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EL LEGADO DE HELENA

EL LEGADO DE HELENA

Status: En proceso
Genre:Traiciones y engaños / Secretos de la alta sociedad / Policial / Escena del crimen / Casos sin resolver
Popularitas:1.2k
Nilai: 5
nombre de autor: maite lucía

En una ciudad donde las apariencias son engañosas, Helena era la mujer perfecta: empresaria y una fiscal exitosa, amiga leal y esposa ejemplar. Pero su trágica muerte despierta un torbellino de secretos ocultos y traiciones. Cuando la policía inicia la investigación, se revela que Helena no era quien decía ser. Bajo su sonrisa impecable, ocultaba amores prohibidos, enemistades en cada esquina y un oscuro plan para desmantelar la empresa familiar de su esposo,o eso parecía.

A medida que el círculo de sospechosos y los investigadores comienzan a armar piezas clave en un juego de intrigas donde las lealtades son puestas a prueba

En un mundo donde nadie dice toda la verdad y todos tienen algo que ocultar, todo lo que parecía una investigación de un asesinato termina desatando una ola de secretos bien guardado que va descubriendo poco a poco.Descubrir quién mató a Helena podría ser más difícil de lo que pensaban.

NovelToon tiene autorización de maite lucía para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capitulo 8:El mirador

El amanecer sorprendió a Montero, Ortiz y Clara en un pequeño apartamento en las afueras de la ciudad. La ubicación del piso seguro resultó ser perfecta: un quinto piso en un edificio anónimo, con vista hacia el mar pero suficientemente retirado para pasar desapercibido.

Habían pasado la noche analizando meticulosamente los documentos del "álbum familiar". Montero estaba exhausto, pero la adrenalina mantenía su mente alerta. Las fotografías y documentos desplegados sobre la mesa revelaban una trama que se extendía por décadas: políticos, empresarios, jueces... La Hidra había infiltrado cada rincón del poder.

—El anuncio de Solano está programado para las seis de la tarde en la Plaza Cívica —informó Ortiz, quien acababa de revisar las noticias en su teléfono—. Habrá una cobertura mediática completa, incluyendo transmisión en vivo por los canales nacionales.

Clara sirvió café en tazas desiguales mientras examinaba un plano detallado sobre la mesa.

—El Mirador tiene tres anillos de seguridad —explicó, señalando distintos puntos en el mapa—. La entrada principal con guardias armados, cámaras en todo el perímetro y un sistema de alarma conectado directamente con una empresa de seguridad privada propiedad de La Hidra.

—¿Y nuestra mejor opción? —preguntó Montero, inclinándose sobre el plano.

—La entrada de servicio en el extremo norte —respondió Clara, señalando un camino estrecho que bordeaba la propiedad—. Los martes llega el suministro de alimentos y productos de limpieza. El proveedor es el mismo desde hace años y los guardias suelen ser menos rigurosos con ellos.

—Hoy es martes —observó Ortiz, levantando la mirada de su teléfono.

Montero asintió, evaluando la situación. Rescatar a Roberto era esencial, no solo por su seguridad personal, sino porque podría proporcionar testimonio directo contra Solano.

—Si vamos a hacer esto, necesitamos apoyo —decidió finalmente—. Alguien en quien podamos confiar absolutamente.

—¿Existe esa persona? —preguntó Clara con escepticismo.

Montero intercambió una mirada con Ortiz antes de responder.

—La comisaria Velasco. Ha estado investigando por su cuenta casos de corrupción en el cuerpo. Si alguien puede ayudarnos sin comprometer la operación, es ella.

La llamada a Velasco fue breve y cautelosa. Sin entrar en detalles comprometedores por teléfono, Montero consiguió establecer una reunión en una cafetería cercana al puerto, lejos de oídos indiscretos.

Velasco llegó puntual, vestida de civil y con el rostro parcialmente oculto por unas gafas de sol.

Escuchó en silencio mientras Montero le exponía la situación, sin interrumpir, evaluando cada palabra. Cuando finalmente habló, su voz denotaba una determinación inquebrantable.

—Puedo conseguirles un vehículo policial sin GPS y dos uniformes. Con eso podrían pasar el primer control sin despertar sospechas —propuso—. Pero necesito ver primero esos documentos. No puedo arriesgar mi posición sin estar segura.

Las pruebas que Montero le mostró disiparon cualquier duda. Velasco revisó especialmente los documentos que vinculaban al comisario general Salgado con La Hidra, asintiendo gravemente.

—Siempre supe que había algo podrido en lo más alto —murmuró—. Ahora todo tiene sentido.

Con Velasco a bordo, el plan tomó forma rápidamente. Utilizarían la entrega de suministros como cobertura para infiltrarse en El Mirador.

Clara, que conocía la disposición interior gracias a los planos, guiaría la operación. Mientras tanto, Velasco prepararía discretamente un equipo de confianza para intervenir si las cosas se complicaban.

A las dos de la tarde, Montero y Ortiz se encontraban en un vehículo policial sin identificación, vistiendo uniformes proporcionados por Velasco. Clara iba en el asiento trasero, con el rostro parcialmente cubierto por una gorra. En el maletero llevaban equipo táctico y las armas que Velasco había conseguido de forma extraoficial.

—Una vez dentro, tendremos aproximadamente veinte minutos antes de que noten algo extraño —explicó Clara mientras repasaban el plan por última vez—. Según mis fuentes, mantienen a Roberto en el sótano de la casa principal, donde Solano tiene una sala de... interrogatorios.

