Traicionada por su Prometido, Gana un Presidente

La expresión de Bara de lado, en realidad, no era tan dolorosa. La mirada penetrante de Bara hizo que Lia vacilara un poco. Sin embargo, siguió fingiendo ser fuerte. Sonrió con cinismo.

Lia se cruzó de brazos sobre el pecho. "¿Por qué te molesta que esté cerca de Rama? Ni siquiera tenemos ninguna relación. Incluso te fuiste después de que sucedió esa noche. Entonces, ¿por qué te molesta ahora?"

Bara miró a Lia con una mirada más profunda que antes. "Porque ya te acostaste conmigo, Li."

"Ja, ja, ja, ja..." Lia se rió entre dientes, incómoda. "¿Qué quieres decir?"

Bara se acercó, mirándola directamente a los ojos. "Como ya te has acostado conmigo, ya no puedes acercarte a otros hombres a la ligera."

Lia frunció el ceño, confundida y sintiéndose a la vez divertida e incómoda. "¿Qué quieres decir? ¿Solo por esa noche, debo... Convertirme en tuya?"

"Sí. También ya te he pagado 2 mil millones."

"¡Idiota! ¡Eso es porque ya me violaste!"

Bara se acercó aún más y besó los labios de Lia a la fuerza.

"¡¡Uummmmpppp!!"

Un beso muy voraz y profundo. Hasta el punto de que a Lia le costaba respirar.

"Aahhh..." El pecho de Lia subía y bajaba, inhalaba mucho aire.

¡Plak!

Otra bofetada aterrizó en la mejilla de Bara. Sin embargo, solo le pareció una cosquilla.

"¡Tú! ¿Quieres matarme, eh?"

El pecho de Lia subía y bajaba, su respiración era agitada. Pero eso solo se veía muy atractivo a los ojos de Bara.

"Ya te he puesto un sello en el cuerpo. Eres mía. Así que no te acerques a otros hombres, especialmente a ese hombre. ¡Es un bastardo!"

Lia golpeó el pecho de Bara. "¡Tú eres el bastardo! Tú me obligaste esa noche. ¡Me violaste!"

"Tú también... Ya tomaste mi virginidad. ¿Quién debe pagar ahora?"

"¿Qué?" Lia se quedó aún más incrédula ante las palabras de Bara.

"Puedo demandarte. Así que tienes que hacerte responsable."

"¡Yo te denunciaré por haberme violado!" respondió Lia en voz alta, entre el resentimiento y un sentimiento, bueno, que no conocía. Se sentía muy ridícula. ¿Ella, que fue violada, iba a ser demandada por tomar la virginidad del Sr. Bara? ¡Qué locura!

"No quiero involucrarme contigo. Me voy. No estás cuerdo. Me voy a casa."

Pero cuando abrió la puerta del coche, el vehículo arrancó repentinamente. Lia se sobresaltó, mirando a su alrededor con pánico.

"¡Bara! ¿Qué le has hecho a esto?" exclamó con pánico.

Desde el asiento delantero, un hombre vestido pulcramente se giró, sonriendo fríamente. "Cálmese, señorita Lia. Siéntese tranquilamente allí."

Ese hombre era claramente Bebby, el secretario de Bara.

"¡Estás loco, Bara! ¡Esto es un secuestro!"

Lia trató de abrir la puerta, pero se bloqueó automáticamente. Se giró con rabia, "¡Detén el coche ahora mismo!"

"¿A quién estás dando órdenes?"

"¡A ti! ¡Ábrelo rápido!"

Bara no respondió. Solo se acercó, y antes de que Lia pudiera gritar de nuevo, sus labios se pegaron a los de Lia. Cálido, fuerte, forzado.

Lia lo empujó, golpeando suavemente su pecho. "¡Estás loco! ¡Dije que te detuvieras!"

"¿Detenerme? ¿Dónde? ¿Aquí? ¿Aquí?" preguntó Bara mientras besaba el cuello, el pecho y la mandíbula de Lia.

"¡Suéltame, loco! ¡Ayuda!"

Sin embargo, ese toque... desordenó sus pensamientos. No podía negar que había algo en cada beso de Bara, en su tacto, que perturbaba lo más profundo de su ser.

"Suéltame, Bara," dijo suavemente.

Bara la miró profundamente. "Eres mía."

Lia se quedó en silencio. Había ira, pero también una sensación que no entendía. El coche siguió avanzando, llevándolos quién sabe dónde, pero Lia sintió que todo su mundo se había desplazado. Y tal vez, poco a poco, ya no lo rechazaba por completo.

"Debes recordar, señorita Dulce. Ya te he pagado 2 mil millones."

Bara atrajo a Lia a sus brazos. Besando esos pequeños labios con avidez e intensidad. Bara estaba listo para quemar a Lia con él. Lia empujó el pecho de Bara, sin embargo, la fuerza de Bara era mucho mayor.

"Uummmppp...."

Las manos de Bara ya se arrastraban por cada centímetro del cuerpo de Lia. Lia se resistió, pero, su cuerpo parecía traicionarla. Seguía gimiendo, mientras los labios de Bara exploraban su cuerpo.

"Sssshhhh aaaahhhh...."

Desde el frente, Bebby miró por el espejo retrovisor. Presionó un botón al lado de su volante, y un cristal negro comenzó a subir, convirtiéndose en una barrera, y un espacio para el calor allá atrás.

"Haaahh, bueno, los acompañaré a hacer el amor por todo el camino...." murmuró Bebby. Así es el destino de ser soltero.