Amor para el Final

Adrián temblaba cada vez más al escuchar las palabras del extraño, sus manos debajo de la mesa ahora estaban mojadas de sudor frío.

Hablar de su madre siempre le partía el corazón, porque Adrián conocía todo su sufrimiento pero tenía que actuar como si todo estuviera bien. Adrián era incapaz incluso de preguntar por los moretones en el cuerpo de su madre.

¿Te duele?

¡Vamos al médico!

Déjame ayudarte a ponerte una compresa.

Todas esas palabras sólo podían quedar atrapadas en su corazón. Ninguna de ellas podía ser pronunciada.

Adrián siempre había querido que su padre y su madre se separaran, pero él era sólo un niño cuya voz no era escuchada. Hasta que Adrián finalmente eligió callar y sólo pudo ver todo lo que pasaba en esa casa.

Ahora, de repente, Dios trajo a alguien que podría ayudarlo. Pero la verdadera identidad del Sr. Gionino era realmente increíble para Adrián.

Gionino Abraham.

¿De verdad era amigo de su madre?

¿De verdad este hombre había venido a ayudarlo?

¿Cuál era el propósito del Sr. Gionino?

¿Podría tener otras intenciones?

Muchas preguntas bullían en la cabeza del joven de 18 años. No podía aceptarlo de inmediato.

"Lo-lo siento señor, creo que nuestra conversación ha ido demasiado lejos. Me voy ahora", respondió Adrián.

Juró que no esperaba que su conversación fuera así. Adrián pensó que el hombre sólo quería preguntar por su madre, enviarle saludos u ofrecerle un trabajo.

Pero resultó que estaban hablando de divorcio.

"Está bien, llámame si quieres verme", respondió Gio, en la tarjeta de presentación que le dio a Adrián también estaba su número de móvil.

No cualquiera podía conseguir su tarjeta de presentación, pero Gio se la dio a Adrián sin más.

Gio tampoco quería presionar a Adrián para que accediera a su petición. Sólo quería que Adrián conociera su objetivo principal, por lo demás, podían ser amigos primero.

Cuando Adrián empezó a levantarse, Deni se acercó inmediatamente con dos bolsas de plástico llenas de comida que había comprado en la cafetería.

"Llévate esto, cómelo en casa con tu madre", dijo Gio.

Adrián se mostró reacio a aceptarlo, pero al ver la sinceridad en los ojos del Sr. Gionino, finalmente movió la mano para aceptar la comida ofrecida.

Adrián bajó la cabeza en señal de respeto y salió primero de la cafetería.

Gio suspiró profundamente. "Resulta que Adrián y Aruni son iguales, ambos son difíciles de abordar", murmuró Gionino.

Se quedó sentado en el mismo lugar, viendo cómo Adrián se alejaba. Cada día que pasaba, sus recuerdos con Aruni se hacían más vívidos.

Una semana antes de separarse, Gio y Aruni pasaron la noche juntos. Gio sintió que todo lo hacía por primera vez con Aruni. Un recuerdo que lo hacía sentir más atrapado, porque se sentía eterno.

Después de separarse de Aruni, Gio había tenido realmente relaciones con varias mujeres, así que no era difícil para un joven como él conseguir mujeres.

Pero su relación siempre fracasaba hasta ahora.

Y cuando se reencontró con Aruni, los ojos y la mente de Gio no pudieron apartarse de ella. Al principio pensó que era por compasión, pero resultó ser amor lo que aún ardía.

*

Al salir de la cafetería, Adrián aceleró el paso para volver a casa.

Estaba muy confundido sobre qué excusa poner a su madre cuando le preguntara de dónde había sacado toda esa comida.

Adrián también estaba confundido sobre cómo contarle a su madre su encuentro con el Sr. Gionino. Más confundido aún cuando se encontrara con su padre en casa.

De repente, tenía muchas cosas en la cabeza.

Pero resultó que cuando llegó a casa, Adrián no encontró a nadie, su madre debía de estar todavía trabajando mientras que su padre, quién sabía dónde estaría. Si no dormía en casa, su padre debía de haberse ido a pescar.

A las seis y media de la tarde, Aruni llegó a casa, se sintió muy aliviada porque ese día no vio a Gio a su alrededor. Tal vez ese hombre ya se había cansado de jugar con ella, así que ahora estaba empezando a alejarse.

Pero eso era lo que Aruni quería, realmente ya no necesitaban involucrarse.

"Mamá", la llamó Adrián tras abrir la puerta.

"Hijo", respondió Aruni con una cálida sonrisa.

El corazón de Adrián latía con fuerza, siguiendo los pasos de su madre hacia la cocina.

Aruni estaba a punto de beber, pero su mirada se dirigió directamente a la mesa del comedor. Porque había un paquete extraño que Adrián no había abierto todavía.

Adrián no quería comérselo solo, quería comerse esa comida con su madre.

"¿Qué es eso, Adrián?", preguntó Aruni.

"Comida, mamá".

"¿La has traído tú? ¿De dónde la has sacado?". La mirada de Aruni se volvió intensa hacia su hijo.

Haciendo que Adrián tragara saliva con dificultad. "Había un restaurante que estaba compartiendo, me dieron un poco".

"¿En serio?"

"Sí", respondió Adrián mintiendo. Resultó que necesitaba tiempo para revelar su encuentro con el Sr. Gio.

Aunque ahora Adrián tenía en la mano la tarjeta de visita de Gionino Abraham, la guardó rápidamente en el bolsillo de sus pantalones.