Me Olvidé De Mí

Llego el día de recibir el pequeño Josué que llevaba en mi vientre, rompí la fuente una noche, yo estaba sola en mi cuarto como era costumbre, mientras Javier dormía con otra justo al lado de mi habitación, no pude darle aviso, ya que si le interrumpía su noche romántica me daría la paliza de mi vida, soporté los dolores más negros de mi vida esa noche, no fue hasta el amanecer que mi suegra me encontró sudorosa, casi desmayada, al revisarme notó que mis contracciones eran tan fuertes y seguidas que ya faltaba muy poco para que nos naciera mi pequeño.

Mi suegra salió apresurada a por unas toallas limpias y agua tibia, ya no daba tiempo para ir al hospital, ella sola me daría auxilio en este momento, me pidió que hiciera fuerza y pujara, así lo hice, dos minutos después vino mi pequeño al mundo, Javier no se dio cuenta de nada hasta las tres de la tarde de ese día, ya que dormía inconsciente de todo con su amante.

Luego de que nació mi pequeño mi suegra lo envolvió en unas toallas, pidió ayuda de unos vecinos y nos llevó al hospital, por obra y gracias del señor todo estaba bien con el pequeño y conmigo, dentro de la emoción le pedí el móvil a mi suegra, llamé a mis padres para darle la noticia de que eran abuelos, pero a pesar de mis esperanzas de un entendimiento, mi padre fue el que contestó el móvil recordándome que él no tenía hijos, así que jamás sería abuelo y esa fue la última vez que intente acercarme a ellos.

Al día siguiente regresamos a casa, está vez mi suegra me llevó a la suya, para que yo me recuperara del parto y tuviera más tiempo y tranquilidad con mi hijito, no iba a dejarme al cuidado de su hijo. Javier aceptó y yo fui feliz, no quería tener disgustos en este primer tiempo, quería un ambiente sano con el bebé y mi suegra me lo proporcionaba. Javier iba a verlo todas las tardes, se le veía feliz con el pequeño, a mí me miraba con odio por que según él mi cuerpo había cambiado mucho, ahora estaba gorda y fea, incluso llegó a decir que le daba asco verme.

Cuando tenía Josué tres meses de nacido regrese a casa de Javier, él me prohibía comer la mayoría de las veces, me puso a dieta para que volviera hacer la de antes, yo lloraba en silencio cada día, me sentía fea, solo el pequeño Josué hacía que mi vida tuviera algo de sentido. Luego de un mes recuperé mi figura con la estricta dieta impuesta por Javier, fue entonces cuando volvió a tocarme, está vez yo tenía más conocimiento así que comencé a tomar pastillas anticonceptivas no quería un segundo embarazo suyo.

La banda de Javier dejó de tener éxito en la zona ya que comenzaban a perder el control sobre la misma, había otra banda en competencia. La mala racha de Javier no acaba ahí también fue despedidos del bar donde trabajaba los viernes, sin nadie a quien culpar de sus desgracias se desahogó conmigo, fue su saco de boxeo esa noche, hasta me fracturó un brazo, tuve que ir al hospital para atenderme, allí mentí sobre lo ocurrido ya que antes de marchar fui amenazada por él, tuve que decir que me caí para no levantar sospechas, la suerte era que con el niño no se metía así que por el bien de él soportaba cada golpe y desprecio, con tal de darle una casa y comida.

El dinero comenzó a escasear, ya la venta de drogas no estaba como antes, había otra banda que se había hecho dueña del lugar, incluso habían matado a dos de los suyos por estos temas, así que él me puso a trabajar en las noches vendiendo drogas con el pequeño, decía que así nada nos pasaría, ya que lucíamos inocentes y daríamos pena, lo cual nos comprarían más.

Fue esa noche cuando un oficial encubierto se acercó a mí, me brindó protección a cambio de entregar a la banda, yo estaba aterrada de ir presa y mucho más de que me quitaran al pequeño Josué así que me ofrecí ayudarlo, solo debía decir el lugar y hora de la entrega de la mercancía para tener evidencia y proceder a la detección de Javier quien era el jefe de la banda.