Una tarde como cualquiera, Andi escuchó el grito de una niña que le decía "papá" a su esposo. En ese momento, ella sintió que el amor era egoísta y cruel. Pero nadie sabia que ese encuentro cambiaría sus destinos.
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Compañía
Andi estaba metida en sus recuerdos, recordaba lo feliz que era al lado de su esposo. Su corazón sentía un gran vacío; no podía llenar ese vacío con ningún sentimiento.
—¿Qué crees que haces, Kevin?. ¿Estás jugando a la familia?— Una mujer gritó, parándose frente a Kevin.
Andi, sorprendida, miró a la mujer que interrumpía su paz. No podía permitir que la niña presenciara tal escena; se levantó de la silla y tomó a la niña de la mano: "Vamos mi amor. Ya es hora de volver", dijo Andi sin quitar la mirada a la niña.
—¿Dónde escapas, zorra?— La mujer gritó a Andi, sujetándola del pelo.
—¡Ah!...— gritó Andi.
—¡Suéltala, Selin!— gritó Kevin, tomando su mano para que soltara a Andi.
Selin era la prometida de Kevin. Apareció en la heladería, arrastrada por sus celos enfermizos, gracias a la información que le dio Daniel. Ella se tomó unos segundos para mirar atentamente a la niña, observando los rastros de Kevin, difíciles de ocultar: mismos ojos, color de pelo y piel.
—¿Está niña es tu hija, Kevin?— Selin preguntó más alterada.
—¡Sí! Es mi hija— respondió Kevin, mirando a los ojos a Andi antes de que se fuera con la niña.
—¡Eres un maldito hijo de puta! ¿Cuándo pensabas decírmelo?
—No tienes que saber todo de mi vida. Sabes que el matrimonio no es por amor.
—Vos no me quieres. En cambio, yo, te amo con locura.
—Selin, eres una buena amiga. Nos conocemos de toda la vida, pero no puedo verte con ojos de mujer.
—¿Tu madre sabe que tienes una hija bastarda?
—Sí.
—Intentaré ser una buena madrastra.
—¿Selin?
—¡Que!
—No vamos a casarnos.
—¿Estás rompiendo el compromiso conmigo?
—Selin, puedes ser feliz con alguien más.
—Quería ser feliz con vos. Sos un puto egoísta.
—¡Lo sé!
—Sé que no estás pensando bien las cosas. Cuando esté más calmada hablaremos.
Selin abandonó la heladería, dejando a Kevin solo. Las autoridades circunstanciales sobre las costumbres u opiniones obligaban a Kevin a defender sus pensamientos de libertad. Él no amaba a Selin; solo había aceptado ese compromiso por elección de sus padres. Sin embargo, con la llegada de Lara y Andi a su vida tenía que poner un alto a sus ideales para enfrentar una realidad distinta, a la cual tenía mucho miedo, pero que estaba dispuesto a afrontar.
—¿Andi, por qué Kevin le dijo a esa mujer que es mi padre?— preguntó Lara a Andi, mientras caminaban.
Andi quería buscar el momento adecuado para hablar con la niña, pero las cosas se habían adelantado. No podía pasar página sin antes hablar con la niña.
Andi se agachó y se puso frente a la niña.— Porque es verdad, mi amor— contestó Andi.
La niña hizo una pausa y de sus preciosos ojos empezaron a salir pequeñas lágrimas.
—¿Qué pasa mi amor? ¿Por qué lloras?
—¿Quién soy realmente, Andi? Tengo miedo.
—Sos una hermosa niña que la vida me trajo para hacerme compañía. No tienes que tener miedo amor, yo estaré a tu lado para siempre, yo te cuidaré.
—Si Kevin es mi padre ¿Quién era Dennis?
—Dennis también era tu padre. Kevin no sabía qué eras su hija por qué tu madre se alejó de él. Cuando naciste Dennis te tomó en sus brazos y desde ese día nunca te soltó, para él eras su hija, por eso te quería y te amaba. La vida te regalo dos papás. ¿No es lindo?
—¿Kevin me va a querer cómo mi papá, Dennis?
—Si mi amor. Le va a tomar un poco de tiempo, porque no te conoce bien, solo tenle paciencia.
—Bueno.
Andi y la niña empezaron a caminar de la mano. Se detuvieron cuando escucharon el grito de Kevin, que les decía: "¡espérenme!".
Andi quería estar molesta con él, pero no podía romper alguna cadena de relación con él. Estaba obligada ser el enlace, entre él y la niña.
Kevin tomó de la otra mano de la niña y los tres caminaban como una familia. La niña miró a Andi y luego a Kevin, ya no sentía miedo, se sentía segura.
Cuando llegaron otra vez al velatorio, Andi dejó a la niña con Kevin y se dirigió a la caja donde reposaba el cuerpo de su amor. Lloró cuando toco sus manos frías."Mi amor, te perdono que me hayas mentido. Por favor, vuelve", dijo Andi, derramando sus lágrimas sobre el cuerpo frío de aquel hombre que le había prometido una larga vida juntos.
Un individuo alto, con un buen traje se acercó a Andi y le tocó el hombro. Andi al verlo lo abrazo y lloro en su pecho.
Kevin se sintió incómodo con ese abrazo, no quería que nadie la tocará, se paró y se dirigió donde Andi, dejando a la niña con Daniel.
Kevin reconoció el rostro del hombre que abrazaba a Andi, era Nicolás, su mejor amigo y compañero de trabajo.
—¿Nicolás?— dijo Kevin, interrumpiendo el abrazo que le daba a Andi.
—¡Kevin!
Andi separó su cuerpo de Nicolás. — Gracias por acompañarme en este momento, Nicolás. Tu presencia es reconfortante. Dennis se ha ido— dijo Andi.
—Sé lo mucho que se amaban. Dennis era un buen tipo. Si necesitas algo, no dudes en pedírmelo, Andi.
—Gracias Nicolás. Realmente te voy a pedir un gran favor, podrías prestarme el departamento que tienes cerca al hospital.
—Claro, no hay problema las llaves lo dejaré en recepción, puedes ir cuando gustes.
—Te lo agradezco mucho.
Nicolás volvió a abrazar a Andi. Kevin se preguntaba por qué le pedía ese favor. Andi estaba en una situación muy delicada; todas sus preguntas debía reservarlas para otro momento. Kevin no sabía cómo tratar a Andi; solo habían pasado un par de horas desde que la conoció, pero no quería alejarse de ella por ningún motivo.
Verla sufrir y no saber como curar su dolor era su tormento. Ya no le importaba sus asuntos, sino involucrarse en los asuntos de aquella mujer con belleza natural que le movía el corazón y la mente.