Giorgia Bellini, una joven de 22 años, proviene de una familia conservadora y con una madre feminista. Tiene poco interés por las relaciones personales y el sexo. Su vida cambia cuando descubre que su mejor amiga, Livia Vespucci, también de 22 años, está en una relación con un novio dominante. Aunque Livia asegura estar feliz, Giorgia empieza a sospechar que algo no está bien.
Preocupada por los comportamientos controladores del novio de Livia, Giorgia investiga el BDSM por Internet y descubre que lo que está viviendo Livia no es una práctica sana, sino abuso. Decide llevarla a una comunidad de BDSM, con la excusa de querer aprender, pero su verdadero objetivo es que Livia se dé cuenta de que su relación no es BDSM, sino abuso.
Mientras Giorgia se adentra en este mundo, conoce a un dominante que cambia su perspectiva sobre el amor y el control. Ahora, debe enfrentar un dilema: ¿puede ayudar a su amiga sin arriesgar su amistad y su propio corazón?
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Voy contigo
Giorgia se encuentra en la universidad; ha pasado dos días sin ver a Livia, solo se ha dedicado a investigar. Fue al taller de BDSM nuevamente y ahora va por más. Este mundo se le ha hecho tan interesante que necesita saber todo y así poder ayudar a Livia.
Su teléfono suena, ella lo observa y el número de su madre aparece en pantalla. Desde que se vino a Milán para estudiar, no ha podido regresar a casa; solo sus padres la visitan cada vez que pueden.
—Mami... —Sonríe, al contestar, su cara se ilumina siempre que su madre la llama.
—Hola, cariño, ¿cómo estás? No sabes cuántas ganas tengo de verte. Su madre se oye feliz y entusiasmada, haciendo que Giorgia sienta ganas de ir a verlos.
—Bien, mami, no he tenido tiempo para visitarte, estoy con lo de mi reportaje final; ya quiero graduarme e ir a verlos.
—Tranquila, cariño, pronto estaremos juntos los tres, y cuéntame cómo va todo, ¿y Liv?
—Bien, mami, todo bien; ella en sus cosas como siempre. Giorgia no se atreve a contarle nada sobre su investigación ni las dudas sobre Livia, ya que su madre tiene sus ideales feministas.
—Me alegro, cariño, pronto iré a visitarte. Vi unos hermosos vestidos y te los compré; no son muy tu estilo, pero creo que puedes empezar a usar menos ropa de doña. Su madre se ríe y Giorgia se contagia.
—Perfecto, mami, estaré feliz de probar cosas nuevas. Esas palabras solo ella sabe que tienen varios significados.
—¿Cómo está papá? Dile que lo amo.
—Está ansioso por ver a su bebé, pero tranquila, pronto estaremos juntos de nuevo. Su madre habla por un rato más y luego corta la llamada, dejando a Giorgia con una sonrisa brillante en sus labios.
—Hola, Bellini, hoy te ves más relajada —dice Pia, sentándose junto a ella.
—Sí, era mamá; extraño mucho a mis padres y hablar con ella me llena de energía.
—Qué bueno, me alegro mucho; así tendrás buen ánimo para aceptar subir de nivel y venir a la cueva hoy conmigo.
—¿Cueva? —Frunce el ceño sin saber de qué habla Pia.
—Así le llamo yo al lugar que te invitó a ir Rodrigo; es más como un templo de sabiduría del BDSM y allí se puede sesionar, pero cuevas se les dice a lugares donde podemos ir a jugar. Giorgia la observa y tiembla uno de sus ojos a modo de broma y luego se ríe.
—Me has dejado pasmada. La carcajada de Pía retumba en el lugar.
—No seas tan tiesa, Giorgia, vamos a que descubras más de este mundo; ¿qué te parece si vamos luego de clases?
