Ellas eran muy buenas amigas, ambas se conocieron en un set, ellas querían llegar a ser actrices de telenovelas, y ¿por qué no?, actuar en alguna película.
Pero el destino les tenía preparada una jugarreta, que nadie se esperaba. Esta historia es completamente sacada de mi imaginación, de modo que todos los personajes, pasajes y nombres, son totalmente ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
NovelToon tiene autorización de Maria Esther para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
No eras virgen.
Amor, vamos un rato a la playa, Noé le propuso a Kimberly, estaba muy animado.
Está bien, vamos, me gustaría meterme al mar a nadar un rato.
Pues no se diga más.
Terminaron de desayunar, Noé tomó de la mano a Kimberly y se fueron a la playa.
Cuando estuvieron abajo, ambos se fueron corriendo, alcánzame si puedes, Ja, ja, ja, decía Kimberly.
Ah, tramposa, Jajaja.
Estuvieron un buen rato ahí en la playa, hasta que se llegó la hora de comer.
No puedo creer que hayamos estado aquí muchas horas, ya hasta tengo mucha hambre, Noé hizo el comentario de forma casual.
Tienes razón. Yo también tengo hambre, no me había dado cuenta porque estaba muy divertida.
Pues vamos a comer entonces, me imagino que ya debe de estar la comida.
Cuando llegaron al restaurante, inmediatamente fueron a sentarse a una mesa que estaba casi al fondo.
Después de ordenar el mesero les llevó la comida más tarde.
Amor, he estado pensando que la boda puede ser en dos meses, ¿te parece?
Claro que sí, amor. Ya sabes que tus deseos son órdenes para mí. Noé estaba tan de buen humor que todo lo veía tan hermoso. La brisa, el mar; a Kimberly la veía tan hermosa, su corazón palpitaba tanto de amor.
La veía comer con un apetito feroz. Se veía tan tierna y tan desvalida que sintió la necesidad de protegerla.
Pero veía algo inusual en ella, de repente la veía que se tocaba la cabeza.
¿Te sucede algo amor?
Es que de repente me dan unas punzadas en la cabeza. Pero no es de cuidado.
Amor, es necesario que vayas al médico, por favor. En cuanto lleguemos a Monterrey te llevaré.
No es nada, no te preocupes. No es nada que no pueda resolver con un analgésico. Dijo Kimberly convencida de que nada malo le pasaría.
Está bien amor. Yo solo quiero que estés bien.
Yo lo sé, amor, pero por el momento ya se me pasó.
Ok, confío en ti. ¿A dónde quieres que vayamos?
Amor, si no te molesta prefiero regresar al cuarto, me siento un poco cansada.
No te preocupes. No me molesta, pero recuerda que ya mañana nos regresamos.
Sí amor, de todos modos ya disfrutamos mucho, ¿no te parece?
Bueno, pues regresemos al cuarto, mientras tú descansas, yo haré las maletas, tú no te preocupes.
Gracias amor, te amo.
Y yo a ti, princesa.
.
.
.
Mi amor, el taxi ya está listo, nos está esperando para llevarnos al aeropuerto.
Ya voy.
Kimberly hizo el ademán de cargar las maletas, pero Noé no la dejó.
Déjalas, yo las llevo.
Cuando llegaron al aeropuerto, una mujer reconoció a Kimberly como una de las actrices de la telenovela.
Kimberly, hola, yo soy tu admiradora, soy tu fan, te he visto en la telenovela, ¿me puedo tomar una foto contigo?
Claro, se acomodaron juntas y la muchacha tomó la foto.
Noé la apuró, ándale amor que se nos va el avión.
Sí ya está, vámonos.
Gracias, Kimberly, mis amigas no me lo van a creer.
Kimberly no dijo nada, solo se limitó a sonreírle.
Anunciaron el vuelo de Kimberly, y Noé la tomó de la mano y se subieron al avión.
.
.
.
¿Crees que no me he dado cuenta que estás coqueteando con ese hombre de allá?, ¿qué es lo que te propones?, estamos en nuestra luna de miel.
Tú solo ves lo que quieres ver. Yo no he coqueteado con nadie, estás enfermo. Itatí era muy fogosa y le gustaba que los hombres la admiraran.
Itatí, yo te amo de verdad, ¿por qué te comportas así?, Daniel no entendía porque algunas mujeres teniendo a sus maridos coquetean con otros hombres. Pero él se estaba dando cuenta de eso muy tarde, porque ya estaba casado con ella.
Yo no me comporto de ninguna manera, mi amor, yo te amo, jamás te sería infiel.
Pues más te vale que no lo hagas, jamás te lo perdonaría.
Ya amor, relájate, no pasa nada, Itatí empezó a besarlo, ella sabía perfectamente bien cómo calmar a su hombre.
Por favor, Itatí, estamos en un restaurante.
¿Y eso te preocupa, amor?, somos marido y mujer, que no les importe eso a la gente.
Daniel se la quitó muy sutilmente. Compórtate, amor, por favor.
¿Me estás rechazando?, Itatí se empezó a poner histérica.
Tranquila, amor. Estamos en un lugar público, vamos a nuestro cuarto por favor.
Claro que no, yo no voy a ninguna parte, tú me estás rechazando y no me quieres besar. ¿Qué tiene que importarle a la gente si tú y yo nos amamos?
Daniel tomó del brazo a su esposa, y se la llevó de allí.
A llegar a su cuarto, se desató la guerra entre ambos.
Los gritos se oían hasta afuera.
Tú me quieres tener encerrada como si fuera un perro, pero te equivocas. Yo voy a salir cuántas veces me dé la gana, estamos de luna de miel, pero eso no quiere decir que te tenga que rendir tributo todo el tiempo. Itatí estaba tan molesta que se había puesto muy histérica.
¡Ya basta Itatí!, contigo no se puede hablar.
Ya me tienes harta, ya no quiero estar contigo.
¿Por qué te comportas de esa manera?, ¿acaso quieres andar de chiflada con todos los hombres?
La cachetada no se hizo esperar, además, se oyó en todo el continente.
¿Pero te has vuelto loca, por qué me pegas?
Eres un estúpido, ¿por qué me haces esto?
¿Que yo te hago?, tú eres la que estás ahí de mal. ¿Acaso crees que no me di cuenta de que no eras virgen?, con quién te metiste antes que yo, ¿eh?
Tú eres el único hombre que he tenido en mi vida. ¿Por qué me tratas así?
Claro que no, yo jamás te he sido infiel. ¡Jamás, lo oyes!
¿Acaso crees que soy un idiota?, ¿crees que un hombre no se da cuenta de esas cosas?, me engañaste, no es tanto porque te hayas metido con otro hombre, sino porque me dijiste que eras virgen.
¿Pero qué importancia puede tener eso, Daniel?, tú tampoco eras virgen y no te dije nada.
Pero yo jamás te mentí, tú sabías perfectamente eso. Amor, no creas que me importa tanto que no hayas sido virgen. ¿Pero por qué la mentira?, yo te amo igual, ¿por qué lo haces?
Itatí ya no quiso decir más y se fue corriendo al baño.
Está bien, si no quieres hablar, no hables, me iré a dormir.
Poco después, Itatí fue a encontrarse con su marido al cuarto.
Perdóname, amor, lo que pasa es que tenía miedo decírtelo. Fue algo sin importancia, te lo juro, al que en realidad amo es a ti, ¿me podrás perdonar?
Está bien, amor, no pasa nada, te amo, de eso no tengas duda.
Y como todos recién casados, pronto olvidaron el incidente y se entregaron el ritual del amor y del sexo.