Sr. Dominante

Trate de mantener la calma, pero la canción que había tenido al escuchar el nombre de Jennifer era aún más sospechosa.

—Es una vieja amiga— asentí y noté que estaba evitando deliberadamente el contacto visual conmigo. —¿Cómo sabes de ella?—

—Llamo amor cuando Alejandro y yo estamos cenando— dije, y mi voz mostraba claramente mi confusión, ya que ella no me miraba. —¿Debo preocuparme?—

Y entonces ahí fue cuando me miró. —Si se trata de Alejandro no deberías preocuparte por nada. Por lo que he visto, él estaba aferrado a ti y a nadie más—

—Me alegra ir algo así ¿sabes? Creo que me estoy enamorando de él—

Su mirada no fue lo que esperaba en absoluto, fue una mirada llena de lástima que por más que lo quiso disimular no puedo ocultarlo del todo.

[•••]

El día de trabajo terminó y antes de irme a casa Alice propuso beber algo, así que la invite a mi casa.

Llegamos a mi apartamento.

—Ponte comida, voy a ver Sí Lucía está en casa—

—¿Hay vino?—

—En el mostrador de arriba— le señalé y me fui en dirección a la habitación.

Toque la puerta y esperé a que me abriera.

Oh sorpresa, en lugar de Lucía, fue duván quien abrió la puerta. Desnudo.

Completamente desnudo.

Grité en voz alta, completamente en shock por lo que estaba pasando.

—¡Joder, cúbrete!— grité dándome la vuelta al tiempo que escuché la puerta cerrarse de golpe.

Alice llegó corriendo hacia mí.

—¿Qué? ¿Qué paso?—

Cerré los ojos, tratando de encontrar la manera de explicar lo que acababa de ver, entonces vi la puerta de mi habitación abrirse.

Abrí los ojos de par en par al ver a Lucía, quién también estaba desnuda. Esta vez, Alice y yo gritamos al unísono y corrimos hacia la cocina.

—¿Qué carajos pasa en esta casa?— dije jadeando, todavía tratando de escapar del trauma.

Alice estalló en una gran carcajada tan fuerte que se agachó para sostener su abdomen.

Me quedé observándola de manera irritante. No entiendo como es que esto pasó.

—Esto sí que me ha hecho la noche—

Mi teléfono sonó en mi bolso, lo saqué mientras hablaba con Alice.

—No fue nada de eso, acabo de verle un pene. Por Dios—

Ella comenzó a reír de nuevo, lo que esta vez me hizo reír con ella.

—¿QUÉ AS VISTO EL PENE DE QUIEN?—

¡Oh por Dios!

Miré mi teléfono, y no me había dado cuenta de que había contestado la llamada, y era Alejandro.

Rápidamente, me lo coloqué en la oreja y le respondí. —Hola... ¿Qué?—

—Te acabo de escuchar claramente lo que dijiste. ¿El pene de quién has visto?— su voz estaba llena de ira posesiva que le he escuchado. Alice aún se reía histéricamente y eso ya me estaba alterando. —Es que tuve un pequeño incidente en casa con Duvan y lucia—

—¿Quién demonios es Duvan? ¿Y por qué viste su pene, Liliana?— rodé los ojos ante su voz histérica.

—¿Puedes calmarte? Duvan creo que es el novio de Lucía, simplemente lo sorprendimos en un mal momento—

—Joder, Liliana—escuché a Alejandro responder con un suspiro y mi humor se apagó instantáneamente. Incluso Alice se detuvo cuando vio mi cara.

—¿Cuál es tu problema?—esperé su respuesta, pero esta nunca llegó, lo que llegó a mis oídos fue el sonido de la llamada siendo colgada y mi boca se abrió de par en par.

—¿Me ha colgado?—

—¿Qué ha pasado?— preguntó Alice.

—No lo sé, se escuchaba muy enojado— le susurré sin dejar de mirar la pantalla de mi teléfono.

En ese momento Lucía y duván llegaron a la cocina ahora sí completamente vestidos

Lo único que pudimos hacer fue observarlos. Lucía estaba tratando de darme una sonrisa avergonzada. Mientras que Duvan estaba completamente horrorizado.

—Lo siento— dijo Lucía y dio un paso a mí con una sonrisa vacilante.

—¿Me puedes explicar qué carajos hacías en mi habitación? ¿Acaso ustedes...?—

—Nooo. Por Dios, no hicimos tal cosa— se apresuró a explicarme Lucía. —Era un juego, pero te juro que no hicimos nada malo en tu habitación—

Detrás de mí sigue Alice riéndose de la situación.

—Ya basta, Alice—dije al tiempo que empezaba a recoger algunos platos para preparar la mesa en poco tiempo llegaría el domiciliario con nuestro pedido.

Justo cuando terminé de poner los platos el timbre sonó y Alice se apresuró a recibir nuestras hamburguesas. Por suerte pedí una de más porque sabía que Lucía siempre quedaba pidiendo más y esta sirve perfectamente para Duvan.

Nos sentamos a comer y antes de hacerlo le envío un mensaje a Alejandro.

-¿Todo bien?-

Espere por un largo rato su respuesta pero nada llegó. Trate de unirme a la charla sin dejar de ver la pantalla para ver si me había respondido.

—Probablemente, este ocupado en el trabajo— susurró a mi lado Alice.— le dio una sonrisa forzada dejé el teléfono a un lado y seguí charlando con ellos.

Han pasado al menos unas tres horas, ya Alice estaba despidiendo.

—Gracias por todo chicos, me la he pasado muy bien hoy— nos dice.

Después de despedirme y cerrar la puerta, me giré hacia Lucía y Duván.

—Me iré a la cama— asintieron y apenas caí en mi cama quedé rendida.

[•••]

Sentí como unos brazos me apretaban fuertemente alrededor de mi cintura, y mi espalda estaba pegada contra su pecho.

—¿Alejandro?—dije casi en un susurro apenas despertando del sueño.

—Shhh. Duerme preciosa— dijo el tiempo que sentí su apretón con más fuerza.

Me di la vuelta en medio de su fuerte abrazo, fue difícil pero lo hice, Sus ojos estaban fijados en mí y su angustia era evidente.

—¿Estás bien?— dije tocando su mejilla con mi mano.

Llevo sus labios a la palma de mi mano y dejó un beso en ella.

Lo miré con ternura y lo único que pude ver en él fue una alerta. Cerro los ojos como si no pudiera mantenerlos fijos en mí.

—¿Por qué no me lo dijiste?—

—¿Decirte que?— mi voz estaba llena de confusión, lo cual era comprensible porque realmente estaba muy confundida.

Abrió nuevamente sus ojos y estos estaban llenos del mismo dolor, excepto que ahora también están combinados con ira. Lo qué hizo que me pusiera aún más nervioso.

—Lo de Sven—

—No— un gemido repentino salió de mí y traté de salir de sus brazos, Pero él me lo impidió apretándome con más fuerza.

—Por favor, espera mi amor—

Logré arrancarme de él y no sé cómo, pero lo hice tan rápido que en el intento caí de la cama.

¿Cómo es que lo sabe? Se suponía que debía estar enterrado para mí, y ahora él lo sabe. De alguna manera lo sabe. Me arrastré hacia atrás hasta que choque con la pared de mi habitación levanté mis piernas hacia mi pecho y me hundí en ellas.

Esperando que la tierra me tragara...