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Cuando Me Miras Así

Cuando Me Miras Así

Status: En proceso
Genre:Diferencia de edad / Mujeriego enamorado / Malentendidos / Dejar escapar al amor / Amor-odio / Autosuperación
Popularitas:2.3k
Nilai: 5
nombre de autor: F10r

Emma ha pasado casi toda su vida encerrada en un orfanato, convencida de que nadie jamás la querría. Insegura, tímida y acostumbrada a vivir sola, no esperaba que su destino cambiara de la noche a la mañana…
Un investigador aparece para darle la noticia de que no fue abandonada: es la hija biológica de una influyente y amorosa pareja londinense, que lleva años buscándola.

El mundo de lujos y cariño que ahora la rodea le resulta desconocido y abrumador, pero lo más difícil no son las puertas de la enorme mansión ni las miradas orgullosas de sus padres… sino la forma en que Alexander la mira.
El ahijado de la familia, un joven arrogante y encantador, parece decidido a hacerla sentir como si no perteneciera allí. Pero a pesar de sus palabras frías y su desconfianza, hay algo en sus ojos que Emma no entiende… y que él tampoco sabe cómo controlar.

Porque a veces, las miradas dicen lo que las palabras no se atreven.
Y cuando él la mira así, el mundo entero parece detenerse.

NovelToon tiene autorización de F10r para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

capitulo 8

Narra Emma.

Hoy… hoy me sentía feliz.

No sé cómo explicarlo, pero por primera vez en mi vida había hecho algo con mis manos para alguien más.

Algo bonito. Algo para mis papás.

Me miré una última vez en el espejo antes de bajar. Llevaba unos shorts de tela negros y un top blanco sencillo, pero para no verme tan simple, me puse también un chaleco negro que combinaba y los zapatos también negros. Creo que me veía… bien.

Ojalá les gustara.

Esperaba en la sala, sentada derechita en el borde del sillón, con las manos juntas sobre las rodillas, mirando el reloj a cada rato. Las luces de la casa estaban encendidas, la mesa ya estaba puesta y el pastel —mi pastel— estaba en el centro, cubierto con fresas y betún brillante.

Cuando escuché el sonido del auto en la entrada y las voces de mis padres entrando por la puerta, sentí mariposas en la panza. Me levanté de un salto.

—¡Bienvenidos! —dije un poco más alto de lo que pretendía.

Ellos me miraron primero sorprendidos, y luego… sonrieron. Silvia corrió hacia mí y me dio un beso en la mejilla, como siempre.

—¿Pero qué es todo esto, mi amor? —preguntó con una sonrisa enorme, mirando la mesa.

—Lo hice… yo misma —murmuré, con las mejillas ardiéndome.

—¿Tú? —preguntó mi papá, frunciendo el ceño al pastel, pero en plan curioso—. ¿Tú sola?

—Sí —dije, inflando un poco el pecho y señalándolo con orgullo—. Las cocineras me ayudaron con el horno, pero todo lo demás lo hice yo.

Ellos se miraron entre sí, con esas sonrisas llenas de ternura que no termino de entender, y luego se sentaron a la mesa.

—Pues vamos a probarlo —dijo mi mamá, tomando un cuchillo.

Yo estaba tan nerviosa que me temblaban las manos. Les serví a los dos y luego me senté a mirarlos. Ellos probaron el primer bocado… y yo casi dejé de respirar.

—Pero esto… está delicioso —dijo mi padre, con las cejas alzadas—. Realmente delicioso.

—¡Mucho mejor de lo que esperaba! —añadió Silvia, aplaudiendo—. Mi niña, ¡eres toda una chef!

Yo sonreí, sintiéndome más ligera que nunca. Tal vez… tal vez sí era buena en algo.

Justo cuando estaba disfrutando de verlos comer, escuché pasos en las escaleras.

Era Alexander.

Bajó despacio, con su típica cara de no importarle nada, y en una mano traía una bolsa de plástico casi vacía con zanahorias mini. Se detuvo al vernos en la mesa, con su aire distraído, pero sus ojos no tardaron en recorrer toda la escena.

—Alexander, ven —dijo mi padre, con esa autoridad cariñosa suya—. Siéntate y prueba el pastel que hizo Emma.

Por primera vez desde que lo conozco… lo vi sonreír.

Pero no fue una sonrisa como las de mis papás. Era… rara. Burlona. Incluso divertida.

—No, no, gracias —dijo con una risa baja, negando con la cabeza—. Yo no como… esas cosas.

Y se dio la vuelta, todavía riéndose, con esa sonrisa en los labios mientras se dirigía a la cocina.

Yo parpadeé, desconcertada.

Me quedé mirándolo hasta que desapareció tras la puerta, y luego los miré a ellos.

—¿Por qué… se ríe así? —pregunté, sin entender.

Ellos se encogieron de hombros, como si no le dieran importancia, y siguieron comiendo felices.

