Objeto: Enamorarte

Noah

Ese día el equipo de Plumita ganó ambos partidos, aunque el que vimos con mis ayudantes, fue más ajustado que el otro, por lo que escuchamos. 

Ese día, cuando Paloma llegó a casa, actúe como si nada, ocultando el hecho de que fui a verla. Ni mucho menos, le dije que tenía en mi celular una foto de la programación de los partidos que quedaban en los siguientes días por disputarse.

No dije nada, porque tenía un poco de vergüenza de decirle que en realidad me gustó verla en su elemento y que me divertí, pero también porque no quería sentirme presionado por si ella se hacía alguna esperanza conmigo, cuando aún no estaba seguro de nada. 

Lo único que sé, es que al verla en esa cancha y escuchar lo que algunos pensaban de ella, me hizo aún más consciente de Paloma como mujer, de lo que ya lo estaba, desde que estuvimos bromeando con las artes marciales. 

¿Qué significa eso? Aún no lo sé, así que quiero tomarme mi tiempo para dejar que esto se desarrolle. Al menos no le pondré freno, es lo único que puedo hacer por ella, la mujer que me ha amado en dos vidas. 

Al siguiente día, estoy trabajando solo, ya que ambos ayudantes se ganaron el día libre, así que cuando se acerca la hora del partido de Paloma, dejo el trabajo por un tiempo para ir a verla, esta vez sin compañía.

Ahora sé que ella es la encargada de la defensa y que por ello lleva una camiseta de otro color, haciéndola distintiva y aunque ella no salta o remata de forma llamativa, cuando defiende es el foco de atención y vítores de igual manera. Al menos a mí me lo parece. 

El equipo avanza en su campeonato y no siempre puedo ir a verla en los siguientes días, pero cuando no estoy tan ocupado, encuentro excusas para salir y correr a verla, aunque eso signifique que tengo que trabajar hasta más tarde. 

Su equipo finalmente llega a la final para el fin de semana y el día sábado voy con tiempo a verla, pero aunque lo intentan lo mejor que pueden, el otro equipo les roba la victoria. 

Veo a Paloma y al resto de su equipo con la decepción en sus caras y aunque el segundo lugar es algo muy bueno, he podido entender el enorme deseo de victoria que las motiva, en los días que llevo viniendo. 

Creo que debería hacer algo para subirle el ánimo. Pienso y decido dejarle ver finalmente que la vine a ver, por si eso le alegra, aunque pueda significar que ella se ilusione. Pero lo cierto es que prefiero eso, antes de verla triste. 

Así que la espero fuera del lugar donde se encuentran los camarines y el área del personal, para poder invitarla a comer o a algún lugar agradable. 

Pienso sobre qué decir, mientras veo a las demás chicas empezar a salir. Ellas me dan algunas miradas curiosas, pero las ignoro, esperando por Paloma. 

Ella aparece conversando con el que reconozco como el entrenador y cuando me ve, se sorprende, deteniéndose y haciendo que el entrenador mire hacia mí también. 

-Noah, ¿No me digas que viniste a verme?- pregunta, viéndose en lugar de feliz, un poco devastada. 

-¿No me invitaste?- pregunto, confuso, acercándome. 

-Nunca pensé que vendrías y menos el único día que perdimos- responde, sonando arrepentida y entiendo que hubiera preferido que viera su versión victoriosa. 

Sonrío y doy unas palmaditas a su cabeza. 

-Lo hiciste muy bien- digo sinceramente. 

-¿Bromeas?- pregunta, mirándome dudosa. 

-Claro que no- digo, decidiendo contarle que fui a ver otro de sus partidos. 

Aunque me guardaré el hecho de que los vi casi todos. 

El entrenador se aclara la garganta en ese momento, atrayendo nuestra atención. 

-Francisco, entrenador del equipo universitario de voleibol- se presenta él, tendiéndome su mano para saludar. 

-Soy Noah, arquitecto- me presento también, tomando su mano y dándome cuenta inmediatamente de que su agarre es un poco más fuerte de lo que debería ser. Lo miro a los ojos, dándome cuenta rápidamente de que este tipo está interesado en Paloma. -Y esposo de Paloma- digo por último, sonriendo con suficiencia. Eso último sorprende a ambos. Seguramente a Paloma porque nunca esperó que me presentara así y a él porque eso arruina su pequeño enamoramiento. 

-¿Es cierto?- pregunta el entrenador a Paloma, soltando mi mano y tratando de actuar normal, pero sin poder conseguirlo del todo. 

-Eso… Sí, es mi esposo- dice, recuperándose más rápido que él -No había dicho nada, porque es algo muy reciente. 

-Tus compañeras estarán molestas por no haber ido a tu matrimonio- dice y creo que el que está molesto es él. 

-Fue un matrimonio privado y algo apresurado, con sólo nuestra familia como invitados- respondo y lo que digo no está demasiado alejado de la realidad. 

-No me digas…- el entrenador mira el estómago de Paloma, quien inmediatamente se cubre, como si tuviera algo que ocultar, pero debe ser una reacción inconsciente, porque no hay ningún embarazo. 

-No, no hay ningún bebe aún- respondo, tomando la mano de Paloma- ¿Estás lista para irte?- pregunto, tomando su bolso con mi otra mano. Ella asiente. 

Me despido de él, quien se queda allí, sin moverse de su lugar y me llevo a Paloma. 

Cuando ya estamos a varios metros de él, Paloma se acerca a mí y me pregunta en voz baja. -Por qué dijiste todo eso. 

-No sé. Simplemente me cayó mal por alguna razón y quise fastidiarlo- respondo, también en voz baja. 

-Por qué lo fastidiaría el que yo estuviera casada o tuviera un bebe- pregunta, haciéndome sonreír por lo despistada que es. Supongo que el entrenador ocultó su interés lo suficientemente bien. 

-Quién sabe- respondo, sin decir nada en realidad. Ella me insiste un poco más, pero en su lugar, la invito a comer a la playa. 

-La playa queda a dos horas de distancia- me señala. 

-¿Y qué? Es sábado, vamos. 

Ella protesta, pero se nota que quiere ir, así que nos ponemos en marcha hacia allí.