El Amante De La Marquesa

Ravena abrió los ojos, para ella eso había sido suficiente pero no ese hombre querría mas en ese momento, coloco sus piernas sobre sus hombros y entro en ella de un solo volvía a sentir ese ardor, pero a la vez ese placer que era tan grande, esta vez sentía se adentraba en lo mas profundo de ella su cuerpo se movía de una forma salvaje, los ojos de Alexander brillaban mas que el oro podía ver como esos colmillos crecían más, las venas de su cuello se resaltaban

Por otra parte Alexander estaba excitado había estado con otras mujeres, pero esto era diferente, por muchos años en su mente había estado presente el rostro de otra mujer, esa que jamás pudo tener, pero en este momento solo estaba esa rubia, miraba como su cabello estaba pegado a su rostro por el sudor, sus jadeos que eran como una música, música excitante, miraba como sus senxs se movían, de forma violenta, su interior era un mundo lleno de maravillas era suave, mas que la seda, era húmedo tibio, y cuando estrujaba su virilidad sentía que se iba a otro mundo

Ravena_ AAA. Mas, dijo en un grito

Eso para el fue una orden, y se movía, necesitaba poseerla había algo en esa mujer que lo estaba volviendo loco, entraba y salía de su interior como si fuera un loco hasta que ambos comenzaron a temblar el chapoteo de los cuerpos, era mas fuerte y así ambos llegaron al estasis, y cayeron rendidos uno a la par del otro, bañados en sudor

Ahí estaba la marquesa Ravena conocida como una de las mujeres mas elegantes, si la vieran ahora desnuda en una cama bañada en sudor el cabello mojado por el sudor alborotado, con su cara roja y sus ojos llorosos su cuerpo lleno de mordidas, con saliva de aquel hombre, su intimida, llena de fluidos se supone que debería sentirse sucia, pero no se sentía así, se sentía diferente pero no sucia, no muerta

En ese momento sintió como aquel hombre se comenzaba acercar a ella sabia lo que pasaría, sabía que vendría, pero quería más si quería mucho mas Alexander la tomo por la cintura, luego le dio la vuelta, quedando boca abajo, Alexander levanto sus caderas y se hundió en ella, mientras Ravena sintió como los colmillos de Alexander su hundieron en su espalda, dio un grito de dolor y placer

Alexander sujeto sus caderas, y comenzó apretarlas con sus manos la atraía hacia el y la alejaba eran un ritmo vulgar salvaje animal pero muy placentero, ella sentía como sus como la invadía, como las joyas de la familia chocaban con su piel, ese golpe indecente pero tan excitante, agarro las sábanas, mientras gritaba de puro placer, era una imagen perfecta. Su piel blanca como la nieve y la piel tostada de él, un balance perfecto, la suavidad contra la dureza, el desierto contra la nieve, hasta que nuevamente volvieron al estasis otra ves   y fue entonces cuando Ravena se dio cuenta que el sol había salido, pero no sabia cuando lo hizo