Christian Moltanba es el principal sospechoso de cometer tres asesinatos, por esta causa, es llevado a la pena de muerte. El muere sin conocer a su hijo, Mathias, el cuál también es hijo de Ana Lucia, una joven abogada que luchó hasta el último momento junto a Christian, pero la muerte del joven la deja a ella en peligro, y se ve obligada a casarse con el más longevo de la familia Montalbán. El señor William. quién después de la muerte de Christian, reaparece luciendo mucho más joven.
lo cierto es que el deceso de Christian no quedará impune, pues Moltanba regresará del mismo infierno para hacer pagar a todos sus enemigos y así poder demostrar que es inocente.
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Sin miedo.
—¡Lo lamento mucho, no debí entrar así! El pequeño se disculpó e inclinó su cuerpo en señal de reverencia y respeto.
—No te disculpes, tú puedes venir cuando quieras, prométeme que volverás. Margarita sintió miedo de no volver a ver al niño.
—¡Lo intentaré! Con su permiso. El niño salió a toda prisa. Jamás esperó ser descubierto, por Olivier; además, sintió que el hombre le lanzó una advertencia muy directa.
Sin embargo, no solamente Olivier lo vio en esa habitación; en medio de la oscuridad del pasillo, apareció la figura de un hombre.
¡Eres terco! Murmuró al ver salir al niño.
Entre las sombras, el hombre entrecerró la mirada y dijo. —¡Veremos si eres capaz de guardar el secreto! Ahora tu silencio está a prueba.
Aquella figura era muy similar a la de Christian Montalbán, y su mirada se penetró en la espalda del niño, pudo quedarse mirando hasta que el pequeño desapareciera, no obstante, Mathias sintió un escalofrío y voltio ipso facto.
¿Quién está ahí? Por lo visto, Mathias sintió la presencia del hombre que desapareció en medio del oscuro pasillo. Sin mostrar el mínimo de miedo, caminó hasta el final del pasillo, donde solamente se escuchan sus pasos. —Es extraño, juro que escuché la respiración de alguien.
Aquellas palabras hicieron que el hombre contuviera el aire en sus pulmones, al mismo tiempo pensó. —¡Será muy divertido jugar contigo! El misterioso hombre sonrió con la mirada, no podía hacer ningún ruido, de lo contrario, Mathias lo descubriría.
—¡No creo que existan fantasmas en esta casa, el viejo ya los hubiera ahuyentado! El niño se encogió de hombros y no le dio más importancia. Pero realmente estaba al lado del hombre y no se dio cuenta.
Después de que el niño desapareciera, salió del lugar sin ser detectado.
Mientras que en la habitación, Margarita se sentó de repente, su ánimo subió desde que Olivier le habló al oído.
—¡Tú sabías que ese niño es mi nieto! ¿Por qué no lo dijiste antes? ¿Por qué hasta ahora? La intriga que sintió era tanta, pero por ahora puede pasar cualquier cosa. Le creyó a Oliver, y no tiene dudas de que Mathias sea su nieto. Después de todo, ella es la madre de Christian, quien mejor que ella recuerda cómo era su hijo cuando tenía la edad de ese chico.
Sin embargo, el rostro de Oliver lo decía todo, acababa de romper un voto de confianza que le dio al señor William y a Ana.
—¡Señora, le pido mil disculpas, no podía decir nada y le ruego! No, le suplico que, por favor, no diga nada; la vida de su nieto puede estar en peligro. Olivier se inclinó a un lado de la cama y sostenía con sutileza la mano de su amada.
—Comprende que todavía no sabemos quién o quiénes fueron los que perjudicaron al señor Christian. De que hay un motivo lo hay, pero no sabemos cuál es.
—Tienes razón. La mirada de Margarita cayó directamente al suelo. Mi hijo pagó un crimen que no cometió, y yo en lugar de ayudar a limpiar su nombre me he quedado sumida en la tristeza y el dolor, pero ese niño, ese niño, será el motivo por el cual luche, juro ante Dios que no vivirá con vergüenza, al contrario, levantará la frente cuando mencionen el nombre de su padre.
