cuida del Sr. Souberville.—respondió Enedina

—Me retiro ya voy tarde.—contestó Alejandra.

Enedina sube a llevarle un aperitivo a Jacob. Toca la puerta y Jacob le permite el paso.

—Dime nana, adelante.— dijo Jacob.

—Te traje algo para que comas, la señora salió.— dijo Enedina

—A donde fue?.—preguntó Jacob

—Pidió que la llevaran al conservatorio.—respondio Enedina

—Enedina mi mujer no puede salir cada vez que ella quiera, además no debe salir sola.—dijo Jacob

—Puedo preguntarte, por qué te casaste con ella, aún sabiendo que tus padres no lo van a aceptar mi niño?.— preguntó Enedina

—Por qué estamos enamorados.—respondió Jacob

Enedina ya no hizo más preguntas, definitivamente Jacob quería que todos creyeran que realmente ella era su esposa. Ella sabía que él solo había amado a una sola mujer.