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Un Amor Prohibido Para La Institutriz

Un Amor Prohibido Para La Institutriz

Status: Terminada
Genre:Romance entre patrón y sirvienta / Amor-odio / Atracción entre enemigos / Ascenso de clase social / Enemistad nacional y odio familiar / Secretos de la alta sociedad / Completas
Popularitas:5.3k
Nilai: 5
nombre de autor: Chero write

​tres años han pasado desde que el Marqués Rafael y Elaiza sellaron un pacto de amor secreto. Cuatro años en los que su relación ha florecido en los rincones ocultos de la mansión, transformándose en una verdad inquebrantable que sostiene su hogar.
​Pero con los hijos del marqués haciéndose mayores y la implacable sociedad aristocrática que ha comenzando a susurrar, el peligro de que su amor salga a la luz es más grande que nunca.
​¿Podrá estás dos almas unidas en la intimidad sobrevivir al escrutinio del mundo? ¿osera el fin de su amor?

NovelToon tiene autorización de Chero write para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

una nueva amistad

​La mansión de los Robledo había vuelto a sumergirse en la paz nocturna. Las últimas luces se apagaron, dejando solo el suave resplandor de la luna que se colaba por las ventanas. En su habitación, Elaiza, envuelta en un camisón de ligero que se deslizaba con cada movimiento, cepillaba su largo cabello castaño frente a un pequeño espejo de mano. Sus pensamientos, sin embargo, estaban lejos de su reflejo; la imagen de Rosalba en la fuente, las lágrimas y las galletas, martilleaban su mente, no sabía que tenia la joven, Elaiza nunca había lidiado con ella de esa manera.

​La puerta de su habitación, que había dejado entreabierta buscando un poco de aire en la calurosa noche, se abrió un poco más, y una figura furtiva se deslizó dentro, cerrando suavemente tras de sí. Elaiza no necesitó mirar para saber que era Rafael, una leve sonrisa se asomo en sus labios. El perfume a sándalo tan suyo, llenó la habitación, y el aire se cargó de una tensión familiar, una mezcla de deseo y de complicidad.

​Rafael se acercó por la espalda, sus manos cálidas se posaron sobre los hombros desnudos de Elaiza, que tembló ligeramente al contacto. Ella dejó caer el cepillo sobre la mesa, el suave tintineo del marfil contra la madera apenas perceptible. Los labios del marqués rozaron su cuello, dejando un rastro de besos húmedos que se extendieron hasta la curva de su hombro para después bajar entrando para tocar las partes menos visibles. El camisón, ligero como una segunda piel, era una invitación silenciosa, y las manos de Rafael se deslizaron por la seda y por la piel, acariciando su cintura y otras partes de su cuerpo, el calor del cuerpo traspasando la tela fina eran un bálsamo de frescura para Rafael.

​Elaiza cerró los ojos, intentando dejarse llevar por la familiaridad de sus caricias, por el torbellino de sensaciones que Rafael siempre despertaba en ella. Los besos se hicieron más profundos, más exigentes, y el deseo comenzó a extenderse por su cuerpo. La calidez del marqués, el roce de su piel, el aliento en su oído, todo la invitaba a olvidarse de los problemas.

​Pero la imagen de Rosalba, con los ojos llenos de lágrimas, regresó con una fuerza abrumadora. La dulce amargura de la galleta, el llanto silencioso de la joven, el desconcierto en su propio corazón... todo se agolpó en su mente, creando un muro impenetrable contra el deseo.

​Elaiza, con un gemido apenas audible, llevó sus manos a las de Rafael, que seguían acariciando su cuerpo. Suavemente, pero con firmeza, las sostuvo evitando que entraran en la parte húmeda de su cuerpo.

​"espera Rafael, por favor", susurró, su voz apenas audible, cargada de una angustia que no pudo disimular. "No puedo... no ahora , perdóname".

​Rafael se detuvo, sus besos, sus manos, todo Su cuerpo se tensó, la sorpresa y la frustración se reflejaron en su postura. Se apartó un poco, sus ojos oscuros llenos de una pregunta silenciosa, giro a su amada mientras la sostenía en sus brazos.

​"¿Qué ocurre, Elaiza?", preguntó, su voz ronca por el deseo contenido. La suavidad de su tono no ocultaba la confusión. "Pensé que... ¿Acaso te sientes mal? ¿te pasa algo?".

​Elaiza lo miro, sus ojos llenos de una tristeza que Rafael no había visto en mucho tiempo. "Es Rosalba, Rafael. Algo le sucede. Está sufriendo, y no sé porque o cómo ayudarla".

​El marqués la miró, su deseo ahora eclipsado por la preocupación. El ambiente, que segundos antes había estado cargado de pasión, ahora se sentía pesado, lleno de una inquietud inexplicable.

