Romance Prohibido II

Narradora.

Habían pasado varios minutos desde que se decidió a bailar con el chico. Celeste se movía con cautela, pues no estaba acostumbrada a estas situaciones.

— Y ¿Cómo te llamas hermosa? — le pregunta el hombre.

— Celeste.

— Lindo nombre, soy Darío.

— Mucho gusto.

Celeste miro a dónde estaban sus compañeras, estás le sonrieron.

— ¿Y tienes novio? — preguntó nuevamente Darío y Celeste lo miró con el entrecejo fruncido, sin embargo respondió a su pregunta.

—No.

— ¡Valla! Eso es una buena noticia para mí. — sonrió coqueto, Celeste comenzó a sentirse incómoda. — ¿Podrías darme tu número? Así nos vamos conociendo y podríamos llegar a tener algo. — la joven bajo la mirada apenada.

— No doy mi número a desconocidos. — dijo y miro hacia otro lado.

— Bueno, eso se entiende, entonces dame tu Instagram o facebook, por ahí podemos charlar un poco.

— La verdad no estoy interesada en nada que tenga que ver con citas, novios y eso, ahora estoy enfocada en terminar mi carrera. — Celeste volvió a mirar a sus compañeras las cuales ahora bailaban animadamente sin prestarle atención a ella.

— Ya veo, Eres de esas chicas que ponen por prioridad su carrera.

— Así es. — Dario sonrió aún más.

— Bueno, si no quieres nada serio, podríamos solo pasar al rato, ya sabes divertirnos un poco. — dijo y le guiño el ojo. Celeste tardó un segundo en comprender a lo que él se refería.

— Tampoco me interesa eso. — dijo y detuvo su baile. — será mejor que dejemos esto hasta aquí, estoy cansada. — dió media vuelta dispuesta a volver a su mesa pero el tipo la tomó de la mano.

— ¡Oh vamos no te enojes! Solo fue un comentario.

— Bueno, no estoy enojada, pero si cansada. — ella creyó que el tipo la iba a soltar, pero eso no fue así.

El hombre le dió un tirón, que la jalo hacia el, luego apretó su cuerpo contra el suyo.

— ¿Que está haciendo? Suéltame.

— Me gustan las mujeres que se hacen las difíciles. — el tipo bajo la mano a uno de sus glúteos y lo apretó, Celeste sintió terror y su sangre al parecer se congelo.

— Su.. suelteme. — pidió en un hilo de voz.

— Eres muy sexy, me gustaría tenerte sobre mi.

Ella abrió los ojos al sentir otro apreton en su glúteos, pero eso le sirvió para reaccionar. Miró al tipo enojada y entonces levantó su rodilla y lo golpeó en la entrepierna, el tipo la soltó y cayó al piso arrodillado retorciéndose del dolor.

Damián quien se había puesto de pie al ver lo que sucedía, detuvo su andar cuando Celeste había levantado sus rodillas, ahora sonreía con satisfacción viendo el tipo revolcándose en el piso.

— ¿Pero que paso? — indagó Brittany llegando al lado de Celeste junto con las otras chicas.

— Él me apretó el trasero y me estaba diciendo cosas asquerosas.

Las mujeres miraron al hombre con enojo, Katerine camino hacia él y le dio una patada en el estómago.

— ¡Maldito pervertido!

— ¿Qué significa esto? — gritó un hombre llegando a donde ellas estaban. — ¿Señorita se puede saber qué es lo que están haciendo?

— Este pervertido le agarró el trasero a mi amiga. — respondió Brittany.

— Saque a este pervertido de aquí. — exigió Julieta.

— Este montón de locas está mintiendo. — se defendió Dario colocándose de pie lentamente.— Solo estábamos bailando y le hice un comentario acerca de lo hermosa que es, pero se volvió loca y me dio una patada en las pelotas y luego vinieron sus amigas y esta pelirroja loca me golpeó.

Las mujeres miraron al hombre indignadas.

— ¡Eso no es cierto! — Gritaron enojadas y comenzaron a discutir con el hombre y el trabajador del bar.

— Señoritas, basta, les pido por favor que se retiren del lugar. — grito el empleado.

_ ¡Pero como se atreve! Sí hay alguien que debe salir de este lugar como un perro es este maldito pervertido. — se quejó Katherine.

