Tres amigos, tres historias diferentes. Un solo destino.
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Avances.
—Entendido, señora, me encargaré de todo. No permitiré que el profesor Duquesne regrese a Santo Tomás y haré lo necesario para evitar cualquier complicación con el joven Rashid. Puede confiar en mí.
La señora asintió con determinación y el asistente se retiró para cumplir con sus órdenes. Mientras tanto, en Santo Tomás, las cosas parecían desarrollarse con éxito.
RUT.
Habían sucedido muchas cosas, algunas para bien y otras para mal. Entre las buenas, es que mi amigo Chuli ahora tenía un empleo formal, la carretera que se estaba construyendo, los nuevos empleos que se habían generado en el pueblo a causa de la obra, y enterarnos de que Rodrigo estaba bien.
Las malas, es que mi papá había conseguido un trabajo temporal en la capital, así que por estos tiempos estaba ausente, pero solo de cuerpo, porque estoy segura de que su corazón y mente están aquí conmigo. Él siempre me está llamando para saber cómo estoy, aparte le pidió encarecidamente al Chuli que cuidara de mí. Otra mala cosa, es que Rodrigo, el gran ir de mi vida, ni está aquí, y soy consciente de que si en algún momento viene por aquí, él ya no será la misma persona, me refiero a que si en el pasado no se fijó en mi, ahora sí qué menos.
Por esa razón empecé a descartarlo de mi vida, me convencí de que debí dejar eso y concentrarme en otras cosas, o mejor aún, intentar enamorarme de alguien más.
— ¿Porqué tan pensativa? ¿Todo bien?
Chuli acababa de llegar a mi casa, me encontraba sentada en las escaleras de la entrada, y se sentó a mi lado.
— Si, todo bien, es solo que extraño a mi papá.
— ¿Y por qué no vas a donde esta él? Digo, siempre han estado juntos, si él está trabajando en alguna parte, pues no le veo nada de malo que te lleve con el, eres su única hija y en ninguna parte estarás más segura y cuidada que a su lado.
Miré a mi amigo un poco extrañada, sabía que el Chuli era inteligente, pero últimamente me sorprendía más la manera como se expresaba y comportaba.
— Oye, el andar con ese ingeniero como que te está afectando, pero para bien. Me gusta como te estás expresando, siempre has sido muy centrado en inteligente, por eso te admiro, pero me encanta ver cómo te vas transformando de a poco.
El sonrió y juro que fue la primera vez que note esa sonrisa. ¿Sera que estuve ciega todo el tiempo? En el único hombre que me fijaba hasta en el más mínimo detalle es en Rodrigo, jamás me detuve a examinar u observar a ningún otro, pero ahora...
— Tienes una bonita sonrisa.
Esta vez el me miró y arrugó el entrecejo.
— ¿Que es lo que pasa contigo? Estas rara.
Sonreí, él tenía razón, yo era muy rara.
— Solo estoy pensando en que quizás sea hora de abrir mi corazón a otras posibilidades, Chuli. Rodrigo está lejos y quién sabe si alguna vez regrese. Quizás es hora de mirar a mi alrededor y darme la oportunidad de conocer a alguien más.
Chuli me miró con sorpresa, pero luego asintió lentamente.
— Entiendo lo que quieres decir. Y si alguna vez decides abrir tu corazón a otras personas, estaré aquí para apoyarte en lo que necesites, Rut.
Sonreí y le di un abrazo a mi amigo.
— Gracias, Chuli. Eres un verdadero amigo.
Y en ese momento, sentí que tal vez había encontrado una nueva posibilidad, una nueva felicidad, y todo gracias a la amistad y apoyo de mi querido amigo Chuli.
— Solo que quien conozcas, procura que no esté obsesionado con otra, no repitas el patrón.
— Que horrible concepto tienes de mi, pero está bien, me lo merezco, fui una tonta que pasó años enamorada de alguien, que también se pasó años persiguiendo a otra, que tonta. Pero ya que lo mencionas, entonces tú deberías presentarme a alguien.
