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Chico Gay Contra Una Sociedad Retrograda

Chico Gay Contra Una Sociedad Retrograda

Status: Terminada
Genre:Completas / Hijo/a genio
Popularitas:3.4k
Nilai: 5
nombre de autor: Mauricio Olivo

habla de la vida y los desafíos de un chico gay el cuál se desarrolla en medio de un país latinoamericano

NovelToon tiene autorización de Mauricio Olivo para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

sueños rotos en la madrugada

Con el pasar de los años en la escuela primaria, Matías encontró un refugio en la amistad con Jeherlis. Desde que eran pequeños, compartían risas y secretos en los momentos de descanso entre clases. Para Matías, Jeherlis era más que una amiga; se había convertido en el centro de su mundo, alguien con quien podía hablar y sentirse comprendido.

A medida que crecían, Matías comenzó a sentir algo más profundo por Jeherlis. Cada vez más, sus visitas a la casa de ella se volvieron una rutina diaria después de clases. Pasaban horas hablando sobre sus sueños y temores, compartiendo historias de sus vidas en el pequeño pueblo donde crecieron juntos.

Un día, cuando estaban en quinto grado, Matías y Jeherlis hicieron planes para encontrarse temprano en la madrugada y dar un paseo juntos por las tranquilas calles del pueblo. Habían planeado este momento con entusiasmo, esperando disfrutar de la frescura del amanecer y la serenidad de la madrugada.

Sin embargo, la mañana llegó y Jeherlis no se levantó a la hora acordada. Matías, lleno de emoción y nerviosismo, decidió caminar solo por las calles cercanas a su casa mientras esperaba que ella despertara. Caminó en círculos, pensando en los momentos que compartirían juntos cuando finalmente comenzaran su caminata.

Pero la tranquilidad de la madrugada se vio interrumpida por la llegada inesperada de la madre de Jeherlis. Ella, sin saber de los planes de los niños, comenzó a expresar su disgusto hacia la frecuencia con la que Matías visitaba su casa. "Es inapropiado que esté aquí tan seguido", murmuró mientras hacía algunas compras en la tienda del vecindario.

Las palabras de la madre de Jeherlis resonaron en los oídos de Matías como un golpe. No entendía por qué su presencia causaba molestias. Él solo quería estar cerca de Jeherlis, compartir momentos de amistad y confidencias como siempre lo habían hecho. La preocupación de que su abuela se enterara de esta situación lo llenó de ansiedad.

Cuando su abuela finalmente lo encontró, la regañina fue inevitable. "No deberías molestar tanto a la familia de Jeherlis", le dijo con voz preocupada pero firme. "No quieres que piensen mal de ti ni de nosotros."

Matías se sintió desolado. No quería causar problemas ni sentir que su amistad con Jeherlis estaba en peligro. Sus sentimientos hacia ella eran genuinos, pero ahora se enfrentaba a la realidad de que su presencia podría estar mal interpretada, incluso por aquellos que él más quería impresionar.

La experiencia dejó una marca en el corazón de Matías. A partir de ese día, comenzó a cuestionar la verdadera naturaleza de sus sentimientos hacia Jeherlis y si alguna vez podría encontrar un lugar seguro y aceptado en su vida.

A medida que Matías caminaba por las calles desiertas en la madrugada, una sensación de desolación se apoderaba de él. Había esperado tanto ese momento especial con Jeherlis, imaginando cómo sería explorar juntos los rincones tranquilos del pueblo antes del amanecer. Pero ahora, con el sol aún oculto bajo el horizonte y su corazón pesado por la decepción, se sentía más solo que nunca.

La situación con la madre de Jeherlis pesaba en su mente como una nube oscura. ¿Había hecho algo malo al visitarla tan seguido? Se preguntaba una y otra vez mientras daba vueltas en la esquina de la calle. No entendía por qué su presencia causaba tal malestar. Él solo quería estar cerca de Jeherlis, su amiga más cercana en un mundo donde a menudo se sentía incomprendido y marginado.