​Rafael la tomó de la mano, la llevó a la cama y se sentó, atrayendo a Elaiza para que se sentara en sus piernas. El calor de su cuerpo era un consuelo en medio de la preocupación. Con un gesto suave, le apartó un mechón de cabello de la cara y le preguntó con una voz tranquila y profunda, "Ahora dime, mi amor, ¿qué ocurre con Rosalba?".

​Elaiza suspiró y comenzó a relatar todo lo que había visto: la distancia de Rosalba desde la llegada de Tomás, su estallido de ira al regresar de la iglesia, y finalmente, el encuentro en el jardín. "Hoy la vi con una empleada en la fuente", le contó, "y por un momento, la vi menos tensa, como si se estuviera abriendo. al final la muchacha le dio unas galletas y, después de que se fue, Rosalba se echó a llorar, no se de qué habrán hablado pero el resto del día la vi menos tensa".

​Rafael la escuchó con atención, su rostro serio. Como padre, comprendía la preocupación de Elaiza, pero creía que era un simple caso de angustia adolescente. "Es normal, mi vida. A su edad, el mundo es un vaivén de emociones. Un día todo es felicidad, y al otro, una tormenta. Ella solo está creciendo".

​"No estoy tan segura", respondió Elaiza, con el ceño fruncido. "Hay algo más. creo que Rosalba se siente sola y necesita con quien pueda hablar libremente".

​"Es cierto", asintió Rafael. "Aquí está rodeada de adultos. Emanuel es muy joven, y Tomás... bueno, Tomás está en su propio mundo de aventuras. Tal vez lo que necesita es una amiga, una compañía constante que entienda lo que está pasando, alguien de su misma edad".

​Una idea iluminó el rostro de Elaiza. "Pensé lo mismo. ¿Recuerdas la chica con la que la vi en la fuente? Ella se llama Cecilia. Es la hermana de Alessandro, tal vez ella podría convertirse en su dama de compañía".

​Rafael frunció el ceño. "La hija de nuestros jardineros, la que limpia las ventanas… no tiene la educación suficiente, ella solo es una sirvienta. ¿Estás segura de que es la mejor opción?, porque no alguna joven de clase baja, podría pedir a la señora Jenkins que busque a alguien más... Adecuada".

​Elaiza, con la convicción en sus ojos, le apretó la mano. " amor...Rosalba parece tenerle confianza. No se abrió con nadie de la mansión, y a ella le contó algo. La diferencia de clase es lo de menos, pero su cercanía podría ser la clave para que Rosalba se recupere. Por favor, permítele ser su dama de compañía, podría trabajar como su mucama personal".

​Rafael la miró a los ojos, sabía que una vez que se le metía algo en la cabeza a su amada no habría poder humano que la hiciera cambiar de opinión, con una mezcla de diversión y de seriedad respondio. "No lo sé. Me parece un poco arriesgado. Deberás convencerme".

​Elaiza sonrió. Entendió el tono juguetón en su voz. Se inclinó rozo su barbilla y lo besó suavemente en los labios. "Entonces, ¿esto te convence?".

​Rafael se rio, su voz ronca y llena de deseo. "No, mi amor, no lo suficiente. Tendrás que ser más elocuente".

Elaiza comenzó a besarlo con más pasión, ​Las palabras se desvanecieron, reemplazadas por el suave roce de sus labios y sus cuerpos. ella desabotonó su camisa y el sostuvo su cuerpo con una mano mientras la otra acariciaba a su amada. La preocupación por Rosalba se había disipado, reemplazada por el deseo de un inicio.

Dos días después, el sol de la mañana se coló sin permiso por la habitación de Rosalba. Elaiza, con su habitual delicadeza, abrió las gruesas cortinas de par en par, dejando que la luz invadiera el cuarto y la despertara como siempre. Rosalba se incorporó en la cama, su cuerpo todavía pesado por la tristeza.

"Arriba, mi amor," dijo Elaiza con suavidad. "El día ya ha comenzado".

Rosalba se estiró y bostezó, sus ojos aún adormilados. Se preparó para la rutina de siempre, la pesadez de los ojos de tanto llorar la noche anterior apenas dejaba que se abrieran, se sentó en la orilla de la cama, esperando que la sirvienta de turno la ayudara a vestirse, pero en lugar de la habitual voz, escuchó una voz que conocía.

"Mancare Rosalba, si me permite," dijo Cecilia, su voz suave y tranquila. "Si levanta los brazos, podré ayudarla a vestirse".

Rosalba, aturdida por la sorpresa, levantó la cabeza y abrió los ojos completamente. Era Cecilia, La joven, con un uniforme de mucama nuevo e impecable y una sonrisa amable, la miraba con una mezcla de respeto y de ternura.

"¿Cecilia?", preguntó Rosalba, su voz apenas un susurro. "¿ que ...Qué haces aquí?".

