Mia está en un gran problema.
Luego de la muerte de su madre, un extraño hombre que dice ser su padre aparece en la vida de Mia, poniendo de cabeza su mundo entero. El mundo que pensó que era un mito se convierte en su realidad. No solo existen los hombres lobos, sino que ella también lo era, precisamente un beta. Confundida con los acontecimientos, Mia hace lo que mejor sabe hacer: adaptarse.
Sin embargo, ella no esperaba que su burbujeante personalidad la metiera en más de un aprieto cuando descubre que es la compañera destinada de uno de los príncipes alfas de sangre pura.
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Ahora estás con los tuyos
Casi me carcajeo al contemplar la cara de Esther, la cual era todo un poema. Por su ovalado rostro pasaron un sinfín de emociones, desde la duda y sorpresa hasta la curiosidad e intriga.
Sabía que estaba haciendo algo malo al decir este tipo de mentira, pero aún era una adolescente y los adolescentes tenemos justificación para nuestro comportamiento errático o al menos eso trate de decir para no sentirme culpable. Por último, él se lo buscó. Entró a mi mundo bajo falsas ilusiones, le prometió a mi nana que me cuidaría y protegería. Y desde el primer día rompió sus promesas porque no me siento cuidada y protegida. Me siento como un juguete roto del que se cansó de jugar y es dejado. así suerte.
— Bueno, Mia, te daré un breve recorrido por la Academia antes de que inicien las clases.
Esther se recompuso rápidamente y empezó a enseñarme todo lo que debía saber de la Academia Real. Cómo estaba curiosa por todo, le presté especial atención a sus palabras. Aunque la chica me pareció un poco indiscreta, no parecía ser una mala persona o tener malas intenciones.
— Escuché del director que tu caso es especial, ya que fuiste criada por humanos así que todo esto debe ser algo confuso para ti. No te preocupes, poco a poco te irás acoplando. Si tienes alguna duda solo dímelo.
Tras decir aquello Esther me entregó un sobre de manila, la miré con confusión.
¿Qué era esto? ¿Dinero? Ella al notar mi estado confuso, soltó una risita mientras me explicaba lo que había dentro del sobre.
— Dentro está tu horario, un mapa de la Academia, también hay un libro con las reglas y un manual de estudiante. ¡Ah! También está el correo y contraseña institucional que te servirá para presentar los trabajos. Todo se maneja de manera electrónica. Por cierto, es obligatorio que te unas a un club, en el sobre también hay una lista con los clubs disponibles.
¿Qué era esto? ¿Por qué había tantas cosas por hacer? Abrí el sobre y saqué mi horario de clases, al ver las asignaturas impartidas no pude evitar sentirme frustrada.
— ¿Creo que hay un error? ¿Por qué estoy viendo estás materias básicas? ¡Me estaba especializando en informática porque odiaba las ciencias y la historia! ¿Por qué están en mi horario? Debe haber una confusión— me queje.
Esther me miró dubitativa, parecía que no sabía cómo actuar a mi alrededor.
— No lo creo. Ya sabes, aunque nuestro sistema educativo es similar al del mundo humano. Hay algunas diferencias.
Espera…
¿Mundo Humano?
— ¡¿No me digas que eso de los hombres lobos es real?! — dije con asombro.
— ¿Acaso no lo sabías? Todos en esta isla somos hombres lobos, aunque si consideras el término algo ofensivo te puedes referir a nuestra especie como licántropos— cuestionó Esther con extrañeza — ¿El duque no te lo explicó?
Bajé la cabeza, ya que me sentí avergonzada.
— Lo hizo, o al menos lo intento, es solo que, pensé que estaba jugando. — dije apenada. Aunque en realidad pensé que estaba loco.
Esther sacudió la cabeza como si se sintiera agobiada luego, me dio una sonrisa comprensiva.
— Al menos una parte de ti ya lo sospechaba, ya que no estás en shock o gritando a los cuatro vientos como loca.
Me mordí los labios debido a la diversión que me causaron sus palabras. Aunque si era sincera me estaba conteniendo de armar una escena.
¿Hombres lobos?
Eso suena como una gran locura. Pero, sabía que no había ninguna confabulación colectiva, ni tampoco que todo lo que estaba pasando era producto de mi imaginación llena de delirios.
Los hombres lobos existen.
Eso era un hecho, y la clara prueba de esto era la loca transformación de mi padre que aún estaba fresca en mi memoria.
— En realidad, mi vida está tan desordenada, que ya nada me sorprende. — dije sonriente.
Esther se encogió de hombros antes de empezar a hablar.
— Como te seguía explicando, la Academia es diferente al sistema educativo del mundo humano. Por ejemplo escuché que estabas en tu último año de secundaria, bueno aún te faltan tres años más para que te gradúes de la academia. Cuando salgas puedes elegir una especialización y en un año obtener un certificado para la carrera que desees. Debido a tu edad ya no eres apta para entrenar como caballero o alquimia.
¡¿Qué?
¿Acaso esto era un chiste? Esto ya no era gracioso.
— ¡Esto es una broma! ¿Cómo puede suceder esto?
— Entiendo tu malestar. Pero, ánimo. Ahora estás con los tuyos. Debes verle el lado positivo.
Bueno, no podía verle el lado positivo a este enredo. Y además, todos parecían mirarme como un bicho raro. No pude evitar darme cuenta de que mientras Esther me explicaba la situación de la academia, muchos de los estudiantes me echaban miradas curiosas, algunos me observaban con desdén, otros con curiosidad. Me sentía como un mono de circo.
— Vamos, te voy a guiar hasta donde está el salón de clase. Por cierto, somos compañeras.
— Eso me alivia. Con lo perdida que me siento, tuve la breve idea de regresar con el duque y rogarle que me deje ir.
— ¿Y él te dejará ir fácilmente?
— Lo dudo — respondí al recordar sus palabras. — Ni siquiera sé cómo llegué aquí.
— Aunque no me gusta tu situación con el duque, pero es mejor que te quedes aquí en Norden, al menos hasta que puedas pasar tu ceremonia de transformación.
— ¿Ceremonia de transformación?
Ella no me está diciendo que también me convertiré en un perro del infierno… digo lobo.
— Sí, cuando cumplimos 18 años debemos pasar por una ceremonia de transformación. Es cuando nuestro lobo interior es liberado gracias a la virtud de nuestra Diosa Luna.
Quiero llorar, quiero llorar.
¿Ceremonia de transformación? ¿Diosa Luna? ¿Lobo interior?
Yo no quiero transformarme en un monstruo.
— ¿Hay alguna manera de detener la transformación? — pregunté esperanzada.
Esther me dio una mirada llena de lástima mientras cortaba mis esperanzas con una sola palabra de su boca.
— No.
Bueno si me transformó en un lobo al menos quiero ser la más hermosa con el pelaje más suave y el aullido más dulce y… no, no quiero hacerlo. ¡No quiero ser un perro!
Dios, ¿acaso es porque me quedé dormida en la misa? ¿Por qué me estás atrapando como si yo hubiese sido quien le cortó el cabello a Sansón?