La voz de su abuela resonó en su mente, recordándole la importancia de no causar problemas para su familia. Ella había sido su ancla durante años, la única persona que siempre lo había apoyado sin juzgarlo. Pero ahora, incluso esa relación parecía estar en riesgo debido a malentendidos y sospechas infundadas.

Mientras Matías continuaba caminando en círculos, sus pensamientos se volvieron hacia Jeherlis. Recordó los momentos felices que habían compartido juntos: las risas en el patio de la escuela, las tardes en su casa haciendo tareas juntos, las conversaciones profundas sobre sus sueños para el futuro. Se preguntó si alguna vez podría explicarle lo que realmente significaba para él, o si las circunstancias siempre se interpondrían en su camino.

El sol comenzó a aparecer en el horizonte, pintando el cielo de tonos dorados y rosados mientras el pueblo despertaba lentamente a la vida. Matías se detuvo en una esquina, mirando hacia el este donde el sol emergía majestuosamente. Era un recordatorio de que cada amanecer traía consigo nuevas oportunidades y esperanzas, aunque en ese momento sentía que las suyas estaban empañadas por la confusión y la incertidumbre.

De regreso a casa, encontró a su abuela preparando el desayuno en la cocina. Ella lo miró con una mezcla de preocupación y comprensión en sus ojos arrugados por la edad. "Matías, cariño", comenzó con su voz suave pero firme, "sé que te sientes mal por lo que pasó esta mañana. Pero debes entender que las cosas no siempre salen como esperamos. La vida está llena de giros y vueltas inesperadas."

Matías asintió lentamente, sintiendo el peso de las palabras de su abuela sobre sus hombros. Sabía que ella tenía razón, pero eso no hacía que fuera más fácil lidiar con el dolor y la confusión que sentía en su interior. Se sentó a la mesa y tomó una taza de té caliente que su abuela le ofreció con ternura.

"¿Qué piensas hacer ahora, Matías?" preguntó su abuela después de un momento de silencio. Era una pregunta simple pero cargada de significado. Matías miró a su abuela con los ojos llenos de dudas y anhelos. Quería encontrar una respuesta que satisficiera su corazón y su mente, pero en ese momento solo tenía más preguntas que respuestas.

"Creo que necesito tiempo para pensar", murmuró finalmente, sintiendo la necesidad de alejarse un poco de todo para reflexionar sobre lo que realmente quería y cómo podría encontrar un equilibrio entre sus deseos y las expectativas de los demás.

El día después del incidente con la madre de Jeherlis, Matías se encontró perdido en sus pensamientos mientras caminaba por los pasillos de la escuela. Las miradas furtivas y los murmullos a su paso eran constantes, recordatorios dolorosos de su posición incómoda entre sus compañeros. Intentó mantener la cabeza baja y concentrarse en sus clases, pero su mente seguía divagando hacia la conversación de la madrugada anterior.

Jeherlis parecía distante esa mañana, apenas cruzando palabras con él cuando se encontraron en el salón. Matías notó cómo evitaba su mirada, como si estuviera avergonzada o incómoda por lo sucedido. La sensación de alienación que experimentó hizo eco en su pecho, dejándolo con una sensación de desamparo y confusión.

Durante el receso, Matías se sentó solo en un rincón del patio de la escuela, observando a los demás niños correr y jugar sin preocupaciones aparentes. Se preguntó si alguna vez podría volver a ser parte de ese mundo de risas y camaradería. Sus amigos de antes parecían haberse alejado gradualmente, absorbiéndose en sus propios círculos sociales mientras él luchaba por encajar en cualquier lugar.

