Deseo Ser Y Hacerte Feliz

____ Me voy solo por unos días y ya andas metiendo a otro a nuestra casa. _ reclama Guillermo furioso.

____ no, no es lo que piensas Guillermo, te juro que yo no he hecho nada malo, y tu hermano solo vino a conocer a nuestro hijo, es la primera vez que viene, ¡te lo juro!

____ ya, ya, no llores, te creo y por tu bien te pido que no pongas tus ojos en nadie más porque te va a ir mal, muy mal si lo haces. _ la amenazó severamente. ____ ahora vamos a la habitación que quiero que mi mujer me complazca, tenemos más de dos meses sin hacer nada de nada y ya me hace mucha falta. _ Emily palideció ante las palabras del hombre.

____ aún no puedo Guillermo, no he cumplido todavía la cuarentena, me faltan diez días y todavía me duele la herida. _ se excusó Emily.

____ solo son excusas y más excusas, _ le aprieta las mejillas. ____ no lo voy a volver a repetir, ¡quiero que mi mujer me complazca!. _ exigió Guillermo con autoridad.

...

Emily lloraba de dolor y resentimiento, por más que le suplicó a Guillermo que no lo hiciera, él no la escuchó y obtuvo de su cuerpo lo que él quiso sin importarle su dolor y después de eso se marchó sin mirar a su hijo ni un instante.

Emily recordó que su abuela paterna antes de morir le enseñó acerca de muchas plantas medicinales entre esas una que servía como anticonceptivo para no quedar embarazada, así que después de asearse fue a la huerta que tenía en el patio trasero tomó algunas hojas de aquella planta y se preparó un té, ella no quería volver a quedar embarazada de Guillermo.

Los meses seguían pasando y cada vez Guillermo se ponía más exigente, venía casa cada ocho días, traía provisiones para Emily y el bebé, pero ni siquiera determinaba al niño, y eso entristecía demasiado a la chica de ojos azules, su hijo tenía ya cinco meses y aún no tenía un nombre porque Guillermo no había querido registrarlo.

Así que un día ella decidió que su hijo se llamaría Samuel, ese era el nombre que su padre le había dicho por medio de un sueño y así le colocó ella.

Rápidamente, el pequeño Samuel cumplió un año y Emily tomó la decisión de escapar del infierno al que la tenía sometida Guillermo, esperó pacientemente a que el se marchara a trabajar, ella no tenía dinero, pero estaba segura de que si llegaba a la ciudad alguien le brindaría ayuda, así que en una mochila mediana empacó varias cosas de su hijo y algunas prendas para ella, tomó un par de botellas de agua, pan y algunas frutas y emprendió su viaje al atardecer, estaba segura de que Guillermo no vendría a casa hasta el fin de semana.

El camino de la casa de campo a la carretera principal era largo, caminando podría gastar casi una hora y más con el bebé y la mochila; sin embargo, ella está convencida que necesitaba ser y hacer feliz a su hijo, él no merecía vivir en un infierno como al que los tenía sometido Guillermo, Emily besaba a su bebé a cada rato y seguía caminando con decisión, su corazón se emocionó de alegría cuando sus ojos pudieron ver la carretera principal, al llegar al borde de la carretera, le dio un poco de agua a Samuel y ella también tomo un poco.

Le sacaba la mano a cuánto vehículo pasaba por su lado, pero ninguno se detenía, nadie le prestaba atención, ya se estaba anocheciendo y ella empezó a preocuparse así que empezó a caminar y a caminar, cuando hubo avanzado algunos metros de la entrada, un vehículo se detuvo y ella se alegró al pensar que alguien la ayudaría, pero su gran sorpresa fue ver bajar del auto a su verdugo, Emily palideció al tenerlo frente a ella quiso correr, pero él fue más rápido y la tomó fuerte del brazo.

____ sabía que mi presentimiento era cierto, está mañana te noté rara y por eso decidí regresar a casa, y valla qué gran sorpresa me encontré, mi mujer tratando de huir y con mi hijo. _ Guillermo estaba furioso.

____ déjame ir Guillermo. _ suplicó Emily. _ tú no me amas y a mí hijo mucho menos, no me sigas causando más daño, déjame ir y te prometo que nunca más sabrás de mi, ni de mi hijo.

____ eso nunca, tú nunca me dejarás, nunca te dejaré ir, tú eres mía y tu lugar es estar a mi lado y para que lo entiendas ahora te voy a enseñar porque debes ser obediente y sumisa.

Guillermo metió a Emily al auto entre empujones y gritos, el pequeño Samuel se encontraba asustado y a punto de llorar.

Al llegar a la casa de campo Guillermo le arrebató el niño a Emily de los brazos, lo dejo en la cuna y a ella la arrastró hasta el sótano, le dió varios golpes y la dejó ahí encerrada casi inconsciente, luego tomó al bebé y se lo llevó a la ciudad.

Habían pasado dos días desde entonces y Emily se encontraba aún encerrada, a cada nada lloraba al pensar en su pequeño hijo, su corazón dolía con fuerza al pensar que Guillermo podría causarle algún daño al pequeño Samuel, ese niño era su vida, la luz de sus ojos, era el motivo para ella seguir luchando y viviendo, ella deseaba ser y hacer feliz a su hijo.

Lentamente pasaron dos semanas y al fin Guillermo trajo de regreso a casa a Samuel, y sacó a Emily del sótano en dónde había permanecido encerrada todos esos días y solo comía pan y agua que Guillermo le daba cada tarde que venía a verla.

____ aquí está tu mocoso, esperó que hayas aprendido la lección Emily, porque si vuelves a intentar escapar me lo llevaré y está vez me encargaré de que no lo vuelvas a ver nunca más. _ Guillermo era severo, le entregó el niño a su madre y ella lloró de alegría al tenerlo entre sus brazos, lo besó con emoción y lo reparó de vuelta y media.

____ yo prometo no volver a querer escapar, pero por favor no me vuelvas a separar de mi bebé, él es mi razón de vivir, sin él te juro que ya no tendrías a quien humillar, ni a quien abusar, si no fuera mi por mi hijo hace rato me hubiera suicidado. _ dijo la mujer son seguridad.

___ entonces trata de huir de nuevo y te daré las herramientas necesarias para que acabes con tu vida de una vez. _ aseguró Guillermo.

Una imagen de quién me imagino como a Emily López ...