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El Chico del CEO

El Chico del CEO

Status: Terminada
Genre:Romance / Yaoi / CEO / Romance de oficina / Completas
Popularitas:0
Nilai: 5
nombre de autor: Syl Gonsalves

César es un CEO poderoso, acostumbrado a tener todo lo que desea, cuando lo desea.

Adrian es un joven dulce y desesperado, que necesita dinero a cualquier costo.

De la necesidad de uno y el poder del otro nace una relación marcada por la dominación y la entrega, que poco a poco amenaza con ir más allá de los acuerdos y transformarse en algo más intenso e inesperado.

NovelToon tiene autorización de Syl Gonsalves para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 12

El sábado, Adrian se despertó temprano y fue a distribuir currículums para ver si encontraba otro empleo que pagara mejor. Sabía que sin ninguna graduación sería más difícil, pero él aceptaba cualquier cosa, desde que pagara más que seiscientos reales y él no necesitara sujetarse a hacer lo que hacía con César.

En la semana siguiente, cuando acabó el expediente, Adrian salió de la empresa. Estaba obstinado a no ceder a tener más encuentros con el CEO. Él daría un jeito de conseguir más dinero manteniendo su dignidad.

El martes, Adrian repitió el gesto: así que el reloj marcó el fin del expediente, se levantó de la silla, apagó el computador y salió sin mirar para atrás. Y, así, fue en los otros días.

En aquel fin de semana, volvió a distribuir currículums. Anduvo kilómetros, golpeó en puertas, entregó papeles en comercios, almacenes, hasta en oficinas mecánicas. Por la noche, acostado en su cama, encaraba el techo y repetía para sí mismo: "va a dar cierto. Voy a conseguir salvar a mi hermana sin tener que...", él no consiguió completar la frase. Nombrar lo que él hacía con César, aunque en pensamiento, era difícil demasiado. Era tornar todo más real, algo que Adrian no quería.

Una nueva semana tuvo inicio y Adrian estaba cada vez más ansioso. Luego, tendría que pagar más un poco del tratamiento de la hermana, además de las expensas habituales, como la permanencia de Amanda en aquel hospital.

En la hora del almuerzo, iba siempre para la lonchería de Mara. Y entre una garfada y otra, preguntaba si ella sabía de algún lugar que estuviese contratando.

— Si yo sé de alguna cosa, te aviso o te indico. — respondía ella.

En el jueves, mientras volvía del almuerzo para la empresa, recibió una ligación de uno de los locales que él había sido entrevistado.

— Agradecemos el interés, pero seguimos con otro candidato.

Aquello no lo abaló, al final él había entregado currículum y prestado entrevista en varios lugares. No obstante, su ánimo, que ya andaba bien bajo, alcanzó la camada de pré-sal, cuando, casi de forma simultánea, recibió mensajes y emails de los establecimientos que él había tentado vaga, diciendo que él no había sido seleccionado o que él no preenchía los requisitos necesarios para la vaga.

César Maurício Serrano 📳 ¿Está insatisfecho con la empresa, Adrian?

César Maurício Serrano 📳 Supo que está procurando otro servicio... Espero que consiga, pero sabe como están las cosas... No anda muy fácil contratar hoy en día.

Adrian leía los mensajes sin acreditar realmente en lo que estaba escrito. Fue entonces que él comenzó a entender el porqué de haber sido recusado en todos los lugares. César debía haber hecho con que nadie lo contratase. Al pensar en eso, él pensó que estaba se achando de más. Bien capaz que alguien como el CEO de una empresa como aquella, se daría al trabajo de hacer con que un mero estagiario no fuese contratado en otro lugar. Eso era absurdo, pero...

¿Y si fuese realmente eso?

Adrian se negaba vehementemente a pensar que realmente era eso lo que estaba aconteciendo. Él resolvió responder los mensajes del CEO.

Adrian 📳 ¿Tiene alguna cosa a ver con usted el hecho de de todos haber me recusado?

La respuesta no demoró a venir.