— Sabes que casi no me relaciono con la gente, pero así de paso y por encima, te recomiendo al ingeniero, me gustaría que te enamoraras de un hombre como él. La verdad es que aunque hace poco que lo distingo, estoy convencido de que es un gran hombre.
Chuli dijo esas palabras y por alguna razón me sentí disgustada, o sea, ¿sugerirme a su jefe?
— ¿Y por qué no alguien que se parezca más a ti? así de sencillo, buena gente, trabajador... Ese ingeniero tiene pinta de buena gente, pero no es mi tipo de hombre.
— ¿Cómo yo dices? No me considero tan bueno como me describes, te mereces algo mucho mejor, créeme.
Una risa escapó de mis labios al escuchar las palabras de Chuli. A pesar de sus intentos por restarle importancia a sus cualidades, yo sabía que era un amigo leal y confiable, y esas eran las cualidades que realmente valoraba en una persona.
—Bueno, entonces dejemos el tema por ahora. No quiero generar malos entendidos contigo, amigo. Simplemente disfrutemos de nuestra amistad y ya veremos qué pasará en el futuro.
Chuli asintió con una sonrisa y nos levantamos juntos para entrar a la casa. A pesar de todo lo que había vivido, sabía que contaba con un amigo en quien confiar y apoyarme en los momentos difíciles. Y eso, para mí, era más valioso que cualquier romance inesperado.
El tiempo pasaba y las cosas en Santo Tomás seguían su curso. Las obras públicas avanzaban, la comunidad se unía cada vez más y yo, poco a poco, iba encontrando mi lugar en ese pequeño pero acogedor pueblo. Aunque el futuro seguía siendo incierto, me sentía tranquila sabiendo que contaba con el apoyo de personas como Chuli a mi lado.
Así que decidí vivir el presente, disfrutar de las pequeñas cosas y seguir adelante con optimismo. Porque incluso en medio de la incertidumbre, siempre hay lugar para la esperanza y la felicidad. Y quién sabe, tal vez el destino me daría algún día la posibilidad de vivir un amor pleno y correspondido.
Rodrigo.
Es increíble cómo las cosas pueden cambiar de un día para otro. Solo hace unos meses atrás, yo era solo el nieto de un capataz, y ahora, soy el único heredero de un millonario, que aquella hacienda donde mi abuelo y yo éramos empleados, en realidad siempre fue mía por derecho.
Me enojé con mi abuelo al principio por haberle ocultado la verdad, pero luego entendí que fue por mí bien, pues el sospecha que fue mi tío quien mato a mi papá para quedarse con todo. Entonces mi abuelo lo que hizo fue protegerme.
Ahora solo deseo regresar a Santo Tomás, quiero que todos me vean y que se den cuenta que ya no soy ese que antes menospreciaban, hablo de Sandra, quiero que ahora vea que soy el verdadero Leal, que Roger y Bruno solo aparentaban con lo que realmente fue siempre mío. Ella me humilló diciendo que no estaba a su altura y que por eso no podía aspirar a nada con ella, quiero que ahora se trague sus palabras.
Mis días aquí en Miami han sido realmente placenteros, también he podido conocer a mucha gente, entre ellos a Tiffany Olsen, ella es una estudiante de medicina, y pues desde que llegué aquí me la presentación, es hija de uno de los inversionistas de la empresa, y pues ya hemos salido un par de veces. Es linda y la pasamos bien, pero no sé, siento que no fluyó del todo con ella, y también sé, que es por esta maldita obsesión que tengo por Sandra.
— Hola abuelo.
— Hola hijo, ¿Donde te quedaste anoche?
— Con Tiffany abuelo, ya sabes que estamos saliendo.
— Hijo, ¿De verdad vas en serio con esa muchacha? Mira que llevarse una mujer a la cama y ni querer nada serio con ella o no proyectarse un futuro, es un acto de maldad.
— Abuelo por favor no empieces, estamos en pleno siglo veintiuno, ya las cosas no son como en tus tiempos, ella y yo tenemos todo claro, cada uno toma del otro lo que necesita y eso es todo.
El abuelo siempre solía meterse en mis asuntos, pero era necesario que supiera que yo no estaba dispuesto a seguir sus parámetros.