Un antihéroe conocido como Komori y una heroína conocida como Zero deberan unir fuerzas para impedir que el Ragnarok ocurra.
Los problemas que comenzaron el día que se volvieron pareja deberán resolverse en el presente después de quedar varados en Asgard.
Y para ello, junto a sus amigos deberán derrotar a los Aesir que amenazan el planeta Tierra mientras sobrellevan sus problemas.
¿Podrán salvar a la Tierra? ¿Podrán vencer a los dioses nórdicos?
⚠️La novela cambiara al narrador en algunos episodios⚠️
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Capitulo #8: Cazadora de dioses
⚠️ EPISODIO NARRADO POR FLOR ⚠️
En una de las noches en Moncia, llegué a un museo junto a Stan para evitar un robo, solo que en un parpadeo lo que parecía ser un robo cotidiano se tornó un robo en donde conoceríamos a una enemiga que sería un dolor de muelas. Del interior del museo alguien lanzó una lanza que atravesó las alas de sangre de Stan y lo clavó en el suelo.
—¡¡Stanley!! —grité asustada para después taparme la boca debido a que había gritado el nombre real de Stan en lugar de su apodo—.
—Jaja, Odín no mentía —una mujer vestida con la piel de un lobo salió del museo con una lanza dorada en sus manos—. La bestia Fenrir y la hija de Darién Kal están en la Tierra
—¿Qué? ¿Cómo…? —dije al escuchar el nombre de mi madre biológica—.
“¿Cómo es que ella conoce ese nombre?” pensé
—Me presentó, mi nombre es Mikaela Morales, y he venido para cazar a dos presas hermosas, tal vez tú, linda, me traigas buen dinero si te vendo al zoológico de Andrómeda
Stan estaba en el suelo herido, luchando para quitarse la lanza del pecho, antes de que le hiciera más daño, volé hacia ella para darle un puñetazo. Para mi sorpresa detuvo mi golpe con su mano desnuda mientras sonreía.
—¡Hmph! ¿Crees que eres tan fuerte como para enfrentar a un Aesir?
Mikaela no dudó de atacarme con la lanza con intenciones poco amistosas, si no hubiera esquivado el filo de la lanza seguramente me hubiera matado. No entendía cómo, pero Mikaela fue capaz de lanzarme lejos con un simple golpe de su lanza. Su fuerza era descomunal, no se parecía a nada que hubiera visto antes.
Debido a la fuerza de su golpe me estrellé contra el desierto de Egipto, rodeé por la arena hasta golpearme con una pirámide. Mikaela no tardó en aterrizar frente a mí, su sonrisa se ensanchó al ver que había conseguido romperme el brazo.
—Jaja, sin duda eres su hija, solo su sangre sería capaz de sobrevivir a un Aesir —Mikaela lanzó la lanza al suelo para atacar a puñetazo limpio—. ¿Qué esperas? Ven, Nova Kal
A pesar de tener un brazo roto, me levanté para después volar hacia ella e intentar acertar un golpe, pero fue una mala idea, mi fuerza no era suficiente para derrotarla, era obvio que no podía, aún así me aferré a no rendirme como siempre, lo único que conseguí fue que me dieran paliza.
—Jajaja, ¡Eres una mocosa formidable! ¡Pero solo eres una cría! —se burló metiéndome múltiples puñetazos—
Solo le bastaron sus puños para dejarme con todos los huesos rotos, ni siquiera usando toda mi fuerza pude lograr hacerle un rasguño, al terminar de darme una paliza me sujetó del cuello y me alzó como un muñeco de trapo.
—¡Hmph! Me pregunto qué tan fuerte puedes ser con la bestia Fenrir jaja, cuando tu madre hacía simbiosis con él en el pasado era mucho más fuerte que el mismo Thor, será que tú puedes superarla —comenzó a reírse—. Ve niña y usa la última jugada de tu raza, usa a Fenrir antes de que Loky inicie el Ragnarok
Después de decirme eso, me lanzó con todas sus fuerzas de regreso a Moncia, me estrellé contra varios tejados para después caer en el tejado de un refugio para gente sin hogar.
—¡¡Zero!! ¡¡Zero!! —gritó Stan mientras lo veía volar hacia mí—.
Lo último que recuerdo antes de quedar inconsciente es ver su rostro preocupado y asustado para luego, despertar en la sala de un hospital con mi cuerpo vendado. Mis padres estaban dormidos en unas cuantas sillas que había en la habitación, esperando a que despertara.
—Lo siento, pero no puedes pasar, solo familiares y amigos —dijo uno de los doctores desde el pasillo—
—N-no, Flo-Flor es mi ami-amiga —respondió Stan intentando entrar a la habitación—
—Lo siento, no puedo de…
—¡¿Stanley?! ¡¿Eres tú?! —grité interrumpiendo al doctor—
—Flo-flor —dijo apartando al doctor para entrar en la habitación—. ¡Flo-Flor! —añadió mientras se acercaba para sentarse a mi lado—
—Gracias por traerme —dije, agarrando la mano de Stanley— Hubiera muerto si…
Me quedé unos segundos en silencio al comprender ahora las palabras de papá, todos tenemos límites y la terquedad de no rendirse jamás a veces nos daña. Mi terquedad por pelear y no rendirme contra alguien más fuerte me dejó al borde, yo… realmente…
—Hubiera muerto sin ti… —añadí agachando la cabeza—
—¡N-no digas eso! Ahm… Ehm… —nervioso y temblando me agarró de las manos— ¡Somos un equipo y es mi de-deber cuidarte! —dijo con su rostro enrojecido—
—Un equipo… hace tiempo que no escuchaba eso, sabes hace tiempo tuve un equipo éramos una especie de Liga de la Justicia jaja al final lo dejé debido a que formé un dúo con mi ex
—¿Huh? ¿Y-y q-que pa-paso con él?
—Lo arruiné pero… sobre lo de ayer, ¿Aún te gustó, siendo que soy un desastre?
—S-sí, me sigues gustando —respondió mientras seguía sosteniendo mi mano—
Me dejé caer en su pecho sin decir nada, debido al estrés de los últimos meses había olvidado por completo lo que era la calidez de tener a la persona de la cual estaba enamorada conmigo.
—Gracias…
—S-sí, n-no ha-hay de que —respondió inmóvil y en shock porque una chica estaba acurrucada en su pecho—
Me quedé en silencio unos segundos hasta quedarme completamente dormida en su pecho, por alguna razón era una almohada que indirectamente me relajaba, suponía que eran sus latidos o los latidos del Kirie que tenía en su interior o tal vez ambos corazones me relajaban —porque sí, aunque suene loco, Stan y Komori tenían un corazón cada uno—
Mis heridas, aunque parecían que no iban a sanar en mucho tiempo, sanaron rápido, esto en parte porque cuando me dieron de alta en el hospital salí de la atmósfera de la Tierra para acercarme al sol. Igual que Superman, el sol me ayudaba a sanar y gracias a eso evité faltar a la escuela o reprobar de nuevo.
También tras salir del hospital, le hice caso a Stan y dejé que él se encargara de cuidar a los ciudadanos de Moncia y me enfoqué en cuidar de Bears City. Aunque sobre todo, acepté su ayuda como Flor y como Súper Zero.
—Bien, chicos, es mejor que vayan pasando con la tarea
—¿Qué? ¿Hubo tarea? —Stan extendió mano hacia mí para darme su libreta—
—Tranquila, si necesitas ayuda, solo dilo