César Maurício Serrano 📳 ¿Está me acusando de algo, muchacho? Cuidado.

Adrian engulló en seco. ¿Lo que podría hacer? ¿Decir que estaba siendo perseguido por el CEO de una mega holding, porque él no quería más m4m4r el hombre?

Sin conseguir pensar en otra salida, decidió enfocar en los códigos y relatorios que necesitaba entregar. Cuando llegase en casa, pensaría en alguna otra cosa. Tenía que tener alguna salida para aquella situación. Tenía que tener otro jeito. César no podía controlar todos los lugares y personas, alguien iba a contratar él. Con ese pensamiento positivo él siguió con su rutina y cuando llegó al final del expediente él fue para casa.

El viernes vino con la misma sobrecarga de los días anteriores. El único momento de respiro, fue cuando fue a almorzar en la lonchería de Mara. Era día de música al vivo y competición de karaokê.

— ¡Ahí, Adrian, por que no canta algo? Recuerdo que usted cantaba tan bien y tocaba violín, no es mismo?

Dijo Mara lo encorajando a subir en el palco. Adrian tentó recuar, decir que podría se atrasar para el trabajo, pero Mara insistió.

Él emprestó un violín de uno de los músicos y subió en el palco improvisado del estacionamiento. Comenzó a tocar la primera música que vino en su cabeza. Errô una nota, pidió desculpas y recomenzó.

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— “*Yo veo la vida mejor en el futuro*...” — comenzó, aunque tímido, tentó dejar la timidez de lado. Tempos Modernos, de Lulu Santos, era una música que él y la hermana adoraban cantar.

Poco a poco fue se dejando llevar, cantando con el corazón. Las personas que asistieron sussurravam como él cantaba bien y tenía una voz linda.

— "*Yo quiero creer en el amor en una buena*

      *Que eso valga para cualquier persona*

      *Que realizar la fuerza que tiene una pasión*

      *Yo veo un nuevo comienzo de era*

       *De gente fina, elegante y sincera*

     *Con habilidad para decir más sí del que no*"

Esa parte mexió con él como nunca había mexido antes, pero él se esforzó para ignorar aquella sensación y continuar la canción. Y fue se envolviendo cada vez más, hasta que todo lo que existía era él, el violín y la hermana en un tiempo y lugar donde no existía una corrida frenética contra el reloj.

— “*Hoy el tiempo vuela, amor*

     *Escorre por las manos*

     *Mismo sin se sentir*

    *No hay tiempo que volte, amor*

    *Vamos a vivir todo que hay pra vivir*

    *Vamos a nos permitir*...”

¡Ah, el refrán! ¿Tiene como no cantar junto ese himno? El público que había aumentado, pues personas que iban pasando por la calle paraban para asistir, acompañaban con palmas y algunos arriscavam cantar junto.

Adrian agradeció medio sin jeito por los aplausos y fue para el trabajo, antes que llegase atrasado.

Lo que él no sabía, era que César había visto la presentación. Algún otro funcionario de la empresa, pasaba por el lugar, grabó la presentación y mandó para el millonario que quedó aún más obcecado por el joven que tanto lo surpreendía.

El restante del expediente fue aparentemente normal. Adrian hizo scripts, debugou códigos y produjo algunos relatorios que Bruno siempre cobraba.

En el final de la tarde, después del expediente, Mara ligó para él:

— Adrian, mira... Un conocido mío tiene un barzinho y siempre procura músicos para tocar al vivo. Yo hablé de usted. ¿Qué tal tentar? No es mucho, pero tal vez te ayude.

El corazón de él disparó. No era el tipo de solución que él imaginaba, pero ya era alguna cosa. Saliendo del expediente él fue hasta el endereço que Mara había le dado. Cantó algunas músicas y ganó cerca de ciento y cincuenta reales. No era mucho, era prácticamente nada, entre tanto, para quien contaba hasta centavos, estaba valiendo. El dueño del bar, lo convidó para continuar yendo allá, a los fines de semana. Él dijo que voltaría en el día siguiente.

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