— Así, es, apuesto que este maldito es amigo de usted y por eso se está poniendo de su lado. — exclamó esta vez Brittany.

— Llamemos a la policia para ver a quien se lleva por acosador.— propuso Julieta.

Las mujeres nuevamente comenzaron una discusión con los dos hombres y Celeste se sentía muy apenada, suspiró y miro hacia otro lado pero al hacerlo se sorprendió al ver a su jefe caminar hacia donde ellas estaban.

¿Desde cuándo estaba en el bar?

— ¿Brittany estoy viendo bien o el alcohol ya me está haciendo imaginar cosas? ¿Ese es el abogado Ivanov que viene acá junto con el abogado O'brien?

Brittany miró hacia donde ella señalaba y abrió los ojos al ver a los dos hombres.

— ¡Oh mierda! No es el alcohol, son ellos.

Las dos mujeres tragaron saliva.

— Buenas noches, ¿Se puede saber qué está pasando aquí? — Preguntó Damián llegando por fin junto a las mujeres y los hombres.

— Abogados. — susurraron las tres mujeres que no habían visto a los abogados.

— Señor, este hombre cometió un abuso contra nuestra compañera Celeste. — comenzó a explicar Katherine después de salir de su asombro. — le dijo cosas indebidas y le agarró el trasero, como era de esperarse ella se defendió golpeándolo en los bajos y yo debo admitir que en un momento de ira lo golpeé, pero se lo tiene muy merecido, y ahora este tipo que supongo es el administrador del bar y supongo también, amigo de este imbécil nos está echando a nosotras.

Damien miro al administrador y este tragó en seco.

— Señor, tal vez no lo tenga usted Claro pero lo que su amigo acaba de hacer es acoso sexual y si usted lo defiende sería castigado como cómplice, le informo que la acción de su amigo puede ser castigada con unos cuantos meses de prisión al igual que usted, además de obviamente una multa a este bar por permitir acciones como esa e incluso podría cerrarse. — el administrador abrió los ojos al escuchar aquello, Damien lo veia tranquilamente, pero al ver al hombre que se atrevio a faltarle al respeto a Celeste sintió una gran ira, apretó su puños, quería romperle la nariz al maldito.

— Lamento el mal entendido señoritas, ahora mismo sacaré a este hombre de aquí y la próxima ronda de bebidas es gratis para todos los aquí presente. — habló el administrador con nerviosismo.

— Me parece bien. — comento Katherine.

Los dos hombres se alejaron del lugar, Damian volvió la mirada hacia las mujeres.

_ Todo arreglado, damas.

— Gracias abogado Ivanov. — dijo Brittany.

— De nada.

Celeste mantenía su mirada baja, se sentía muy avergonzada, estaba borracha, frente a su jefe, no era capaz de mirarlo a Los ojos.

— Yo creo que será mejor que me vaya, no me estoy sintiendo bien. — dijo mirando a Brittany.

— Está bien, vamos a pedir un taxi.

Celeste asíntio, intento caminar hacia la mesa, pero se tambaleó hacia un lado.

— ¡Cielos! — Exclamó sintiéndose checar contra el piso, pero eso no sucedió, unas fuertes manos la sostuvieron por los hombros.

— Tenga cuidado señorita Cruz. —ella miro con nerviosismo a su jefe y asíntio.

— ¿Celeste, te sientes muy mal? — indago Brittany viéndola con preocupación.

— La verdad estoy bastante mareada.

— No creo que sea buena idea que la chica tome un taxi, sintiéndose así. — hablo por primera vez julio. — ¿Por qué no la lleva usted a su casa abogado Ivanov? — Damián miró a su amigo y lo fulminó. — Después de todo, es su jefe y un buen jefe debe de velar por la integridad de sus empleados. — Damian quiso golpearlo, podía notar el brillo burlesco en los ojos de su amigo.

Miro a las cuatro mujeres que lo miraban expectantes.

— No.. no es necesario. — hablo Celeste, Damian dirigió su mirada a ella y frunció el entrecejo al ver su rostro palido, suspiro.

— Muy bien. — hablo por fin.

Solo llevaría a la chica a su casa, ¿Qué tan malo podría ser eso?