Solo Elena Mirel puede ser la asistente de Maximiliano Kade Deveron. Uno de los hombres más poderosos a nivel internacional.
Visionario, frío. Muchos le temen. Otros lo idolatran. Pero solo ella puede entender su ritmo de trabajo.
Pero la traición del novio de Elena hace que Maximiliano descubra que Elena le interesa más de lo que él se pueda imaginar.
Acompáñame a descubrir que pasará con este par.
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Frente a su ex
-- Señor. -- Dijo la voz de una de la secretarias desde afuera. -- hay un hombre en la recepción preguntando por Elena.
Elena frunció el ceño ligeramente.
-- ¿Quién es? -- preguntó.
hubo una breve pausa.
-- Dice que es. Julián, usted lo conoce. --
El nombre cayó como una bomba sobre ellos.
Elena sintió que el estómago se le cerraba. Maximiliano lo notó de inmediato.
-- Julián. -- repitió Maximiliano, con el tono neutro, pero la mirada alerta.
Elena tragó saliva.
Maximiliano no dijo nada. Pero algo en su expresión cambió. una tención distinta. más oscura. Más personal.
-- ¿Qué quiere? -- preguntó Maximiliano.
-- No lo sé. -- respondió la secretaría con honestidad.
-- ¿Quieres que lo hagan pasar? -- preguntó Maximiliano, midiendo cada palabra.
Elena dudó.
--No creo que tenga sentido... pero tampoco quiero Una escena en recepción. --
Maximiliano asintió lentamente.
-- Que suba. -- Dijo tomando el intercomunicador. -- sala de junta pequeña.
colgó.
miró Elena.
-- Si no quieres hablar con él, puedo encargarme. --
Elena negó con la cabeza.
-- No. es algo que tengo que enfrentar yo. --
Maximiliano no sonrió.
No se relajó.
Respetó su decisión.
Minutos después, Julián entró a la sala.
-- Elena. -- Dijo, esbozando una sonrisa insegura. -- Gracias por recibirme. --
-- Julián. -- respondió Elena, cortesía distante. -- No es lugar ni el momento. --
-- Lo sé. -- Admitió. -- Pero necesitaba verte.
Maximiliano permanecía sentado al fondo, observando en silencio. Pero su presencia llenaba la sala.
Julián. Lo miró de reojo.
-- ¿Interrumpo algo? --
-- No. -- respondió Elena. -- Dime qué quieres.
Julián respiró hondo.
-- Me equivoqué. -- Dijo de golpe. -- Contigo. Perdí algo importante, y no lo vi hasta que fue tarde. --
-- Julián. -- comenzó a hablar Elena. -- Vine hasta aquí para hablar del pasado. --
-- Solo escúchame. -- pidió Julián. -- lo que pasó con esa mujer fue un error. no significó nada. --
Maximiliano aprestó la mandíbula.
Elena se mantuvo firme.
-- Para mí sí significó algo. -- respondió Elena. -- significó que no puedo confiar en ti. --
Julián dio un paso hacia ella.
-- Puedo cambiar. --
-- No quiero que me prometan cambios. -- replicó Elena. -- Con lo que vi me bastó, para darme cuenta quién eras en realidad. --
El silencio fue incómodo. Julián suspiró.
-- ¿Es por él? -- preguntó, señalando discretamente a Maximiliano. -- ¿Hay algo entre ustedes? --
Elena se tensó.
-- Eso no te concierne. --
E. Maximiliano se levantó lentamente.
-- Creo que la conversación ha terminado. -- Dijo con una calma peligrosa. -- Elena ha sido clara.
Julián. Lo miró con desafío.
-- No te metas. --
Maximiliano dio un paso al frente.
-- Ya estoy metido. -- respondió. -- Porque ella trabaja aquí. Y porque no tienes derecho a venir a perturbarla. --
Elena miró a Maximiliano.
Él no la miró a ella.
Pero su postura decía todo.
Julián apretó los labios.
-- No era mi intención causar problemas. -- murmuró. -- Solo quería una oportunidad. --
Elena tomó un respiro.