La campana que marcaba el final de la clase sonó, y Matías se encontró camino a la biblioteca, su refugio habitual en tiempos de turbulencia emocional. Cada paso hacia el edificio de ladrillos rojos era un recordatorio de las veces que había buscado consuelo entre las páginas de libros que transportaban su imaginación lejos de la realidad. Esta vez, sin embargo, incluso la biblioteca parecía ofrecerle poco consuelo.

Se sentó en una mesa apartada, mirando sin ver los títulos de los libros apilados frente a él. La voz de la madre de Jeherlis seguía resonando en su mente, diciéndole que era intruso, que su presencia no era bienvenida. ¿Cómo podría encontrar un lugar en el mundo si ni siquiera podía estar cerca de su mejor amiga sin causar problemas?

El resto del día transcurrió en un borrón de clases y tareas, Matías esforzándose por mantenerse enfocado mientras su corazón pesaba con cada hora que pasaba. Quería hablar con Jeherlis, explicarle lo que realmente significaba para él su amistad, pero temía hacer las cosas aún peor. ¿Y si ella pensaba que solo buscaba su atención por motivos equivocados?

Al final del día, cuando la última campana sonó y los estudiantes se apresuraron hacia las puertas de la escuela, Matías se encontró cara a cara con Jeherlis en el pasillo. Ella lo miró con una mezcla de incertidumbre y tristeza en sus ojos, como si estuviera tratando de entender su propio conflicto interno.

"Matías", dijo finalmente, su voz apenas un susurro en el bullicio del pasillo. "Siento mucho lo que pasó esta mañana. Mi mamá no quería..."

Matías la interrumpió con una sacudida de cabeza, tratando de ocultar el dolor que sentía. "No tienes que disculparte, Jeherlis", dijo con voz entrecortada. "Entiendo si no quieres que... que me acerque más."

Jeherlis lo miró con intensidad por un momento antes de responder. "No es eso, Matías", dijo con voz suave pero firme. "Solo... las cosas son complicadas en casa en estos días. Pero eso no cambia nada entre nosotros, ¿verdad?"

Las palabras de Jeherlis lo llenaron de alivio y gratitud. Aunque las circunstancias eran difíciles, ella todavía valoraba su amistad. Asintió con una sonrisa débil, sintiendo un peso levantado de sus hombros. "Claro que no, Jeherlis. Nuestra amistad es lo más importante para mí."

Con eso, caminaron juntos hacia las puertas de la escuela, compartiendo una sensación de renovada esperanza en el futuro de su relación. Matías sabía que habría más desafíos por delante, pero por ahora, tenía la certeza de que su amistad con Jeherlis podría superar cualquier obstáculo.

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María Elena Tinta Ñaupa
eso me gusta Matías,tu puedes,eres grande
mauricio olivo
ya lo corrijo
maria lourdes Mercado
porque cambiaste el nombre de Matías a mauricio
Rosa Osorio Vasquez
Bueno
🎧🎶✨🪐💫
Matias te entiendo,somos iguales sabes?,a mis cuatro cortos años ya lloraba por qué los nenes del jardín me golpeaban o empujaban de los juegos o me molestan por ser gordita,recuerdo que un día me sacaron del jardín por qué en un ataque de ansiedad ya común para mí a esa tan corta edad dije "mami me quiero morir",a mis cortos cuatro años,con las palabras que me salían mal dije eso,te de comprendo por qué ahora
estoy en secundaria y me va un poco mejor pero sigo con las inseguridades autoestima baja y ataques de ansiedad,la vergüenza y el pánico social,en fin,te comprendo
mauricio olivo: entiendo muchas fuerza querida lectora❤️
total 1 replies
María Elena Tinta Ñaupa
me gusta mucho 😍
Dania Espinoza
Es muy bonito 🥰 me e canto
Brock
No puedo parar de pensar en ello
Sun Seto
Me encanta tu forma de contar historias, tienes un verdadero don para esto. ¡Sigue adelante! 🙌
Panqueques24
Me siento tan conectada con los personajes que necesito saber qué pasa después. ¡Actualiza pronto! 😭
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