Pero yo me quedé pensativa, con el corazón un poco apretado, viendo la puerta por la que él había salido.

No entendía nada.

[...]

La casa ya no me parecía tan inmensa ni tan intimidante como al principio.

Quizá era porque ahora… sentía que pertenecía aquí.

Los empleados me trataban con tanto cariño que, a veces, me daban ganas de llorar.

Desde la señora Marta, que estaba a cargo de la limpieza y siempre me saludaba con un: “Mi niña, qué linda te ves hoy”, hasta Ramón, el jardinero, que me explicaba pacientemente cómo cuidar las hortensias y las rosas sin que se marchitaran.

Yo les hacía muchas preguntas.

Sobre las plantas, sobre cómo funcionaba la enorme cocina, por qué la fuente del jardín tenía una estatua con forma de sirena. Ellos nunca parecían molestos con mis preguntas; al contrario, siempre me sonreían y me respondían con gusto.

Y Jack… bueno.

Jack era como mi sombra.

El perro más dulce del mundo, que me seguía a todas partes, echado a mis pies cuando me sentaba en el jardín o acompañándome hasta la cocina para ver si alguien nos daba un trozo de pan escondido.

Creo que, sin darme cuenta, había llenado la casa de luz y risas.

Así me lo dijo una de las cocineras una tarde, cuando me vio ayudando a batir huevos:

—Esta casa estaba demasiado callada antes de que usted llegara, señorita Emma —me dijo, sonriendo—. Se necesitaba alguien como usted para darle alegría a estos muros.

No supe qué responder. Solo sonreí tímidamente mientras me concentraba en no derramar la mezcla.

Nabila y Nadia venían casi cada semana.

Junto con Wily.

Las mellizas siempre tan llenas de vida, tan curiosas, con esa forma de hablar rápida y hacer preguntas sin parar. Y Wily… más tranquilo, pero con una sonrisa fácil que me hacía sentir cómoda.

Hacíamos comidas en el jardín, con manteles largos y mucha limonada.

A veces jugábamos con Jack, otras simplemente hablábamos de todo y nada mientras yo los escuchaba fascinada. Nunca había tenido primos ni amigos, y ahora me sentía tan afortunada que casi no podía creerlo.

—Prometemos visitarte siempre, ¿sí? —me decían las mellizas, tomándome cada una de un brazo—. Porque no solo eres nuestra prima. Eres nuestra amiga.

Me costaba hablar mucho en esos momentos. Solo asentía con una sonrisa y me mordía el labio para no llorar.

En cuanto a Alexander…

Casi no lo veía.

Los días que tenía clases —lunes, miércoles y viernes— llegaba tarde, con su mochila de diseñador colgada de un hombro y las llaves del coche girando entre los dedos. Pasaba directo a su cuarto y cerraba la puerta.

Los demás días… tampoco estaba mucho.

Salía temprano, a veces sin siquiera saludar, y regresaba tarde.

Cuando estaba en casa, se quedaba encerrado en su habitación.

Yo solo lo sorprendía saliendo de vez en cuando, y siempre con esa sonrisa burlona en los labios, como si acabara de escuchar un buen chiste.

Una tarde, mientras volvía del jardín con las manos manchadas de tierra por haber ayudado a Ramón a plantar un rosal, lo vi salir de su cuarto.

Iba riendo.

Su celular en la mano, la cabeza ligeramente inclinada hacia atrás, esa risa suave que no había escuchado nunca de cerca.

Por un momento me quedé quieta, mirándolo.

Era extraño verlo así.

Casi… agradable.

Pero, apenas me vio, su risa se apagó.

Me miró, con ese mismo gesto serio y frío de siempre, y siguió caminando sin decir nada.

Yo apreté los labios, como siempre hacía cuando no entendía algo, y seguí mi camino.

Porque, aunque a él no le caía bien, los demás… sí.

Y por primera vez en mi vida, eso me bastaba.

1
Arie1
Alexander se va volver loco🤭
Arie1
Oigan y ¿porque no? Alexander esta loco o no quiere verla en su cabeza como una mujer
Arie1
🤣🤣🤣😭🤣😂
Arie1
Hasta que por fin te enteraste mijo
Arie1
Jack siemore esta en sus piernas
Arie1
Alexander deja el delirio mijo que te pasa , ya quiero leer su version🤭
Arie1
yi ni quirii milistirlos- muchacha y si te hubieras morido
Arie1
Pobres de los padres apenas la tienen y casi se le desvive
Arie1
🤣🤣🤣 siento que Alexander me va caer bien
Arie1
Eres tu mi ser amado?
Arie1
El le dice a su esposa que este tranquila pero el no puede estarlo (llora en recuentro de padre e hija😭)
Lorena Espinoza
Está muy interesante la historia 😍
F10r: Me alegra que te este pareciendo interesante☺
total 1 replies
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