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Dime Que Me Odias

Dime Que Me Odias

Status: En proceso
Genre:Romance / Posesivo / Amor-odio / Triángulo amoroso / Enfermizo
Popularitas:1.3k
Nilai: 5
nombre de autor: Miguel Antonio Alba La O(bluelight)

Dany es un adolescente nerd con una vida común. Lo único que desea en esta vida es lo que todo ser humano normal aspira y estima: paz.
Pero pareciera que nunca la tendría con Marcos dando vueltas: despiado, altivo, arrogante...
Porque Marcos era el típico macho de la escuela que jugaba fútbol. Ese tipo de chico que miraba a las personas como Dany como insectos.
No había manera de escapar de lo que se le venía encima o acaso si podría domar a la bestia.

NovelToon tiene autorización de Miguel Antonio Alba La O(bluelight) para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Modo Bully Activado

Narra Danny

7:58 AM. Pasillo de la escuela.

Llego temprano, estratégicamente, para evitar la a escena: Marcos Rojas decidiendo si me besa o me escupe. No sabía con certeza a donde mirar o donde esconderme, porque las cosas que habían pasado entre nosotros nos habían cambiado aunque sea un poco. Pedí a todos los cielos que por lo menos en la mañana, mis plegarias de que estuviera lejos, fueran escuchadas

Pero el universo me odia.

Porque ahí está él, apoyado justo frente a mi casillero, con su sonrisa de recuerdas anoche, ¿cierto? y esos malditos jeans ajustados. Para este punto no me entendía a mí mismo: como podría sentir algo por la persona que debería odiar con todo mi ser.

—López —saluda, como si no hubiéramos estado a un microcentímetro de comernos vivos en mi sofá.

—Rojas —asiento, tratando de abrir el casillero sin rozarlo (fracaso épico).

La respiración se me escapa pesada y el lo nota, por lo cual me sorprende cuando suelta una pequeña risilla cómplice.

Marcos gira la combinación por mí, dejando su pecho a la altura de mi nariz. Huele a jabón y a algo más… ¿vainilla? ¿En serio usa vainilla?

—¿Te gusta? —pregunta, notando mi inhalación traicionera—. Es nuevo.

—Huele a galletas para abuelitas.

Tratè de no darle importancia al hecho de que lleva parte de mi esencia en èl, pero pareciera que este chico se sabe todos mis tics, porque sus ojos brillan cuando ve que me labios se fruencen un poco hacia adentro: símbolo de que me estoy conteniendo.

—Mentiroso —susurra, acercándose lo suficiente para que sienta su aliento en mi oreja—Te gusta.

El pasillo está vacío, pero mi cara prefiere actuar como si hubiera un público viendo esto.

10:30 AM. Clase de Educación Física

Javi no para de mirarme. Y no es la mirada de te voy a golpear, sino la de sé algo que no debería. Aunque por muy raro que parezca no sentía rabia por todo lo que me había hecho, sino lástima. Lástima de que alguien no pudiera ser libre de cadenas invisibles que solo yo podía ver.

—¿Qué le pasa a tu novio? —Vale me patea el tobillo mientras trotamos—. Parece que tragó un limón.

—No es mi novio.

—El otro. El celoso.

No sé a qué se refiere y si por casualidad evoca a Javi con dicho comentario harè mis oraciones a María, Josè y a todo cuanto se me pare alante.

Javi elige el momentode distracción como para hacer que tropesaba y empujarme contra la valla.

—Ups —dice, sin un ápice de remordimiento.

Antes de que pueda responder, una sombra se interpone: Marcos, con los puños apretados y esa expresión que promete hospitalización. En serio, cuando se enoja de verdad parece el mismo demonio sacado del averno. Y es irónico que yo sea el condenado de su infierno de huesos y nudillos.

—No —Es una sola palabra, pero Javi palidece—. Toca a López otra vez y te rompo los dedos uno por uno.

El silencio es tan denso que hasta el profe de deportes se calla.

Vale me susurra:

—¿Desde cuándo tu bully es tu guardaespaldas?—

Buena pregunta. Pero Vale tendría que esperar para que la contestara porque estábamos en un punto intermedio entre decir o no. Era un tira y afloja frenético que no culminaría por lo que veía con ninguno de los dos bien.

Me lavo las manos cuando la puerta se abre de golpe. Marcos entra como un huracán y traba la cerradura. Yo salto en el lugar y sé que en este instante me veo como un conejo arrugando la nariz ante el lobo malo y cruel.