Montero prefirió no preguntar cómo había obtenido Clara esa información. A estas alturas, los métodos importaban menos que los resultados.

El Mirador se alzaba imponente sobre una colina con vista al mar. Una mansión de estilo colonial rodeada por extensos jardines y protegida por un muro perimetral de tres metros de altura. Tal como Clara había anticipado, un camión de suministros esperaba en la entrada de servicio.

—Es ahora o nunca —murmuró Ortiz, acelerando ligeramente mientras se aproximaban a la barrera de control.

El guardia los detuvo con un gesto, examinando con recelo el vehículo policial.

—No esperábamos visitas oficiales hoy —comentó, inclinándose para observar mejor a los ocupantes.

—Inspección rutinaria de seguridad —respondió Montero con firmeza, mostrando una identificación falsificada—. Órdenes directas del comisario Salgado en vista del anuncio de esta tarde.

La mención de Salgado surtió el efecto deseado. El guardia se cuadró ligeramente y, tras consultar brevemente por radio, levantó la barrera.

—Pueden pasar, pero manténganse en las áreas designadas.

El vehículo avanzó por el camino de entrada, bordeando los jardines perfectamente cuidados.

Montero observaba cada detalle: las cámaras de seguridad, la posición de los guardias, las posibles rutas de escape.

Estacionaron junto al almacén de suministros, donde varios trabajadores descargaban cajas del camión. Nadie pareció prestarles especial atención cuando descendieron del vehículo y se dirigieron con paso decidido hacia la casa principal.

El interior de la mansión era un muestrario de lujo ostentoso: cuadros valiosos, esculturas, muebles antiguos. Todo dispuesto para impresionar e intimidar a los visitantes.

—Por aquí —indicó Clara en voz baja, guiándolos hacia un pasillo lateral que, según los planos, conducía a una escalera de servicio.

Bajaron rápidamente hasta un sótano amplio y sorprendentemente bien iluminado. No había guardias a la vista, pero sí varias puertas cerradas a lo largo de un corredor. Clara se detuvo frente a la última, señalándola en silencio.

Montero sacó su arma y asintió a Ortiz, quien se posicionó al otro lado de la puerta. Con un movimiento coordinado, abrieron y entraron en una estancia que hizo que el estómago de Montero se revolviera.

Era efectivamente una sala de interrogatorios, pero más parecida a una cámara de tortura medieval. Y allí, atado a una silla metálica en el centro de la habitación, estaba Roberto Valverde.

Su rostro desfigurado por golpes apenas era reconocible, pero sus ojos se iluminaron con un destello de esperanza al verlos.

—Inspector... —murmuró con voz quebrada—. Sabía que vendría.

Mientras Ortiz liberaba a Roberto de sus ataduras, Montero revisó rápidamente la habitación buscando más pruebas. En una mesa lateral encontró una grabadora digital y varios documentos que parecían transcripciones de interrogatorios.

—Lo tenemos —dijo, guardando todo en una bolsa—. Ahora salgamos de aquí.

El regreso fue más complicado. Roberto apenas podía caminar, apoyándose pesadamente en Ortiz. Avanzaban lentamente por el corredor cuando una alarma comenzó a sonar.

—Nos han descubierto —alertó Clara, acelerando el paso—. Tenemos que llegar al vehículo ahora.

En ese momento, dos guardias armados aparecieron en lo alto de la escalera. Montero reaccionó instantáneamente, disparando un tiro de advertencia que los obligó a retroceder momentáneamente.

—¡Hay otra salida! —exclamó Roberto con esfuerzo—. Un túnel... como el de la casa. Solano lo usa para escapar en caso de emergencia.

Clara miró a Roberto con sorpresa.

—¿Dónde?

Roberto señaló hacia una de las puertas que habían pasado.

El túnel era estrecho y oscuro, iluminado únicamente por luces de emergencia dispuestas a intervalos irregulares. Avanzaron lo más rápido que las condiciones de Roberto permitían, escuchando cómo la alarma continuaba sonando en la distancia.

Tras lo que pareció una eternidad, llegaron a una salida disimulada entre la vegetación, a varios cientos de metros de la mansión principal.

Velasco los esperaba allí con un vehículo, tal como habían acordado en caso de emergencia.

—¿Lo conseguisteis? —preguntó mientras subían apresuradamente al coche.

Montero asintió, mostrando la bolsa con las pruebas. En ese momento, su teléfono vibró con un mensaje de un número desconocido:

"La conferencia de prensa de Solano ha sido adelantada. Comienza en 30 minutos."

El tiempo se agotaba. La verdadera confrontación estaba a punto de comenzar.

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Michica Omegavers
espero que le guste
Silvia Barreto
hermosa istoria
Fina
actualiza mija que esto es un enrredo total , elena amo a todo 🤣🤣🤣🤣
Michica Omegavers: Helena es casi inmortal más a delante lo vas a dar cuentas tal vez no hemos llegado allí todavía mi querida Helena era bisexual.espero que sea de su agrado Helena es una cajita de sorpresas 😃
Michica Omegavers: falta más jajaja
total 2 replies
Fina
no puedo con tanto , 🤣🤣🤣🤣
Michica Omegavers
muchas gracias 😊 voy a seguir subiendo más capítulos
Hector Figueroa
Está bien interesante esta historia del asesinato de Helena
Michica Omegavers
No lo puedo encontrar
Lee la mia/Smile/
Michica Omegavers: esta bien
total 1 replies
Es interesante
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