Es la historia de una mujer que descubre el engaño de su marido y las mentiras de su familia que la alejan de su núcleo familiar.
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Preparando Viaje
Me levanto temprano y comienzo a organizar la mudanza, solo me llevo mis efectos personales los muebles de la casa irán a la casa de la tía para que todo quede en una sola casa, está quedará completamente vacía mi tía quiere venderla, solo quedará su piso donde guardaremos todos los muebles, por si algún día regresamos.
Jesus Manuel, no ha vuelto por aquí, le doy gracias a Dios de no encontrarme con él, hoy salió en la prensa local la noticia de su matrimonio, yo está noche dormiré en el piso de la tía, es mi última noche en Madrid y mañana muy temprano, saldré rumbo a mi nuevo destino, durante toda la tarde he recibido llamadas de Jesús Manuel, no quiero contestar, ya no creo en sus mentiras y sus engaños, llamo a mi tía preguntando por mi, ella le dijo que no sabía nada de mi desde hace una semana, que ella pasaría por la casa y me avisaría, fue cuando el le dijo a mi tia que el había pasado y le dijeron que se había llevado todos los corotos, mi tía puso una cara de asombro como si no sabía nada y salió rumbo a la casa, dónde se encontraría con los nuevos propietarios.
La venta de la casa fue rápida, los nuevos propietarios, pidieron mudarse esa misma semana, no quise estar presente me daba mucho dolor salir de ella, pero no era de nosotros.
Por la mañana muy temprano, salí rumbo al aeropuerto, mi tía me acompaño mi vuelo salió a las siete en punto, le pedí a mi tía que le esperaba en Nueva York, que no demorará mucho, que no me dejara sola, ella antes de despedirnos solo me dijo el lunes estoy contigo. La amiga de mi tía, la señora Carmen ya me esperaba, cuando salí del avión a la parte del equipaje la Vi parada con un letrero con mi nombre.
Era una mujer muy amable, le pedí que me enseñará mi departamento, donde iba a vivir, gustosamente me llevo al lugar, era pequeño pero muy acogedor.
A la vista expectante de la amiga Carmen, recorrí el lugar le agradecí mucho por su ayuda, ella solo me dijo que era una gran deuda moral que tenía con mi tia, no me dijo cuál era, pero pude ver en su rostro un sentimiento de tristeza y mucho dolor, más adelante lo hablaré con la tía y le preguntaré, cuál fue ese motivo por el cual está señora me ve con tanta tristeza en su mirada. Duramos hablando por largo rato, me dijo que podía instalarme con tranquilidad y que tratar de descansar, que ella me esperaba el lunes a trabajar, ordenó comida rápida y se quedó conmigo toda la tarde luego se despidió no sin antes dejarme su número telefónico y es que recuerdo que necesito comprarme uno, ya que el mío se me quedó en casa y no me interesa que rastreen mi ubicación, quiero que el pasado se quede ahí en el pasado, esa es una puerta la cual no quiero destapar por el momento.