La Santa Guerrera

Los santos de diferenciaban de las personas normales por dos cosas: El tipo de poder y su apariencia.

Puesto que si una persona nacía con el cabello completamente blanco, ya era considerado una

Santo y eran enviados a los templos para ser criados como los próximos sacerdotes.

~Tres días después de partir, habían llegado a su destino, las orillas de la costa María~

"¡A llegado el Duque Besthat!" corrió uno de los guardias avisando al capitán y los demás.

"Y vino con... ¿¡una mujer!?"

Vieron la apariencia de esta, unos quedaron enamorados por su belleza y notable figura, mientras que otros notaron su vestimenta y la espada que cargaba con ella y la miraron molestos.

"¡Formación!" gritó el capitán de los caballeros.

"¡Saludamos al Gran Duque Besthat!" hablaron tan fuerte que Laila se tapó uno de sus oídos, se inclinaron mostrándole respeto.

"Les presento a Laila Mc'allens, ella será su compañera de ahora en adelante. Tratenla con el debido respeto que se merece, oh y... les sugiero que no la subestimen por ser una chica." los fulminó con la mirada. "Pueden irse."

Muchos se acercaron a saludar a Laila, mientras que otros murmuraban detrás "Es una chica, ¿trata de hacernos sentir poco?" "¿Que puede hacer ella aquí? ¿hacernos de comer?"

Laila los escuchó y los miró, el aura de Laila era pesada y ellos solo se rascaron la cabeza pretendiendo no saber nada mientras caminaban apresuradamente.

Ella los ignoró y siguió hablando.

"Creímos que era la pareja del duque, es difícil verlo con una chica a un lado." hablo nervioso uno.

"Hey, no sean chismosos, ni siquiera se han presentado como debe de ser" los regañó un chico y los demás agacharon la cabeza apenados."Lo siento señorita, soy Marco Bennet" besó su mano.

"Un gusto y.. llámenme Lai, es incómodo ser llamada señorita en este lugar" sonrió.

"Sir. Lai, me presento soy.."

La mayoría se presentó con Laila y ella respondió de la misma manera. Era el mismo ambiente que tuvo cuando se convirtió en teniente, unos dudosos de si ella podría con el cargo por el simple hecho de ser mujer, otros miraron su cuerpo que a pesar de estar bien entrenado, se veía perfecto.

Al menos acá la naturaleza abunda, la noche está preciosa, el aire refresca el rostro.

Laila se encontraba sentada en el suelo, recargada en un árbol al igual que los demás caballeros que ya estaban dormidos.

Duermen muy despreocupados, creo que caminaré un po... ¿qué es eso? huele extraño.

Laila se paró de su lugar, el Duque seguía despierto, había decidido hacer guardia y ella se dirigió a él.

"Kael, huele extraño, como a..."

El cuerpo de Laila se detuvo al igual que su voz, había reconocido el olor.

Sangre

"¿Sir. Lai?" preguntó el Duque levantándose de su asiento.

Laila miró hacía los caballeros.

Kam, Marco, Sair, Rían, Rob y el capitán están bien...

Aquí hay 28 caballeros, 29 conmigo, faltan ¡2! es imposible que hayan desaparecido de la nada..

Kael estaba detrás de Laila aún confundido por la situación.

"¿A dónde..?"

"Shhh" lo interrumpió.

Laila caminó despacio siguiendo el olor a la sangre, adentrándose un poco más al bosque.

El bufido de bestias gigantes y aproximándose se empezó a hacer notable.