—¿Qué—?

Me empuja contra el lavamanos, pero no con violencia. Con urgencia. Hay algo en sus manos, que exigen prisa y apremio y algo más que contacto físico, como si en el fondo buscara alguien que le comprendiera.

—Javi sabe —dice, voz áspera—. Sabe que fui a tu casa.

—¿Y? No hicimos nada— le digo por un momento mirando sus labios hechizado por como los mueve.

—Eso no importa —Sus dedos se clavan en mi cintura— Para él, solo el hecho de que estuve ahí es suficiente.

Sè que ambos estamos sumergidos en una misma sincronía cuando escucho nuestros corazones palpitar con armonía.

El espejo a mi espalda refleja nuestra posición: él inclinado sobre mí, mis manos aferradas a su camisa. Parecemos… pareja.

—¿Qué vamos a hacer? —pregunto, sin reconocer lo mucho que me gusta ese vamos.

Marcos exhala, rozándome los labios. Eso deduzco que fue intencional, porque siento como su pecho salta con una vibración. Aguanta por un momento la risa.

—En público, nada - me dice levantando una mano para acariciar mi rostro, pero la deja caer cuando cierro los ojos.

Aun así trago saliva y le pregunto:

—¿Y en privado?

Su sonrisa es puro pecado.

—¡Lo que tú quieras!

Alguien golpea la puerta. Nos separamos como si nos hubieran electrocutado.

3:00 PM. La Peña del Dragón

Vale clava sus uñas moradas en mi brazo.

—Repítelo— salta de su asiento hasta el mío con una agilidad que parecía increíble.

—No hicimos nada— muevo mis manos restándole importancia

—¡Mentira! Tus orejas se ponen rojas cuando mientes.

Lua sirve mi "Café de los Valientes"(con triple shot de espresso) y sonríe como si supiera cosas.

—El chico guapo con el labio partido preguntó por ti hoy.

Casi escupo mi bebida.

—¿Marcos vino aquí? — trato de no sonar tan sorprendido y como que no me importa, pero no puedo contenerme.

—Sí. Compró un muffin de arándanos y preguntó cuál era tu pedido usual.

Vale me mira como si acabara de ganar la lotería. Su sonrisa se agudiza y me mira por unos segundos que deletrean un mensaje hacia mí que balbuceo: ahora no puedes negarlo

—Te está cortejando como un maldito caballero medieval— la risotada de ella inunda el cafè

—O stalkeando —murmuro, pero el corazón me late fuerte. ¿Por qué quiere saber mi café favorito?

Despuès de estar nuestro respectivo tiempo en el cafè Vale y yo nos despedimos cada cual tomó su lado. Era tarde, para cuando lleguè a casa eran las seis pasadas.

*Marcos (18:30):¿Sabías que tu café usual tiene un 80% más de azúcar de lo recomendado?

*Yo (18:31):¿Sabías que espiar es de psicópatas?

Mi pregunta queda suspendida mientras veo los tres puntos de que está pensando como responder.

*Marcos (18:31): Sí. Por eso te queda tan bien.

Sonrío como un idiota contra la almohada. Aquí por lo menos mi cama entiende los delirios que tengo con Rojas.

*Marcos (18:33): En serio, López. Cuidado con Javi.

Su advertencia me eriza la piel, pero no me amilana, Javier estuvo por años intentando quebrarme. Y cada resistencia que le hacía era un mensaje no dicho: no voy a arrodillarme ante ti.

*Yo (18:34): No me asustas tan fácil.

*Marcos (18:35):*Foto adjunta*

Abro la imagen: Es su torso, en el espejo del baño, con una moretón nuevo en las costillas. Puedo deducir que eso fue en otra de sus peleas callejeras. En serio creo que le quiero, pero no puedo evitar compararlo a veces con un neandertal.

Marcos (18:36): Yo tampoco.

Su declaración es algo incómoda si tengo en cuenta que hasta ahora el menor de mis problemas era lidiar con èl y Javier. De la nada ahora tengo un perro guardián que muerde y arranca del medio todo lo que no sea "nosotros"

¿Hay un nosotros?

Es la última pregunta que asalta mi mente.

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Maru Sevilla
Un capítulo interesante, engancha para seguir leyendo /Ok/
Blue Light: 😊😁✒️Me alegra que le guste la novela.
total 1 replies
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