—¿A dónde vas a ir, Gio, y con…? —Pía —pregunta Livia, llegando de repente. Ella, con Giorgia, es un poco celosa. Junto a ella venía otra chica llamada Clara, una estudiante activista y feminista de corazón.
—Sí, es raro verlas juntas. Clara se cruza de brazos mirando a ambas.
—Liv... —Hasta que sé de ti, te he estado llamando —cuestiona Giorgia mirando a Livia con una ceja levantada.
—Tuve que hacer algo con mis padres y estaba ocupada, pero responde lo que dije.
—Ay, Livia, cálmate. Sí, Giorgia y yo ahora nos llevamos bien y me acompañará a un lugar donde podemos saber y practicar el BDSM. La cara de Livia es un poema; ¿su amiga, en ese mundo?, siempre le había hablado de eso y jamás le ha llamado la atención. Sus ojos se abren de manera excesiva.
—¿Eso es cierto, Gio, tú en un lugar así? Livia no lo puede creer.
—Sí, Liv, recuerdas que te pedí que habláramos, pero me has abandonado y tuve que recurrir a Pia y ha sido de mucha ayuda. Pía sonríe; sabe que a Livia le molesta que le quiten la atención de su mejor amiga.
—He estado ocupada, pero ¿por qué vas allí? Este mundo es muy oscuro para ti, Gio. Su voz es seria; no quiere verla pasar por lo que ella está viviendo.
—Eso es falso, este mundo es muy fascinante y sí es oscuro, pero de buena manera —interviene Pia.
—Tranquila, Liv, quiero saber sobre este mundo porque basaré mi reportaje final en eso y tal vez me guste. Livia arruga su frente, lleva sus ojos a Pía y luego a Giorgia.
—Entonces voy contigo, yo te cuido.
—Yo también la cuido, pero si te animas, ven. Pía sube los hombros. Clara las ve y hace una cara de desagrado.
—¿Qué le ven de emocionante a una práctica donde la mujer es denigrada? Eso es machista. Pía la observa como si le hubiese salido otro ojo y se ríe.
—Qué graciosa eres, Clara, el machismo y el BDSM no tienen nada que ver.
—¿Cómo llamas entonces a estar de sumisa con un hombre? La mujer sale perdiendo. Pía se ríe y se da la vuelta.
—No seguiré escuchando estas blasfemias, solo diré: investiga. Adiós, Bellini, nos vemos al rato. —Sonríe y se retira.
Livia se acerca a su amiga al instante de que Pia se va.
—¿Estás loca? —No puedes meterte en esto, Gio, habla de otro tema —intenta hacer que no caiga en lo que ella ahora ve como un agujero negro.
—Cálmate, Liv, he aprendido tanto y tenías razón, no es como lo pintan. Livia niega, pero suspira resignada.
—De acuerdo, pero de ahora en adelante habla conmigo. Vamos para ese lugar, no quiero que te arrepientas luego —habla sin darse cuenta de las pruebas que le da a Giorgia para reafirmar su teoría de que está en una relación abusiva.
—¿Puedo hacerte varias preguntas? serás como mi primera entrevistada oficial. Livia asiente.
Giorgia le hace las preguntas que le sugirió Rodrigo y Livia no sabe qué responder porque se da cuenta de que todo es no.
—Mejor vayamos a tus fulanas clases y así tendrás información más objetiva. Giorgia sonríe al darse cuenta de que su amiga ya se ha dado cuenta de que algo en su relación no cuadra.
—Gracias, Liv, por acompañarme; ahora me sentiré más segura. La abraza y Clara tose para interrumpir.
—Hey, estoy aquí, también quiero ir para hacerles ver que ese mundo es un nido de hombres machistas que solo buscan hacer menos a las mujeres.
Y así las tres chicas cuadran su entrada a profundizar en ese mundo sin saber que es el principio de todo.
Si será cierto 🙂 de tomate tu tiempo.
O no lo pienses mucho y dadme 🫴 la respuesta.. 🫢🙂🙂🙂🙂