—¡Así será mi señora! —Así será—. Mathias devolvió la confianza de estas dos personas, pero eso no le aleja del peligro. Se dice que a veces el destino puede ser cruel, y Mathias creció lejos de su padre. Quizás si Mathias crecía a su lado, el pequeño se habría visto afectado.
Así como ahora lo está el señor William. Muy lejos de ellos, un hombre se encarga de manipular una página web, en ella se esparce un vídeo, en el cual se logra ver a William discutir con la ahora difunta. La señora Evelyn.
—¡William Montalbán, esto no lo tenías previsto! Tú solito cavaste tu destino. El hacker manipuló todo para que las noticias se dieran a conocer al día siguiente.
Mientras tanto, Ana salió de la cocina y sonrió al decirle.
Es lasaña de pollo, espero que les guste. Ella había llegado junto con Olivier, y desde que lo hizo se metió en la cocina. Si se distrae, no tiene tiempo para pensar en los problemas.
—¡Mi mami cocina muy rico! Ella es la mejor de todas. El niño se lamió los labios y esperó su porción con el tenedor en la mano.
—¡Señorito! ¿Qué son esos modales? William estaba por corregir al niño, tenía que esperar en silencio y sin hacer ruido, no parecer que estaba ansioso; no obstante, al sentir el olor que emana la lasaña, dijo.
Al diablo los modales, Ana, por favor, sirve dos porciones en mi plato. —¡Rápido, rápido! Dijo, William agregando una gran sonrisa.
Por su parte, Ana se encargó de llenar los platos de ambos, y bueno, no esperó para recordar una apuesta que hizo con el viejo.
—Te lo dije, te dije que tú no le enseñarías a Matías, terminarás aprendiendo muchas cosas de él, así que voy ganando.
Pero las dos personas en la mesa ignoraron a la dama, ambos se llevaron un buen bocado a la boca, y la reacción de ambos fue completamente identificable.
Mmm… ambos cerraron los ojos y masticaron del mismo lado, mientras reflejaron en el rostro la exquisitez de su paladar.
Frente a ellos, Ana abrió gradualmente los ojos. —¡El parecido es muy similar, William es algo viejo, pero sus gestos son idénticos a los de mi hijo! Como puede ser eso posible, William su bisabuelo. Esto debería pasar, pero con Christian.
La joven desvió la mirada cuando el viejo abrió los ojos y preguntó. ¿Qué sucedió? ¿Por qué me miras tanto? El hombre había sentido cada una de las miradas que Ana le lanzó.
—¡No sucede nada! Termina tu cena que Oliver te preparó el tratamiento. Así es, Ana sabía que William recibía un tratamiento especial. Cuando estuvieron fuera, lo descubrió. Encontró a Simor aplicando el tratamiento, sin embargo, ella no logró ver más allá, de lo contrario habría notado que el viejo todavía carga algunas heridas en el cuerpo. Sus dos guardaespaldas eran las únicas personas que lo sabían.
—¡Ya parece que también eres mi madre! Murmuró William. Pero el niño si logro escucharlo.
No le des ideas, ella es muy mandona y si la adoptas como madre, después no te dará permiso de salir. Mathias interrumpió al viejo.
—¡No, entonces no la aceptaré como mi madre, pero de todos modos es mi esposo! Cuando William mencionó esas palabras, su rostro se relajó, por ahora mantiene al lado a esa mujer. El hombre siente que se está enamorando de ella, pero no se atreve a decir nada, pues casi le triplica la edad.
Muy lejos de ellos, Richard volvió al bar que ha estado frecuentado. Dame un doble, le dijo al bar tender que es el mismo que lo atiende todo el tiempo.
—Aquí tiene, espero que lo disfrutes. El joven no había terminado de hablar cuando vio que Richard no esperó y sorbió el trago de un solo.
—Sírvame otro—, hoy necesito olvidarme de todo. Está claro que le ha dolido descubrir la verdad. Su amada se casó y eso fue lo peor que le pudo pasar.
¿Richard? ¿En verdad eres tú? Una hermosa chica se acercó a él. Y en cuanto el hombre volteó, vio el hermoso rostro de Abigaíl.