-- Esa oportunidad ya pasó. --
Julián la miró un segundo más, como esperando más. Luego asintió y se dio la vuelta. Maximiliano lo siguió hasta la puerta, asegurándose de que se fuera.
Cuando cerró la puerta, el silencio se volvió denso en la sala.
Maximiliano se giró hacia Elena.
Lo decía su mirada.
No había preocupación.
Pero sí había algo más... peligroso.
-- ¿Estás bien? -- preguntó, como suave.
Elena asintió, aunque sus ojos le brillaban.
-- No sabía que vendría. --
Maximiliano se acercó un poco más.
-- Ya no eres la mujer que dejó. -- respondió Maximiliano. -- Porque ahora sabes lo que mereces. --
Elena sintió algo romperse suavemente dentro de ella.
-- Esto... complica las cosas. -- susurró.
-- Lo sé. -- Dijo Maximiliano. -- Pero no cambia lo que siento. --
Silencio.
Miradas.
El aire entre ellos volvió a cargarse. Pero esta vez no era solo deseo. Era la protección. Era la promesa. Era una línea que ya no podía borrarse.
-- Tenemos una junta. -- Dijo Elena, intentando recuperar el control.
Maximiliano asintió.
-- Vamos. --
La junta dio comienzo con normalidad. Proyecciones financieras, fechas de entrega, estrategias de viajes. Elena estaba a su derecha, impecable como siempre, interviniendo cuando era necesario, resolviendo dudas antes de que se formularan por completo.
Ella brillaba.
Y eso, normalmente, llenaba de orgullo Maximiliano.
Pero hoy... Había algo más.
Después de que se había marchado Julián el ex novio de Elena.
Por mínima que fuera la posibilidad, que ese hombre hubiera sido importante en la vida de ella.
Cada vez que Elena sonría por cortesía a alguien más, algo en su interior se tensaba.
Cada vez que recordaba. El beso que se habían dado, y luego imaginaba a otro hombre besándola antes que él. Su mandíbula se tensaba.
Y aún así... la idea de perderla sin siquiera haberla tenido le resultaba insoportable.
-- Maximiliano. -- La voz de Elena lo sacó de sus pensamientos. -- Quieres que continúe con el punto tres? --
Parpadeó una vez. Recuperando el control.
-- Adelante. -- Respondió con su tono habitual, neutro, firme.
Elena. Lo miró apenas un segundo más de lo necesario. Lo suficiente, para notar algo distinto en él. Ella no sabía que era, pero lo intuía.
La junta terminó sin accidentes. Cuando todo se levantaron, Maximiliano se quedó sentado un momento más observando como Elena guardaba los documentos no se acercó. No dijo nada. Pero su mirada la siguió hasta que salió de la sala.
Fue entonces cuando tomó la decisión silenciosa.
Tenía que poner distancia.
O perdería el control por completo.
Elena regresó a su pequeña oficina con una sensación extraña. Maximiliano había estado... distante. No frío. No hostil. Simplemente, más contenido de lo habitual. Como si hubiera construido un muro interno que antes no existía.
Estaba revisando correos cuando Miriam, secretaria volvió a tocar la puerta.
-- Elena, hay una visita para ti. --
Elena levantó la vista.
-- ¿Otra vez? --
Miriam sonrió.
-- Esta vez te va a gustar. Dice que se llama Camila. --
Elena se levantó de golpe.
-- ¿Camila? --
Antes de que pudiera decir algo más, la puerta se abrió y Camila entró con una ráfaga de aire fresco en medio de la sobriedad corporativa.
-- ¡Elenita! -- Exclamó, abriendo los brazos.
Elena no pudo evitar sonreír de verdad por primera vez en todo el día.
-- ¿Qué haces aquí? -- Preguntó, abrazándola con fuerza.
Camila se separó, para mirarla de arriba abajo.
-- Mírate .-- Dijo. -- Ejecutiva poderosa, cara de estrés emocional. Definitivamente, necesitabas una visita sorpresa.
Elena solo soltó una risa suave.
-- No debiste venir sin avisar. --
no está enamorada ni tampoco necesita esa acuerdo matrimonial 🤔🤨