Elaiza, que había estado observando la escena desde la puerta, se acercó a las jóvenes. " hablé con tu padre y llegamos a la conclusión que estás demasiado grande ya para que tú institutriz te cuide todo el día, por eso A partir de hoy, Cecilia será tu dama de compañía".

Rosalba se volteó a ver a Elaiza, con los ojos llenos de una mezcla de sorpresa y de gratitud. Luego, volvió a mirar a Cecilia, quien sostenía en sus manos las medias que debía ponerse.

Cecilia, notando la sorpresa en el rostro de Rosalba, le sonrió con dulzura. "Per favore, tenga pazienza conmigo, Mancare Rosalba. Solo sé limpiar ventanas y fregar pisos. Mia madre me dice que mi habilidad con las puntas y el borde son tan malos como los que cocino., pero prometo que haré mi mejor sforzo para que esté contenta con mi lavoro".

Una sonrisa genuina y enorme, la primera en días, se dibujó en el rostro de Rosalba. "No te preocupes yo te enseñaré todo lo necesario, Cecilia. Me alegra mucho que seas tú" y le dió un abrazo a la joven quien lo correspondió con gusto.

Elaiza, al ver la confianza que había entre ambas, sonrió para sí misma. Se excusó diciendo que tenía que despertar a Tomás y Emanuel, y dejó a las jóvenes solas.

"Y bien", dijo Rosalba, mientras Cecilia la ayudaba a vestirse. "Cuéntame, ¿cómo te convencieron para que aceptaras?"

Elaiza cerro la puerta con una sonrisa dejando La habitación, que había sido una prisión para Rosalba, que se llenó con el sonido de las dos jóvenes charlando. La soledad se había disipado, y una nueva amistad había comenzado.

1
Melisuga
Tomás está demostrando que la entereza,la integridad y la caballerosidad le son más que inherentes a su persona. Se ha convertido en un hombre de honor.
Melisuga
Estimada Chero Write, este capítulo salió repetido. Fue publicado hace unos dias atrás.
Melisuga
*decepcionado
Melisuga
¡Qué falta de respeto es el creído y cobarde Lucas de Costa Dorada!
Estaría bueno que tuviera alguna conducta inapropiada con alguna jovencita, no quiero que sea Rosalba, y lo reten a duelo para que así muestre la piltrafa de la cual está hecho.
Mirta Ramirez
dice COMPLETA... pero el final es incompleto!!! te deja con una bronca!!! 1 estrella x lo q significa escribir!!! pero perdi mi tiempo leyendo
Mirta Ramirez
quiero creer qxle falta el final!!! nonesta completa!!!
Blacina Calvo Fernández
El marqués debe pensar antes de aceptar la propuesta del conde, lo que le espera a su hija con ese patan, que no todo es linaje y poder.
Mirta Ramirez
la felicito!!! q si es hombre enamorado se saque la careta!!!
Mirta Ramirez
que lindo vivir con la libertad q uno vive!!!!
Melisuga
Espero que Rafael acabe de aterrizar en la realidad de que es él quien está fragmentando a su familia, y tome las providencias necesarias y suficientes para garantizar la felicidad de su hijos y la suya junto a Elaiza.
Melisuga: No creo.
La escritora aclaró desde el inicio que iría subiendo los capítulos de a poco. A veces la app pone la marca de concluidos en la que ya tienen escrito el final, aunque aún no estén publicados. Creo que este seria uno de esos casos.
total 2 replies
Melisuga
¿De qué secreto hablará la princesa? ¿Le habrá confesado a Rafael su enamoramiento?
Melisuga
😯😯😯
¡La princesa está enamorada de Rafael!
Eso no me lo esperaba.
Melisuga
¿La princesa tendrá algún interés particular en Thomas? Para su prima, por ejemplo.
🤔🤔🤔
Melisuga
*podría
Melisuga
Espero que Rafael no caiga en las patrañas del conde, que solo busca casar a su indeseable hijo con la dulce, hermosa y bien educada Rosalba. Sería una infelicidad segura ,desde todos los ángulos posibles para ella. Creo que, si Rafael titubea, será su lápida con Elaiza.
Olga Lidia Leal
muy hermosa,gracias
Melisuga
Ese engreído necesita recibir una lección que le arranque de a cuajo tanta arrogancia y lo silencio perpetuamente.
Melisuga
¡Excelente respuesta, Rosalba! Ese engreído estúpido necesita ser silenciado de manera contundente.
Melisuga
La princesa Margarita está demostrando ser una chica muy inteligente.
Melisuga
Elaiza está haciendo pagar al marqués todo el prejuicio y orgullo que han prevalecido por sobre el amor que él dice tenerle. No es que me alegre, es que tal vez es la única forma de que Rafael de Robledo despierte de una vez por todas y libere su corazón y sus sentimientos.
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